Archivo de la etiqueta: gobernador de Nuevo León

es content solo

Rosa María Huerta no descarta ser alcalde de Ébano

La ex diputada local y ahora delegada del gobierno estatal en la zona media, Rosa María Huerta, indicó que la figura que representa, no se creó en la etapa del mandatario Juan Manuel Carreras. Resaltó que ya existía antes en la huasteca y altiplano. «Es un cargo necesario para atender al ciudadano que solicita apoyo. Se agilizan los trámites. La gente se ahorra tiempo y dinero por no ir a la capital».

Expuso que maneja todo tipo de solicitudes para lo que se respalda en diferentes dependencias. Las demandas más frecuentes provienen del sector educativo, donde le piden mobiliario y techos. También hay exigencias de salud.

Huerta depende en forma directa del secretario de gobierno, Alejandro Leal Tobías, al que cada semana le entrega un reporte de lo que se hace y deja de hacer y la problemática que existe en el municipio. Y de ser necesario, la comunica a Carreras.

Se describió como una persona institucional. Aunque fue secretaria y presidenta del PRI estatal, sabe deslindar las funciones políticas al trabajar en las instancias gubernamentales. “Cuando uno llega a cargos públicos se debe despojar del partido. Lo eligen para representar a todo el municipio».

Cuando arribó a Rioverde, la criticaron con fiereza, ya que es oriunda de Ébano. Sus opositores la calificaron de extranjera. “¿Cómo voy a ser migrante en mi propio estado?. Ahora soy de Rioverde. Los que estamos inmersos en la política, nos obligan a hacer un papel decoroso. Vine a trabajar, no a ser presidenta, diputada ni a ocupar espacios políticos».

Huerta indicó que no descarta la posibilidad de volver a Ébano a contender por la alcaldía. Aseguró que si juega, se lleva la victoria. Criticó al edil panista, Crispín Ordaz, que anda desatado por reelegirse. Lo acusó de ser ratero. «Si me dieran la oportunidad de participar, demostraría lo contrario». Lamentó que su tierra natal se haya convertido en un pueblo sin ley, donde todos hacen lo que se les antoja. La delincuencia prolifera y la corrupción brota. “Hace poco fui. Desde que entré parecía que estaba en la boca del lobo. Hay cantinas por un lado y otro, sin una lámpara. Me dio pena. Fue donde me dije: un día seré presidenta municipal”. Culpó a los traidores de las derrotas que ha tenido el PRI, por lo que exigió sean expulsados y no regresan.

Censuró la virtual reelección de alcaldes y los candidatos independientes. “Los tres años no son suficientes para concretar programas. No le temo a los independientes. Todos conocen su trayectoria, de dónde vienen. El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, El Bronco, fue priista. Despertó una fiebre».

 

es content solo

Juventino Sánchez sobrevivió a un levantón criminal

En septiembre de 1997, el ahora consejero del gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, el ex cronista deportivo, Juventino Sánchez Rosales, fue víctima de un levantón por parte de un grupo criminal, que lo marcaría para el resto de su vida. Entonces hacía campañas políticas en Tamaulipas para algunos candidatos del PAN. “El clima social no estaba tan complicado. Mi labor consistía en hacer señalamientos, despertar la atención de la gente con las actividades de los contrarios. Hacerles saber por qué mi candidato era mejor que los demás. Son estrategias que se hacen, no fue nada personal o algo que tuviera en contra de tal o cual aspirante. Sólo cumplí con un trabajo, que levantó. El motivo de mi secuestro pudo ser lo que hice».

«Fue un día de septiembre que nunca olvidaré y que sin duda me marcó para siempre. Ya era algo tarde y había perdido el avión de Reynosa con destino a San Luis Potosí por lo que me tuve que ir por carretera. El fin de semana prometí llevar a dos de mis sobrinas a ver un partido de fútbol al estadio Alfonso Lastras, ya que jugaban las Chivas rayadas del Guadalajara, por lo que no podía fallarles. Al llegar a San Luis Potosí, pasé por mi vehículo que había comprado. Las placas todavía estaban en uno de los asientos. Fui con mis sobrinas al partido. Más tarde me reuní con unos amigos por la avenida Himno Nacional. Salí alrededor de las once de la noche. Me dirigía hacia la diagonal. Entonces se me emparejó un auto, que me cerró el paso. Alcancé a notar que era una camioneta oscura de donde descendieron unos hombres que no me dejaron ver sus rostros. Me bajaron del coche y me subieron a su unidad de manera brusca, al asiento trasero, donde comenzaron a golpearme sin cesar con un tubo en la cabeza, piernas y en el resto del cuerpo».

«Al estar sometido, recuerdo que me hablaban con palabras altisonantes. Me decían que eso me pasaba por decir y escribir chingaderas. Fueron tantos los impactos que recibí, que no soporté más y me di por vencido. Ya no sentía nada, llegué a perder hasta tres veces el conocimiento. Les hice creer que estaba desmayado para que me dejaran de agredir, soportaba las agresiones sin hacer ningún tipo de gesto o movimiento. Todo sucedió dentro de la camioneta. Me pasearon por diversos sitios, como los puentes de Salvador Nava, pues sentí que subía y bajaba. Después de un rato decidieron tirarme atrás del periférico Antonio Rocha Cordero, por el rumbo de la Cañada del Lobo. Me dieron más patadas, pero seguí sin hacer ningún tipo de movimiento. Me creyeron muerto, pues uno de los raptores sugirió darme el tiro de gracia. Otro respondió, no hace falta, ya se lo llevó la chingada. Me arrastraron, me quitaron todas mis pertenencias y arrancaron. Al ver que se alejaban las luces de la unidad y las del vehículo Cirrus verde que me habían despojado, que recién había comprado con mucho sacrificio, intenté pararme. Los golpes que traía en todo el cuerpo me lo impidieron. Me arrastré por un rato y poco después, logré agarrarme de las ramas de un árbol que estaban cerca. Fue como medio pude pararme y caminar. Lo hice por una hora y media o más. Me guiaba por las luces de la ciudad que se veían a lo lejos. Pasaban vehículos de un lado y otro. Llegó el momento en que pude identificar el bulevar y una fábrica donde había una caseta de vigilancia. Llegué como pude. Por fortuna había un velador, que al notar el estado en que me encontraba, llamó de inmediato a un taxi para que me llevara al servicio médico. Le dije que primero quería ver a mi familia, por lo que me trasladó al domicilio que le proporcioné. Cuando estuve con los míos, me movieron en una ambulancia al Hospital de la Salud, que se ubica en avenida Industrias. Luego me di cuenta de lo grave de los golpes. Tenía las manos destrozadas, los dedos chuecos, el cuello torcido. Me tuvieron que poner varios tornillos en distintas partes del cuerpo. Mi familia denunció los hechos a las autoridades. Me interrogaron y tomaron fotos para dar fe de lo ocurrido. Nunca se recuperó el coche ni se detuvo a los responsables».

«No recuerdo cómo sucedieron algunos incidentes. Fueron muy dolorosos para mi persona y familia a la que pido una disculpa por no haberles comentado lo riesgoso que es mi trabajo. Lo hice para no preocuparlos. Sin duda fue una experiencia que marcó mi corazón y vida como un tatuaje. Me hizo valorarla y verla de otra manera. Entonces decidí ayudar y poner mi grano de arena para que todo cambiara. Crear escenarios diferentes desde cualquier trinchera en la que me encontrara. Lo hago desde entonces y lo haré el resto de mi vida. Estoy libre y vivo. Dios sabe por qué nos pone a prueba. Soy muy creyente. Lo que me pasó no fue por estar metido en negocios o con personas malas. Fue por mi desempeño en las campañas. Nunca he tenido enemigos ni me he peleado con nadie. Señalo y digo lo que debo decir. Me pueden calificar de hocicón y la verdad es que lo soy. Me convierto en el peor hocicón del mundo cuando veo muchas injusticias, cuando dañan o abusan de la gente».

«Hoy trabajo en lo mismo. He tenido la oportunidad de estar en la mayoría de las entidades del país donde he podido detectar y escuchar el sentir de la gente con respecto a la violencia e inseguridad que se vive. Los medios informativos apenas revelan el 5% de lo que en realidad sucede. Ocultan las circunstancias en las que vivimos. Es alarmante, están llenas de secuestros, levantones y delitos de todo tipo. Vamos como los cangrejos, hacia atrás cada vez más. No hay ningún individuo que no haya vivido solo o con su familia un acto criminal. La gente ya no cree en las autoridades, sospechan que los pueden afectar más que los delincuentes. El cambio lo podemos hacer todos juntos si denunciamos las injusticias o atrocidades. Las autoridades deben ganarse el respeto y la confianza de la ciudadanía al tener mejores agentes, que deben ser también excelentes personas, ya que tienen familia y derechos al igual que los demás».

«Los medios informativos, por su parte, deben comunicar lo que en realidad sucede en el país, para saber dónde estamos parados. Y como dice mi gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, entrar a la nueva independencia. Debemos buscarla donde no haya corrupción, injusticias, ni las porquerías que vivimos, donde aparecen nuevos ricos, pero también más pobres en el mundo. Tenemos que hacer un borrón y cuenta nueva, ir hacia adelante, construir lo que deje huella. A mis hijos les digo que cuando muera, no les dejaré riquezas, porque no las tengo. Provengo de una familia humilde. Lo que si les heredaré será un nombre con valor. Cuando se hable de Juventino Sánchez, será con respeto. Desde que fui secuestrado, miro todo distinto».

 

 

es content solo

Jaime Rodríguez se hizo bronco cuando vomitó al PRI

El único bronco que existe en el país se llama Jaime Rodríguez Calderón, sentencia el casi biógrafo del gobernador de Nuevo León, el ex cronista deportivo, Juventino Sánchez Rosales. Lo define como «un fenómeno. Cuando se decidió contender por la vía independiente, amarrado de pies y manos, le pidieron 3 mil firmas pero consiguó cerca de 400 mil. Fue un hecho insólito. Es un político atrevido que militó durante muchos años en varias organizaciones como el PRI donde fue dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias, con el gobierno y partido en contra. Fue diputado local, federal, alcalde de García que adoptó como suyo, pues nació en la comunidad de Pablillo, en Galeana. Cuando era candidato, Los Zetas le dijeron que renunciara. Pero se aferró, luchó contra el partido, gobierno, grupo criminal y ganó con mucha diferencia a su contrincante. En el primer día de campaña, para amedrentarlo, le secuestran a uno de sus hijos. Busca y halla al que mandaba en el pueblo. Lo confronta. Encuentra su descendiente por la noche, sin ningún daño. Como edil desaparece otra vez su muchacho y lo encuentra muerto. Lo hizo con sus propios medios. Nadie le hizo caso. Tiene una corazonada de dónde puede estar la víctima. Va y lo localiza. Trataron de aparentar que fue un accidente. Abraza el cadáver y le promete que cambiará Nuevo León y México. Le arranca un escapulario y se lo pone. Nunca se lo ha quitado. Se presume que lo liquidaron por no renunciar a sus aspiraciones políticas. Hasta la fecha se le reconoce como el mejor munícipe de la zona. La gente lo ama. Eso es Jaime Rodríguez. Un hombre creyente que le teme a Dios».

«No tiene poses, no es un producto como otros que han surgido, es natural. En Nuevo León ya se notan los cambios. Se salió del PRI porque ya estaba hasta la madre. En uno de los atentados que sufrió, pidió auxilio. Le dijeron que se lo había buscado. No soportó tantas cochinadas. Lo dice: vomitó al PRI. Antes de irse de independiente, tuvo distintas ofertas políticas. No las aceptó porque ya no militará en ningún partido. La marca bronco no es un partido, es un hombre. Cuando anduvo en campaña le dijeron que estaba loco. Pero demostró con más de un millón de votos que es un ser cuerdo. Lo hizo sin dinero ni medios informativos. El cheque entregado por el organismo electoral lo regresó. Sostiene que es inmoral gastar los recursos en proselitismo. Es mejor usar el dinero para hacer obras. Se levanta a las 6 de la mañana y asea a Tornado, su caballo preferido, al que cepilla y monta. Vive en un departamento cerca del palacio. A veces camina o se va en una moto Italika que compró en abonos. En ocasiones come tortas o tacos. Es Jaime Rodríguez, no le gusta que le llamen gobernador. Exige le digan pinche bronco. Se toma fotos con la raza. Su esposa Adalina Teresa Martínez Dávalos es también una extraordinaria persona. Lo puedes mirar en la cama con sus hijos. Cuando está en el rancho, le echa agua al baño. La gente que lo ayuda lo quiere mucho. No es un hombre rico ni aspira a serlo. No vive con lujos. Es ingeniero agrónomo. Su negocio por más de 35 años fue cultivar plantas de ornato. Lo que tiene es por su trabajo. Le inventan que posee ranchos, lo que no es cierto. Y lo demuestra».

«Desde la campaña publicó su número celular en espectaculares para que le llamaran. Todo mundo lo puede buscar. A lo mejor no contesta al momento, pero lo hace cuando tiene tiempo, incluso los watshap. Le dice a la gente que le marquen a los funcionarios. En caso de no atenderlos, le digan, para chingarlos. Ha cumplido, ya corrió a varios. Apenas duerme cuatro horas, a veces menos. Es un personaje muy trabajador. Viene de abajo, de una cuna muy humilde. Conoció la luz eléctrica a los 15 años. Tampoco tenía televisión. Su padre hizo un gran esfuerzo para sacarlos adelante. La mayoría de sus hermanos son profesionistas. Ahora como mandatario, busca que todos vivan mejor. Es un fanático del facebook y que la ciudadanía se comunique a través del internet. No como las 100 computadoras que llevan a las escuelas pero no tienen luz. Es un experto en comunicación. Inteligente, atrevido, no lo detiene nada, con una historia verdadera, no inventada para poder vender. Su mamá se enojaba porque le decían bronco. Ahora la conocen como la madre del bronco. La gente no se puede dejar engañar con mentiras. Jaime Rodríguez no es pose, no tiene doble cara. Hizo una campaña política ciudadana, desde los zapatos y gusto de sus simpatizantes. La ciudadanía ya está hasta la madre, busca le digan lo que no entiende, porque quiere cambiar, despertar. Entiende cuando le hablan en su idioma y escucha lo que le interesa. Están cansados de cifras, de cuántas banquetas o luminarias se pondrán. Buscan que les hablen al corazón, los apapachen, les den una palmadita. Los políticos deben entender que llegaron a la silla gracias a los votantes. Pero el rol cambió. Lo primero que hacen es poner un escritorio y cerrar las puertas. En la campaña son otros, limpian mocos, acarician viejitos. Se toman la foto con libreros atrás y las mangas arremangadas para que digan que son trabajadores».

«No captan que el domingo de las elecciones, cargan una solicitud para que la sociedad diga si los acepta o no. En Nuevo León usó, entre otros, el lema si ya estás hasta el tronco, vota por el Bronco. También se dijo: no damos despensas, te damos tu libertad. ¿Se puede olvidar algo tan sencillo?. Es la nueva forma de comunicarse. Se le debe al equipo de Memo Rentería, un habitante de Baja California, osado, hocicón. Somos iguales de cabrones. No nos callamos. Implementó una nueva forma de hacer mensajes en México y otras partes del mundo. Se vinculó con Rodríguez a través de la empresa Memociones, que pertenece al mejor mercadólogo político de América Latina. Después de hacer muchas campañas en otras partes del mundo, trabajamos en la del presidente de Estados Unidos, Barak Obama. Manejamos algo para los grupos latinos, sobre el muro. Fue como nos tocó vincularnos al bronco. Nos sumamos antes de que decidiera participar como independiente. Siempre me ha gustado la política, me apasiona. Ahora que tengo la oportunidad de ayudar, estoy presente. No me inicié con Jaime Rodríguez. Estuve en varios estados y partidos. Saben de mí por la tremenda noticia del bronco. Nunca me he ido de San Luis, voy y vengo. Aquí viven mis hijos, padres y hermanos. Es dónde me quiero morir». Rosales negó que su jefe haya ganado por el respaldo de la elite financiera del norte. «Ni por abajo, encima ni ningún lado de la mesa le dieron algo. No le dispararon ni un six de cerveza. Se pueden colgar lo que quieran, pero a Jaime Rodríguez lo impulsó la gente, es la que cooperó. En la campaña no se regaló una bandera, pin, desayuno o taco. Las baderolas eran una sábanas partidas en cuatro que hizo un serigrafista con un palo de escoba»… continúa (tomado de la versión impresa, JUNIO 2016)