El contratista Gerardo Villarreal denunció que fiel a las indicaciones del alcalde de la capital, Francisco Xavier Nava Palacios de romper el silencio ante fenómenos de corrupción, le solicitó destituya del cargo al director de obras, Marco Antonio Uribe Ávila, que no tiene la probidad indispensable para desempeñar el cargo que ostenta.
El quejoso destacó que Uribe tiene en completo abandono trabajos que superan los 50 millones de pesos, con los que se podrían generar múltiples empleos para los pequeños y medianos constructores que no tienen la mínima oportunidad de ganar un concurso, ya que no están en el círculo cercano del funcionario, que adopta el criterio de ayudar sólo a los de la corriente fifí. Incluso, aseveró que Uribe alteró la ortodoxia, ya que antes las obras se entregaban a los privilegiados que palomeaba el edil en turno, ahora lo hace un subalterno.
Entre las obras que Uribe dejó tiradas sin el mínimo castigo figura la Universidad Tecnológica de Rioverde con un costo de 15 millones de pesos. En la misma ciudad, en el Parque Tangamanga, acciones por 7 millones de pesos. En la Universidad de la colonia Satélite, 17 millones de pesos. Convenios menores por 5 millones de pesos en Villa de Ramos y Salinas. En el Hospital Regional de Valles, en el área de toco cirugía, le quitaron el contrato y buscan aplicarle una fianza de 500 mil pesos. También le abrió un expediente administrativo la directora del Instituto Estatal de Infraestructura Física Educativa, Georgina Silva Barragán.
En el 2016, el director de la Secretaría de Desarrollo Urbano, Vialidades y Obras Públicas, Leopoldo Stevens, le asignó una barda en el Centro de las Artes en 10 millones de pesos por el concepto de precios alzados. Es decir, se comprometió a terminarla sin que recibiera un centavo adicional. No cumplió. Le rescinden el convenio en el 2017. Le hacen otro por 5 millones 500 mil pesos y luego uno más por 3 millones 970 mil pesos en diciembre del 2018. Uribe participó en licitaciones de la Secretaría de Salud pero alteró las cedulas profesionales de las personas que coadyuvarían. La Procuraduría General de la República y la Contraloría de la Federación le abrieron un expediente por conducta criminal.
Villarreal aseveró que en días recientes, sin licitar, Uribe Ávila le entregó más de 70 millones de pesos a los que fueron sus colaboradores cercanos en la etapa que estuvo al frente de la cámara de la construcción. Negó que no es válido argumente lo hizo ante el riesgo de que el dinero se regresara al gobierno federal. Expuso que la norma contempla como excepciones desastres naturales, asuntos de seguridad, problemas de salud, no por cuestiones de tiempo. No se justifica el pretexto ya que asumió el cargo desde octubre del 2018, lo que permitía planear con calma los procesos licitatorios. Añadió que para eludir los concursos, fraccionó una gran cantidad de obras en Tierra Blanca, en San Juan de Guadalupe.
El constructor exigió que la auditora estatal, Rocío Elizabeth Cervantes Salgado, investigue a fondo las anomalías y las difunda. Aunque sabe que Uribe tiene carácter violento, no teme a las represalias. Se supo del caso de Georgina Silva a la que Uribe le reclamó ser infidente al dar a conocer datos donde lo exhiben como irresponsable. Villarreal podría manifestarse cada martes o jueves en la unidad administrativa municipal para exigir la salida de Uribe, que también tiene fama de prepotente. Le va a copiar el estilo al notario 32, Leonel Serrato, que se montó en un banquito afuera del palacio de gobierno, para denunciar los atropellos del ex mandatario panista, Marcelo de los Santos. El próximo martes, en Cedral, le entregará al presidente Andrés Manuel López Obrador, un escrito donde le solicitará, lo respalde para combatir las corruptelas de Uribe Ávila.