Mientras no se cuente con una vacuna efectiva, masiva, compatible con todo el mundo, el coronavirus afectará a la gente hasta el 2022. El tiempo estimado para contar con una vacuna efectiva tardará entre 12 y 18 meses, por lo que la humanidad tendrá que aprender a convivir con el intruso. Además se deben tomar mayores medidas de cuidado en las épocas de otoño e invierno, donde los cambios de temperatura descienden, lo que provoca males respiratorios y la curva de casos por covid-19 podría aumentar de nuevo. El profesor e investigador de la facultad de medicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Andreu Comas García, a través del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, habló acerca de las epidemias y matemáticas desde un punto de vista médico. Recalcó que una de las formas de tener orden y combatirlas de mejor manera, es con una política pública federal homogénea, ya que no existe “un eje rector que lleve la batuta. Hay mensajes contradictorios de la cabeza del país, por lo que la gente deja de creer en el problema y su existencia. Todo se empieza a volver un caos. Hay estados que se han sobrepuesto, como Jalisco, Guanajuato, León y Aguascalientes. Pero hay otros que no han podido”.
Expuso que comenzó a entender mejor los brotes del virus por medio de las matemáticas. “Existen tres definiciones que nos explican lo que son las epidemias. La primera, cuando se tienen más casos de los esperados de una enfermedad en particular. Se presenta en un tiempo específico y un lugar determinado, por lo que se requiere contar con un estimado de cuántos habrá en la primera semana. Para lograrlo hay que contar con un sistema de vigilancia robusto, continuo y obtener datos más certeros. La segunda alude a cambios rápidos que no son lineales en la cantidad de infectados como en el tamaño poblacional viral, lo que permite calcular el número de infectados como las detecciones de agentes. La tercera habla de cuando un agente infeccioso y un hospedero susceptible están presentes en un número adecuado de ambos y el agente puede ser transportado por el hospedero. Se relaciona con los modelos que buscan predecir cómo es la epidemia. Cuando entré al Instituto de Salud Pública se burlaban de los epidemiólogos. Nos decían: si quieren ganar un premio nobel, no estudien epidemiologia. El tercer concepto lo logró en nuestra rama”.
Comas precisó que las epidemias se darán mientras el ser humano rompa las barreras e invada el hábitat salvaje. “Inicia desde que se aumenta la virulencia. Es decir, crece el grado de enfermedad al incrementarse la cantidad de patógenos en un lugar. En Tabasco llueve la mayor parte del año por lo que se pueden detectar mayor número de casos de influenza, ya que crece el número de ciudadanos. Otro indicio se da al introducir un agente a un lugar donde nunca había estado. El coronavirus es un gran ejemplo, jamás se había expuesto y ahora está en el ser humano. Lo mismo pasó con el zica. Una variante más se da cuando aumenta la forma o ruta de transmisión. Es el gran miedo que se le tiene a la influenza aviar, que se transmite de ave a persona. Sin embargo, mientras no ocurra, podemos seguir tranquilos. Hay que considerar lo susceptible del hospedero. Es decir, que resulten más jóvenes o ancianos y que sea un patógeno que antes no hubiera causado algo, pero ahora con la inmunodeficiencia, se afecta al patógeno. Y por último, debido al incremento en la exposición del hospedero o introducir nuevas rutas de entradas”.
Comas citó las cuatro fases de la pandemia. Una, el problema es casuístico, se tienen pocos casos, al azar y la transmisión persona a persona es poca efectiva. “No se pueden analizar los datos ni sacar proyecciones, ya que hay mucho ruido. El segundo es el crecimiento exponencial. Se da como los trenes, cuando agarran gran velocidad. La tercera, se satura de infectados el sistema, ya no hay más receptores, se agota el ciclo. Pueden ocurrir dos escenarios, que desaparezca o no. Ahora existen dos formas de clasificar a las personas, susceptibles o al existir inmunidad parcial. Cuando alguien está infectado y llega a una comunidad que nunca había estado expuesta al patógeno, es susceptible y puede infectar a otras tres que serían considerados casos secundarios, que a su vez alcanzan a otras tres gentes catalogadas como terciarios. Es cuando se consideran casos de transmisión local. Mientras ocurre el duplicado, el intervalo nos permite calcular la velocidad que tiene. Por ejemplo, en el caso de la influenza se tiene un R0 o densidad química entre 1.2 a 1.6. La hepatitis c anda en un 2, el VIH y el Sars entre 3 y 4. Las paperas en el 10. El sarampión, que se ubica entre los más contagiosos, 16 a 18. El más rápido es el rotavirus, que causa diarreas, depende mucho del sistema de salud y la pobreza del país, se mueve del 17 a 21”.
El epidemiólogo aseguró que existen modelos que ayudan a las tendencias y cambios de una epidemia. Comenzaron a funcionar del siglo 18 al 20 cuando Ross Kermack y Mc Kendrik diseñaron el arquetipo Sir para la malaria. Arrojó que la gente está bien mezclada, todos somos igual de susceptibles. Al momento que alguien se expone ante un infectado, al instante se daña. “Trabajo con matemáticos y estadísticos que hacen las ecuaciones diferenciales. Mi función es encontrar la parametrización, es decir, qué valores meterle a las ecuaciones y encontrar la lógica de los resultados. Puedo calcular la incidencia, la tasa en la cual los susceptibles se vuelven infectados, entre el tamaño poblacional”.
“Los modelos se han vuelto más complejos, ya que incluyen los periodos de incubación, edad, grupo social, vectores, patógenos y todo lo que nos ayuda a moldear la situación que nos interesa. El concepto Sir incluye el periodo de lactancia. Es decir, desde el momento en que alguien se infecta y se vuelve infeccioso. El punto es clave porque ajustarlo nos servirá para actuar con mayor exactitud sobre cómo actuará la epidemia. Es importante saber cuándo será infeccioso. No es lo mismo cargar la influenza de 4 a 8 días, sin tomar medicamentos a tener el coronavirus. Hay pacientes que lo mínimo, traen el virus 12 días y un máximo de 6 semanas”.
Comas destacó que las políticas de vacunación protegen a niños y ancianos en México. Pero no han sido suficientes, ya que incide la movilidad de la gente, lo susceptible al virus y el porcentaje de asintomáticos. Estados Unidos entendió mejor el problema y optaron proteger a todos para que disminuyan las transmisiones de enfermedades y las epidemias se reduzcan. “Al moderarla, se puede tener un mayor entendimiento de los mecanismos ecológicos, interpretar las tendencias, cambios, identificar los determinantes claves de los brotes y detectar comportamientos inusuales o anormales. Hay que analizar el escenario con el que podemos saber qué sirve o no vale la pena”.
“Conocer la velocidad de la epidemia, detectar también los parámetros característicos, según el virus predominante y diseñar experimentos. Si todo se detecta a tiempo y se comprende cómo funciona, podríamos tomar mejores medidas y no suceda lo que pasó en España e Italia con el coronavirus. En México, se pronosticó llegar al pico alto de la epidemia el 7 de mayo. Pero los números de casos diarios cayeron muy rápido. Otro modelo marcó finales de mayo o principios de junio. Las proyecciones no resultaron como se esperaban. Era imposible en términos biológicos que se redujeran los casos en pocos días, debido a que los picos de la epidemia en otros países habían durado hasta cuatro semanas”.
“La velocidad de crecimiento del virus en promedio fue del 2 al 6%, según la fase. En el caso, parecía que la epidemia hubiera chocado contra la pared. Cayó el 1 y 1.5% diario. No hay países que no tengan curvas con simetrías negativas. La epidemia nos dio curvas con asimetrías positivas, lo normal es que tarda mucho en bajar. El tema nos resultó poco creíble y si resulta, seríamos el único país en todo el planeta que consiguió frenar la epidemia. No es el caso, si analizamos el motivo de la caída, pudiera haberse presentado porque la gente tiene miedo de hacerse las pruebas, por el costo y los van a encerrar. El 40% de los resultados provienen de México, donde ya está infectado casi el 30% de la gente. Están saturados, basta mirar las ocupaciones hospitalarias que tienen por covid, están en el 75% de sus capacidades”.
“Los crematorios han pedido extender los horarios porque trabajan al máximo. Construyeron un hospital covid en el autódromo Hermano Rodríguez. Los contagios pudieron ser el motivo de que se acabaran las pruebas diagnósticas, lo que provocó la caída en el volumen de nuevos casos. Otra causa podría ser que los datos no se comporten como deben de ser debido a la baja tasa de muestreo, lo que hace menos real el comportamiento de lo que vemos. Las políticas públicas se van a establecer en base a datos ficticios. Las intervenciones no serán correctas. Tampoco se suben de manera adecuada los datos a la plataforma o que no funciona el sistema Centinela”.
“Fue diseñado para enfermedades donde se conoce algo de la epidemiología como la influenza pero no está hecho para enfermedades nuevas cuyo comportamiento no se conoce, como es el coronavirus, ya que se tienen que extrapolar los datos como si se hiciera una encuesta de salud o del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. No se pueden traspolar datos de un comportamiento desconocido. “Los números de infecciones por covid que nos ofrecen todas las noches, el 40% vienen de la ciudad de México, pero la curva no representa a todo el país, son informes que se tienen que analizar por estado”.
“El cálculo del modelo Centinela, para el caso del coronavirus, no funciona porque no conocemos el cuadro clínico. En los primeros 40 casos que se presentaron en San Luis Potosí, cada uno tenía diferente fisonomía. El muestreo probabilístico tampoco funciona porque las muestras son heterogéneas y los pacientes no cumplen con la definición. Unos presentan diarrea, otros dolores abdominales, alteraciones del estado de conciencia o un leve escurrimiento nasal. En un inicio solo hacíamos muestras de personas que solo cumplían con la teoría. La tasa de efectividad estaba por los suelos. En el momento que nos abrimos a síntomas respiratorios y gastrointestinales, de tener un 5% de detección pasamos al 30%”.
Comas subrayó que México hace menos pruebas que el resto del mundo. Es un hecho clave para conocer el tamaño del impacto de la epidemia y poder mejorar las políticas que ayuden a combatir la enfermedad. Entre más análisis se efectúen habrá mejores resultados. “El regreso a actividades que se estipuló para el 1 de junio va a depender mucho de las situaciones que se vivan en cada estado. Es claro que debemos volver a nuestra vida diaria, pero mientras no haya una vacuna efectiva, la existencia será difícil y muy alejada de la normalidad. Se tendrán que instalar filtros en escuelas, empresas y demás trabajos, vivir pegados al cubre bocas de tela como lo hacen en Asia”.
“Dejar de ser abrazadores, de compartir comida, agua y empezar a cambiar los espacios en las escuelas. En lugar de tener 60 a 80 alumnos en salones pequeños, se amplíe el lugar o reduzca el número de estudiantes. Hay que hacer cambios en cada entidad o los brotes volverán de manera masiva. El uso las pruebas rápidas, además de disminuir la dependencia de los análisis moleculares que son más caros y laboriosos, necesitan personal capacitado. Las pruebas ayudan a detectar el virus en una persona, además de conocer los anticuerpos. Es poco probable que las tengamos para aplicarlas. Dijeron que las había autorizado una agencia regulatoria, pero al final las detuvieron”.
“La Comisión Federal para la Protección contra los Riesgos Sanitarios hace las validaciones, pero la burocracia está muy lenta. También hay que lidiar con la sobre oferta de pruebas rápidas que se han detectado a la venta y resultan apócrifas. España llegó a comprar más de 100 mil que no sirvieron. Es importante que los comités expertos las evalúen con pequeños ensayos clínicos”. Comas añadió que la pandemia actual aqueja a toda la humanidad, “nos tiene que unir y no dividir. Hay que dejar de lado las banderas y colores y actuar por el bien común para salir adelante lo más pronto posible. Hay obligaciones que le tocan al gobierno, pero en su mayoría nos corresponde a nosotros seguir las medidas de seguridad, ser responsables de nuestra salud. Si nos sentimos mal, acudir al medico y de resultar enfermos, quedarnos en casa. No podemos pedir ni exigir lo que nosotros mismos no podemos dar”.