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El museo del ferrocarril exhibe una muestra de La Lotería, realizada por artistas de varias partes del mundo

El juego de azar la lotería se puede considerar el de mayor arraigo en la cultura mexicana, debido a que durante generaciones ha divertido y reunido a las familias mexicanas en el furor y algarabía que produce cuando alguien levanta la mano y grita “¡lotería, buenas o bingo!”, en señal de haber ganado la partida. Ante el fenómeno colectivo de antaño, un grupo de artistas mexicanos y extranjeros buscaron la forma de inmiscuirse en el tema. Lograron instalar una muestra en el museo del ferrocarril de las 54 piezas que conforman el histórico entretenimiento y reinterpretar el contenido de cada carta desde un punto de vista contemporáneo, según la estética del autor.

El objetivo de lograr exhibiciones en distintas partes nace del artista oriundo de Jalisco, José Parra, en el 2014. Se originó cuando observa el “Retrato de un hombre moderno”, donde se mira un hombre con chistera y un monóculo. Después de debatir con un grupo de amigos acerca del parecido del personaje con El Catrín de la lotería, se generó la inquietud de crear una comitiva internacional, cultural, que ayudara a interpretar cada personaje. Para darle fuerza, se unió al proyecto la artista Patricia Montelongo. Suman al colectivo Black Coffe y al francés “Libellule”. Con autores de todo el mundo propiciaron las condiciones para un intercambio más fructífero.

En la muestra que se exhibe en la capital de la “Lotería Mexicana” participan 17 artistas mexicanos y 19 extranjeros de distintos países como Rusia, Francia, Italia, Serbia, Eslovaquia, Cuba, Alemania, Japón, Chile, España y Estados Unidos. El grupo de artistas acordó que las 54 piezas se asignarían de forma aleatoria. Si alguien elegía representar dos temas, una sería por elección propia y otra a la suerte. Se acordó que cada pieza tendría la misma medida de 70X50 centímetros. Era la medida en que se plasmó el “Retrato de un hombre moderno”, lo que daría mayor uniformidad y logística a las piezas.

José Parra señaló que el significado de las cartas sería a partir de personaje. Buscaron jugar con el cromatismo y trataron de combinar otros elementos. También se debería señalar en alguna parte de la figura, el nombre y número de la carta. Intercambiaron impresiones con artistas latinoamericanos y europeos. Entonces se dieron cuenta de que el juego no era muy conocido, por lo que se optó explicarlo como si fuera un bingo ilustrado, lo que gustó mucho. “La lotería no llegó a varias partes del mundo. Lo contrario pasó con el juego de La Oca. El de las serpientes y escaleras es popular en la India”.00

Sobre el origen, Parra reveló que existen pocos datos. Algunos indicios destacan que puedo haber nacido en las ferias renacentistas de Italia para después pasar a España y México. “En España y en Italia se perdió a través del tiempo. En cambio en México, se arraigó por las impresiones masivas que hizo el empresario Clemente Jacques, que dejó de lado las láminas y optó por las de cartón. Seleccionó las 54 cartas, tal vez por economía. Pero existen regiones en México donde llegó a tener hasta 100 figuras”.

Parra explicó que la exposición donde se reúne a artistas de distintos países, genera una gran oportunidad para observar las distintas ópticas de los personajes. “Nosotros ya tenemos un concepto. Pero había que buscar otras interpretaciones al poder extraer los elementos y reproducirlos de manera distinta de acuerdo al lenguaje autóctono. Todos los autores tienen un estilo de lenguaje muy particular, lo que permite adaptar distintos temas y elementos de su discurso. Es lo interesante”.

Agregó que los enfoques cambian debido a que el mexicano ya identifica el juego mientras en el extranjero, en muchas de las ocasiones, es la primera vez que lo conocían. “En su escenario trataron de hacer un homenaje a lo que consideraban mexicano. Se pueden ver cartas muy interesantes como El Catrín. La dibujó un artista serbio, que al fondo la ilustró con las pirámides. En el caso del sol, lo interpretó Tomasz Kopera, del Reino Unido. Usa la imagen del astro con la figura central de la piedra del sol, algo muy realista”. Se aludió a la cultura mexicana de manera respetuosa, como el caso de la bandera, hecha por el español Carlos Diez Bustos. Actuó de manera digna y elegante, ante un reto difícil.

Otra de las cartas donde se unen las culturas se dio con El Melón, pintado por el artista alemán Siegfried Zademack. Ilustra al fruto con un sombrero en la parte superior, debido a que en Francia y Alemania significa sombrero. Parra destacó que otras cartas se interpretaron de forma libre en su contenido y cromatismo, como La Maceta, hecha por la mexicana Patricia Sánchez Saiffe, que en sus trazos envuelve a una mujer en una enredadera. Lo mismo ocurre con la figura de La Chalupa donde plasma a una fémina que flota sobre el agua.

Parra señaló que levantó controversia la carta de El Negrito. “Como la exposición se planea llevar a Europa, no se encontraba la forma correcta en lo político para interpretarla a otros idiomas, ya que es un tema sensible en diversos países. Buscamos opciones para conservar las formas y se decidió cambiarla por la imagen del luchador, la cual refleja muy bien nuestra cultura”.

A Parra se le asignó la carta de El Músico. La rescata a través de distintas versiones donde expone a un artesano. No es un músico, es un compositor que recibe la inspiración. Indicó que la lotería es un juego arraigado a la cultura. Es popular debido a que se juega de manera colectiva, lo que da oportunidad al convivio. Incluso evoluciona con distintas dinámicas, como la conocida lotería de “shots”. Resaltó que es difícil se extinga, pese a los juegos tecnológicos que crecen a diario. Indicó que puede cambiar en su forma, nunca en el fondo. Usar la tecnología para romper paradigmas. “Se rescató el color y estética. La mejor manera para representar el juego”.

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Cárcel a los políticos que no cumplan promesas de campaña

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                                                 Chalita. Ya basta

La Confederación Patronal de la República Mexicana local hará una propuesta ante el poder legislativo para castigar con cárcel a todos los políticos que una vez ganadas las elecciones, no cumplan lo prometido en campaña, dijo el presidente del organismo empresarial en San Luis Potosí, Jaime Chalita Zarur. Exigió a la clase política mayor honestidad para que el país salga adelante. Expuso que habrá de señalar los desaciertos de quienes gobiernan el país, pero también propuestas de beneficio social. Puso de ejemplo como falta de honestidad, los recursos económicos que se bajan de organismos internacionales para engordar la burocracia que crece. El dinero no llega a los ciudadanos que lo necesitan. El gobierno los mantiene como reos electorales con una despensa. Dijo que los potosinos no son limosneros ni necesitan mesías modernos ni super populistas, solo fuentes de empleo bien remuneradas.

Anunció que la Coparmex no será más comparsa de nadie. Ya dio muestras de su nueva postura. No firmó el acuerdo de austeridad que se hizo en Los Pinos, tampoco asistió a la inauguración del libramiento poniente en la capital que hizo el presidente Enrique Peña Nieto, que se gastó en tres giras al estado entre 8 y 9 millones de pesos que deberían canalizarse a aminorar la pobreza. Dijo que México es un país donde la miseria es funcional. Lo comparó con Corea del Sur, Corea del Norte o Alemania en la etapa que fueron devastadas por la guerra. Ahora Corea del Sur produce el 12% de su producto interno bruto, Japón el 6%, China un porcentaje similar, mientras México en sus mejores tiempos alcanzó el 2.5% y sigue a la baja.

Otros males que se padecen son los huecos en las leyes que a propósito dejan los legisladores. Los aprovechan funcionarios para irse impunes, como el ex gobernador Fernando Toranzo. Pueden cometer delitos y sólo se les castiga con el cobro de una cantidad mínima de lo que desviaron. Jaime Chalita señaló que en la Coparmex existe una filosofía que consiste en tener empresas socialmente responsables. “Hemos decidido dejar de ser personas que solo ven pasar los acontecimientos políticos y sociales, queremos ser actores de nuestro propio destino». Expuso que algunos sectores empresariales solo asisten a aplaudir. Aludió a las dos últimas semanas de diciembre, cuando los mexicanos padecieron la falta de gasolina y luego el aumento a los precios de los hidrocarburos. La república había caído en la ingobernabilidad en 10 estados, lo que preocupó a Peña Nieto. Entonces convocó a los actores de la productividad, como sindicatos y grupos empresariales. La Coparmex no firmó el pacto de austeridad ya que sólo buscaron los reflectores y que la gente tuviera cierta calma. El mensaje fue muy claro: lo que se anhela es que México trabaje y no caiga en el populismo. Un país que crezca, con oportunidades para todos, no ser limosneros.

Chalita citó a la doctora Verónica Villaresti, investigadora de la facultad de economía de la Universidad Nacional Autónoma de México que decía que en el país la pobreza es funcional, porque le conviene al gobierno tener pobres, sujetos a ayudas de organismos internacionales, por lo que reciben muchos millones de pesos, que son absorbidos por la burocracia. A los marginales no les llegan recursos para mantenerlos como clientes electorales. «Es un fenómeno que ya no puede seguir si buscamos ser protagonistas».

Puntualizó que la Coparmex levantó la voz y mano para decir que busca componer al país. Un ejemplo fue no asistir a la inauguración del Libramiento Poniente por parte del presidente de la república Enrique Peña Nieto el 27 de febrero del año en curso. «Fue un acto de congruencia y para que se note que el presidente no cumple ni siquiera firmando sus promesas. Hay como 50 compromisos que signó en San Luis Potosí y no ha saldado ni la mitad. No fuimso para protestar y decirle que que tenemos la razón. Sus visitas oscilan en los 8 y 9 millones con toda la logística, filtros de seguridad, camiones y camionetas que transportan toldos y sistemas de sonido».

Explicó que la movilidad del avión presidencial y helicópteros cuestan mucho dinero. Las tres visitas del presidente al estado se pudieron ahorrar para el mantenimiento de carreteras, sistema educativo, mejorar el sistema de salud y exigir se transparente la rendición de cuentas. Sostuvo que se vive en San Luis una competencia para ser más populista, ya que hay regalos por todos lados. Pero se le niega la oportunidad a la gente del altiplano para crecer. Les entregan despensas que se traducen en limosnas electorales, que antes entregaban en tiempos de comicios, hoy sucede cada mes. «No somos pepenadores ni necesitamos mesías modernos super populistas. Se requieren fuentes de empleo remuneradas o micro empresarios que luego se hagan grandes empresarios”… continúa (tomado de la versión impresa, abril 2017)