Hay muchas razones objetivas y contundentes por las que Ricardo Gallardo Juárez no se pudo reelegir como alcalde de la capital. La más demoledora: se quedó sin calidad moral para arengar a las masas acríticas a que lo siguieran. Aunque no tiene siquiera el bachillerato, mostró una capacidad demoníaca, rapaz. Es un auténtico depredador. Cargó la frialdad y malicia suficiente para dañar a los potosinos sin el mínimo remordimiento. Su relevo, Xavier Nava, le contabilizó un fraude fiscal a los potosinos por mil 200 millones de pesos.
El dirigente de los comerciantes del Rebote, Juan Antonio Rodríguez Chessani, maneja 10 mil millones de pesos de saqueos impunes. Ya se le documentó que es dueño de más de mil propiedades de alta plusvalía. Entonces, queda al descubierto su auténtica meta de «gobierno»: robarse el patrimonio de los potosinos. Pareciera que se trazó la meta pueril de ganar al menos, cada día, sin importar los sucios métodos, un millón de pesos. Su voraz conducta deja atrás, a años luz, a sus símiles, Jorge Lozano, Marcelo de los Santos, Victoria Labastida y Mario García. Es una de las aristas poco analizadas del carroñero personaje. Jamás nadie imaginó que podría ganar la alcaldía de la capital. Menos varias curules locales, federales, una senaduría y distintas alcaldías, como Villa de Reyes, Ciudad Fernández y Ahualulco, entre otras.
Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió en campaña que los iba a someter al rigor de la ley, pronto se le olvidó el compromiso. Pragmático, los tiene de aliados para que le ayuden a conseguir mayoría en las iniciativas que envía al congreso federal. Incluso, ya se sabe que, coludido con el super delegado federal, Gabino Morales, el próximo dirigente de estatal Morena será el legislador federal, Ricardo Gallardo Cardona, que suplirá con la mano en la cintura al compungido Sergio Serrano. Una clara muestra del proteccionismo presidencial a los Gallardo, se manifiesta con la empresa Axioma, donde repiten los mismos vicios que antes hicieron con la clínica Wong.
El titular de la firma es un alfil de los ex ediles de Soledad, que les permitió quedarse, inmutables, con 70 millones de las endebles finanzas del Interapas. Soberbios, retadores, lo pusieron al frente de una reciente farmacia que acaban de inaugurar. Saben que los protege López Obrador, que se ha convertido en su principal mecenas. Son los saldos del pragmatismo a ultranza. El dueto de los Gallardo dista mucho de ser agotado. Son un fenómeno sociológico por antonomasia. Ya superaron con cientos de años luz al cacique huasteco Gonzalo Santos.