En septiembre de 1997, el ahora consejero del gobernador de Nuevo Le贸n, Jaime Rodr铆guez Calder贸n 鈥淓l Bronco鈥, el ex cronista deportivo, Juventino S谩nchez Rosales, fue v铆ctima de un levant贸n por parte de un grupo criminal, que lo marcar铆a para el resto de su vida. Entonces hac铆a campa帽as pol铆ticas en Tamaulipas para algunos candidatos del PAN. 鈥淓l clima social no estaba tan complicado. Mi labor consist铆a en hacer se帽alamientos, despertar la atenci贸n de la gente con las actividades de los contrarios. Hacerles saber por qu茅 mi candidato era mejor que los dem谩s. Son estrategias que se hacen, no fue nada personal o algo que tuviera en contra de tal o cual aspirante. S贸lo cumpl铆 con un trabajo, que levant贸. El motivo de mi secuestro pudo ser lo que hice禄.
芦Fue un d铆a de septiembre que nunca olvidar茅 y que sin duda me marc贸 para siempre. Ya era algo tarde y hab铆a perdido el avi贸n de Reynosa con destino a San Luis Potos铆 por lo que me tuve que ir por carretera. El fin de semana promet铆 llevar a dos de mis sobrinas a ver un partido de f煤tbol al estadio Alfonso Lastras, ya que jugaban las Chivas rayadas del Guadalajara, por lo que no pod铆a fallarles. Al llegar a San Luis Potos铆, pas茅 por mi veh铆culo que hab铆a comprado. Las placas todav铆a estaban en uno de los asientos. Fui con mis sobrinas al partido. M谩s tarde me reun铆 con unos amigos por la avenida Himno Nacional. Sal铆 alrededor de las once de la noche. Me dirig铆a hacia la diagonal. Entonces se me emparej贸 un auto, que me cerr贸 el paso. Alcanc茅 a notar que era una camioneta oscura de donde descendieron unos hombres que no me dejaron ver sus rostros. Me bajaron del coche y me subieron a su unidad de manera brusca, al asiento trasero, donde comenzaron a golpearme sin cesar con un tubo en la cabeza, piernas y en el resto del cuerpo禄.
芦Al estar sometido, recuerdo que me hablaban con palabras altisonantes. Me dec铆an que eso me pasaba por decir y escribir chingaderas. Fueron tantos los impactos que recib铆, que no soport茅 m谩s y me di por vencido. Ya no sent铆a nada, llegu茅 a perder hasta tres veces el conocimiento. Les hice creer que estaba desmayado para que me dejaran de agredir, soportaba las agresiones sin hacer ning煤n tipo de gesto o movimiento. Todo sucedi贸 dentro de la camioneta. Me pasearon por diversos sitios, como los puentes de Salvador Nava, pues sent铆 que sub铆a y bajaba. Despu茅s de un rato decidieron tirarme atr谩s del perif茅rico Antonio Rocha Cordero, por el rumbo de la Ca帽ada del Lobo. Me dieron m谩s patadas, pero segu铆 sin hacer ning煤n tipo de movimiento. Me creyeron muerto, pues uno de los raptores sugiri贸 darme el tiro de gracia. Otro respondi贸, no hace falta, ya se lo llev贸 la chingada. Me arrastraron, me quitaron todas mis pertenencias y arrancaron. Al ver que se alejaban las luces de la unidad y las del veh铆culo Cirrus verde que me hab铆an despojado, que reci茅n hab铆a comprado con mucho sacrificio, intent茅 pararme. Los golpes que tra铆a en todo el cuerpo me lo impidieron. Me arrastr茅 por un rato y poco despu茅s, logr茅 agarrarme de las ramas de un 谩rbol que estaban cerca. Fue como medio pude pararme y caminar. Lo hice por una hora y media o m谩s. Me guiaba por las luces de la ciudad que se ve铆an a lo lejos. Pasaban veh铆culos de un lado y otro. Lleg贸 el momento en que pude identificar el bulevar y una f谩brica donde hab铆a una caseta de vigilancia. Llegu茅 como pude. Por fortuna hab铆a un velador, que al notar el estado en que me encontraba, llam贸 de inmediato a un taxi para que me llevara al servicio m茅dico. Le dije que primero quer铆a ver a mi familia, por lo que me traslad贸 al domicilio que le proporcion茅. Cuando estuve con los m铆os, me movieron en una ambulancia al Hospital de la Salud, que se ubica en avenida Industrias. Luego me di cuenta de lo grave de los golpes. Ten铆a las manos destrozadas, los dedos chuecos, el cuello torcido. Me tuvieron que poner varios tornillos en distintas partes del cuerpo. Mi familia denunci贸 los hechos a las autoridades. Me interrogaron y tomaron fotos para dar fe de lo ocurrido. Nunca se recuper贸 el coche ni se detuvo a los responsables禄.
芦No recuerdo c贸mo sucedieron algunos incidentes. Fueron muy dolorosos para mi persona y familia a la que pido una disculpa por no haberles comentado lo riesgoso que es mi trabajo. Lo hice para no preocuparlos. Sin duda fue una experiencia que marc贸 mi coraz贸n y vida como un tatuaje. Me hizo valorarla y verla de otra manera. Entonces decid铆 ayudar y poner mi grano de arena para que todo cambiara. Crear escenarios diferentes desde cualquier trinchera en la que me encontrara. Lo hago desde entonces y lo har茅 el resto de mi vida. Estoy libre y vivo. Dios sabe por qu茅 nos pone a prueba. Soy muy creyente. Lo que me pas贸 no fue por estar metido en negocios o con personas malas. Fue por mi desempe帽o en las campa帽as. Nunca he tenido enemigos ni me he peleado con nadie. Se帽alo y digo lo que debo decir. Me pueden calificar de hocic贸n y la verdad es que lo soy. Me convierto en el peor hocic贸n del mundo cuando veo muchas injusticias, cuando da帽an o abusan de la gente禄.
芦Hoy trabajo en lo mismo. He tenido la oportunidad de estar en la mayor铆a de las entidades del pa铆s donde he podido detectar y escuchar el sentir de la gente con respecto a la violencia e inseguridad que se vive. Los medios informativos apenas revelan el 5% de lo que en realidad sucede. Ocultan las circunstancias en las que vivimos. Es alarmante, est谩n llenas de secuestros, levantones y delitos de todo tipo. Vamos como los cangrejos, hacia atr谩s cada vez m谩s. No hay ning煤n individuo que no haya vivido solo o con su familia un acto criminal. La gente ya no cree en las autoridades, sospechan que los pueden afectar m谩s que los delincuentes. El cambio lo podemos hacer todos juntos si denunciamos las injusticias o atrocidades. Las autoridades deben ganarse el respeto y la confianza de la ciudadan铆a al tener mejores agentes, que deben ser tambi茅n excelentes personas, ya que tienen familia y derechos al igual que los dem谩s禄.
芦Los medios informativos, por su parte, deben comunicar lo que en realidad sucede en el pa铆s, para saber d贸nde estamos parados. Y como dice mi gobernador de Nuevo Le贸n, Jaime Rodr铆guez Calder贸n, entrar a la nueva independencia. Debemos buscarla donde no haya corrupci贸n, injusticias, ni las porquer铆as que vivimos, donde aparecen nuevos ricos, pero tambi茅n m谩s pobres en el mundo. Tenemos que hacer un borr贸n y cuenta nueva, ir hacia adelante, construir lo que deje huella. A mis hijos les digo que cuando muera, no les dejar茅 riquezas, porque no las tengo. Provengo de una familia humilde. Lo que si les heredar茅 ser谩 un nombre con valor. Cuando se hable de Juventino S谩nchez, ser谩 con respeto. Desde que fui secuestrado, miro todo distinto禄.