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Cae el maximato Sánchez Unzueta, lo releva su alumno más avanzado, Ricardo Gallardo Cardona

Acusado de ganar con fraude la gubernatura, el boyante vendedor de pollos, Ricardo Gallardo Cardona, enterró inexorable a su patrocinador político, el maximato local, Horacio Sánchez Unzueta, que se mantuvo vigente los últimos 30 años. Con un cacicazgo de 12 años a cuestas, tejido en la alcaldía de Soledad, junto con su padre, Ricardo Gallardo Juárez, lograron nuevas alianzas que los proyectaron al sospechoso triunfo. Impunes, inician una etapa promisoria, gracias al ostensible pacto que sellaron con el presidente Andrés Manuel López Obrador y el mandatario Juan Manuel Carreras, que jugó de manera simultánea con tres candidatos, el panista Octavio Pedroza y la de Morena, Mónica Rangel, para al final torcer por el ex diputado federal, cuyo padre lo amenazó de muerte si se atrevía hacerles una jugarreta por tercera vez. Como en los tiempos dorados donde se impusieron con terror y sangre, volvieron a repetir sin ataduras, el esquema de violencia, relleno de urnas, compra de funcionarios de casilla y la estructura de los partidos pequeños que se volvieron cómplices. La fórmula que sintetiza el fenómeno plantea que cae un tirano y lo releva su alumno más avanzado.

El binomio integrado por los otrora comerciantes polleros de Soledad, Ricardo Gallardo Juárez y Ricardo Gallardo Cardona, se gestó y creció en términos exponenciales, gracias al cobijo, asesoría y financiamiento del cismático ex gobernador, Fernando Toranzo, pero en mayor medida por el maximato local, Horacio Sánchez Unzueta, que los utilizó como ariete político para combatir los longevos y arbitrarios cacicazgos que encabezaron las familias Gaitán, Velázquez y el ex sempiterno dirigente estatal de la CTM, José Guadalupe Vega Macías. Con marginales changarros en diferentes sitios de la capital y una maloliente granja de ubicada en La Constancia, en la periferia del municipio conurbado, Gallardo Juárez, obsesionado en acrecentar su fortuna, buscó afanoso ser candidato del PRI a la alcaldía, sin ningún éxito.

Su destino iba a cambiar cuando, después de virulentos interinatos, llegó a la gubernatura de 1990 a 1994, Horacio Sánchez Unzueta, que ya tenía fraguado prolongarse 30 años, a través de un abigarrado plan transexenal, que consistió, en la parte medular, “sembrar” cuadros en los demás partidos y financiarlos hasta ocuparlos en los momentos capitales. Fue como en Soledad, para desactivar el poderío de Vega Macías, instrumentó como opositor a su hija Magdalena Vega, al novato litigante Roberto Cervantes, que se postuló por el desaparecido Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, con el que logró el triunfo. Aunque repitió en el 2003 y 2006. Ocupado en desmantelar a sus incontables opositores, Sánchez se volcó en dejarle la estafeta a su obediente alumno, Fernando Silva Nieto y después al contador público, Marcelo de los Sanos, con el que empezó las alternancias pactadas con el PAN. Le tocaba el turno al furibundo y bipolar cirujano del PRI, Fernando Toranzo, al que la mayoría le garantizaba la derrota, ya que se iba a confrontar con el factotum panista y amigo cercano del presidente Felipe Calderón, el ex alcalde de la capital, ex senador y ex diputado federal, Alejandro Zapata, que terminó por morder el polvo.

Inexperto, sin recursos, en el 2006, Gallardo Juárez se registró para buscar la alcaldía de Soledad con las siglas del PRD. Fue derrotado por el influyente panista, Juan Manuel Velázquez, “El Familiar”. No obstante encontrarse a punto de la quiebra económica, extenuado, lloroso, le esperaba un futuro sonriente al lado de Toranzo en el 2009. Aunque Gallardo es de nuevo candidato a la alcaldía de su natal municipio, de manera simultánea, el ex secretario de salud lo ocupó como acarreador de gente en los mítines del PRI. En una comilona en el rancho del ex diputado local panista de Rioverde, Gabriel López Maya, perdido entre la muchedumbre, con la mirada baja, ropajes descoloridos y gastados, aparece Gallardo, sumiso, atento a las órdenes que le giren los organizadores de la bacanal. Pero se iba a desquitar en los comicios de Soledad.

Molesto por un desaire que le hizo la candidata del PRI a la alcaldía, Amalia Velázquez, Toranzo la abandonó antes de iniciar uno de los mítines más importantes. Entonces decidió torcer a favor de su fiel vasallo, Gallardo Juárez. Es también la etapa cuando el crimen organizado arriba a San Luis. Encuentra en Soledad el

reducto más importante. El ex comandante de la policía judicial estatal y federal, Julio Alfredo Ceballos Alonso, ha denunciado de manera recurrente, que el entonces jefe de Los Zetas, Heriberto Lazcano, “El Lazca”, aportó los primeros 30 millones de pesos a la campaña del quebrado candidato. Luego le daría otra suma igual, que ya no constató en forma directa. Se lo dijeron los enclaves que dejó en el equipo del aspirante, con el que se distanció por no cumplir los acuerdos más elementales.

Protegido por sus abiertos y ocultos mecenas, Gallardo Juárez saboteó la campaña de su opositora del PRI, Amalia Velázquez. Le destruyó la publicidad colgada en postes y paredes. Irrumpieron con golpeadores en sus visitas domiciliarias y mítines. El día de las votaciones, el candidato del PRD fue acusado de usar grupos armados para intimidar, robarse las urnas, paquetes electorales en la zona rural y urbana. Hubo acarreo de votantes, diversas variantes del fraude y compra de funcionarios de casillas. Con sus métodos violentos, Gallardo Juárez logró 23 mil 298 votos. Noyola, 22 mil 207. El notario 23 Gerardo Zamanillo, 16 mil 382.

Ceballos establece que Gallardo Juárez tuvo la fortuna de recibir un gran respaldo del crimen organizado. “Le consiguen decenas de trailes de pollos robados, que vende a bajos costos. También se quedó con una colección de vehículos de lujo, cuyo dueño original era Fernando Rojo, el Oso Rojo, tesorero de Los Zetas, que los consiguen como pago de secuestros y extorsiones. Los guardó en la Quinta Diamante, que luego se convierte en una granja de aves. Es el inicio de la boyante empresa Creativa Motors, ubicada en el Saucito”.

“El imperio económico de los Gallardo no radica en la venta de cocaína u otros enervantes. Se dio a través del lavado de dinero que invierten en la industria inmobiliaria, tan poderosa como el narco. Es como lograron amasar más de 2 mil propiedades en Soledad y la capital”. Además del triunfo de Gallardo Juárez, Toranzo ganó la gubernatura con 435 mil 768 votos. El panista Alejandro Zapata alcanzó 402 mil 534. Luego el padre le hereda el cargo al hijo, Ricardo Gallardo Cardona, que compite en el 2012 de nuevo contra la priista Amalia Velázquez y el panista Raúl Paulín Rojas.

Una célula criminal vinculada a Gallardo Cardona amenaza al carnicero Paulín, al que levantan en la plaza principal de Soledad. Lo pasean por varias calles. Le adelantan que está difícil vaya a ganar. En caso contrario, les entregará el manejo de la policía y comercio. Le dicen que es el acuerdo realizado con los demás contendientes. Antes de las elecciones, fue asesinado de dos balazos en la cabeza, el coordinador de campaña de Paulín en la zona rural, Miguel Ángel Campos Flores, de 50 años, con el que estaba emparentado. En otras ocasiones que Paulín se confrontó con los Gallardo, cayó en las mazmorras de la policía municipal. Ocurrió al defender a los carretoneros, que fueron obligados a dejar sus tradicionales implementos de trabajo por caras motocicletas que les endilgaron a través de onerosos créditos. En el 2015, cuando buscó ser diputado local, le rompieron la nariz por la brutal golpiza que recibió.

Al momento de las votaciones, los Gallardo asumen el control absoluto de las casillas, donde rellenan urnas hasta saciarse. A la candidata, la intimidan para que no haga la mínima protesta. A su representante, su primo, Omar Velázquez, le ordenan confinarse en el hotel Holiday Inn, hasta que termine el conteo de votos. Si desobedece, lo eliminan. Con la mano en la cintura, Gallardo consiguió 52 mil 568 votos. Velázquez, 22 mil 930. Paulín, 14 mil 944. Con el mismo sello electoral, los Gallardo han colocado a sus relevos en la alcaldía, donde figura el sumiso Gilberto Hernández Villafuerte, que estuvo dos trienios y brincó como diputado federal. Ahora lo releva la ex senadora, Leonor Noyola. Gallardo Cardona alardeó que en su natal Soledad, arrasó 4 a 1 a sus oponentes.

Se estima que el maximato Sánchez Unzueta perdió el control sobre el controvertido binomio cuando se aliaron a pandillas del crimen organizado. El ex secretario de gobierno y ex procurador de justicia, Cándido Ochoa Rojas, antes de convertirse en uno más de sus incondicionales, denunció que el creciente número de secuestros se realizaban en la capital, pero el pago de los rescates se reflejó en Soledad. En la etapa que al ex presidente Enrique Peña lo asfixió el poder del narcotráfico, Sánchez Unzueta y Toranzo vieron la alternativa de cobrar varias facturas de manera simultánea. Le propusieron encarcelar al ex edil, que se ubicó en primer lugar en las preferencias electorales en la lucha por la gubernatura. El golpe iba a redimir al mandatario ante la tragedia de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, que se volvió escándalo internacional. También le ayudaría al PRI a mantener la gubernatura, después del desastroso desempeño del galeno oriundo de Venado.

La entonces Procuraduría General de la República acusó a Gallardo Cardona de malversar 200 millones de pesos del erario a sus negocios privados. Le fincó los delitos de tener vínculos con la delincuencia organizada y lavado de dinero. La estrategia para capturar al infractor, la coordinó el ex comisionado de la policía federal, Enrique Galindo, ahora alcalde electo de la capital. Gallardo Cardona estuvo un año encerrado en el penal de Hermosillo Sonora, diseñado para los delincuentes más peligrosos del país. Entonces le plantearon al padre el costo de su salida: ayudarle a Sánchez y Toranzo, rellenar urnas, cometer un fraude electoral a gran escala, para derrotar a la inminente ganadora del PAN, Sonia Mendoza, que doblaría sin mayor esfuerzo al doctor en derecho, Juan Manuel Carreras. La ex diputada local denunció que fue víctima de una asonada de estado. Ahora será diputada federal, después de aliarse a sus otrora verdugos.

En un apoteótico discurso en la Plaza de Fundadores, Gallardo Juárez amenazó frontal al gobernador Juan Manuel Carreras y la presidenta del Consejo Estatal Electoral, Laura Elena Fonseca. Los emplazó a no cometerle fraude a su hijo, que ganó de manera legítima, o se los cargaba la chingada. Pero también mostró una chicana adicional hasta entonces desconocida. Relató que ya le habían tolerado a Carreras, los afectara en el 2018, ni siquiera aludió a los hechos del 2015. Se refirió a su presunto triunfo ante el panista Xavier Nava, que lo venció 2 a 1. Los seguidores del binomio recuerdan que no festejaron que su jefe se hubiera reelegido. Incluso, tampoco se pusieron las camisetas con la leyenda de la victoria. La algarabía se volvió un funeral cuando les llegó la orden superior de disciplinarse. En síntesis, a los expertos mapaches, les aplicaron una segunda dosis de su propio chocolate. El gran motivo del padre, que lo llevó a exaltarse, es que no iban a tolerar una tercera zancadilla.

El escolapio supera al mentor

Una de las variantes esenciales que el maximato Horacio Sánchez Unzueta pudo enseñar a sus voraces alumnos, los Gallardo, fue la táctica de sembrar cuadros en los demás partidos, en espera de coyunturas favorables. Lo hizo con el senador de Morena, Primo Dothé, que permaneció agazapado durante décadas en Tamazunchale, donde creó el Frente Salvador Nava, para encauzar los reclamos sociales. Estuvo cerca de colarse en las componendas generadas por el dirigente nacional del partido, Mario Delgado, que ninguneó a la militancia y simpatizantes, al establecer dos convocatorias para la gubernatura, donde surgió para ser derrotada, la ex secretaria de salud, Mónica Rangel, impulsada por Carreras, que también respaldó al candidato de la coalición Sí por San Luis, Octavio Pedroza. Pero los tratos de fondo, auténticos, los signó con el abanderado del Verde Ecologista, Ricardo Gallardo Cardona.

Otro alumno histórico de Sánchez Unzueta fue Octavio Pedroza. Completó un triunvirato donde incluyó a Germán Pedroza, al que hizo presidente del Tribunal de Justicia, delegado del Infonavit y ahora director de la escuela de derecho de la universidad autónoma. El cuadro se completa con el secretario de finanzas, Daniel Pedroza, que en otras administraciones, también se vinculó a la dependencia. El senador suplente, Alejandro Rojas Díaz Durán, lo acusó de canalizar del erario, 500 millones de pesos a la campaña de su congénere, por lo que exigió su destitución. Denunció que también lo financió el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, que le facilitó un ejército de mapaches para cometer fraude electoral. La Fiscalía de la República lo investiga por delincuencia organizada, fraude fiscal y lavado de dinero. En el segundo debate de los candidatos a la gubernatura, el independiente Arturo Segoviano, exigió sancionar al funcionario estatal, por favorecer a su hermano.

También sirvió durante décadas al maximato, el tribuno Leonel Serrato, al que le otorgó el fiat de la notaría 32. Fue como se lo arrebató a su histórico enemigo, el ex diputado local del PRD, Eduardo Martínez Benavente. Lo usó en diversas ocasiones como ariete jurídico y electoral. Cuando el panista Marcelo de los Santos se sacudió la tutela de Sánchez Unzueta, Serrato se manifestó cada semana, en un banquito, afuera del palacio de gobierno, donde denunció al contador público, de ofertar la plaza a pandillas criminales. Después lo ubicó como asesor de Fernando Toranzo y Cándido Ochoa, durante 6 meses, aunque no le pagaron un centavo. Cuando en los recientes comicios se retiró de la contienda el delegado de la secretaría del bienestar, Gabino Morales, Serrato se proyectó como el inminente candidato de Morena a la gubernatura, por su cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador y el padrinazgo de Sánchez Unzueta. Pero lo dejaron fuera las chicanas de Mario Delgado, por lo que decidió aliarse con el que antes fue su acérrimo enemigo, Gallardo Cardona, dueño de la franquicia del Verde en San Luis, que lo hizo candidato a la alcaldía de la capital, pero lo derrotó el abanderado de la alianza PRI-PAN y PRD, Enrique Galindo. Serrato amagó con exterminar los

negocios millonarios de su ex mecenas, Sánchez Unzueta, que asesora al magnate dueño de Industrial Minera México, Germán Larrea.

El más cercano de los pupilos de Sánchez es el alcalde de la capital que buscó sin éxito reelegirse, Xavier Nava. En la etapa donde el trato con los Gallardo era todavía cordial, logró colarlo como diputado federal a través de las siglas del PRD. A Sánchez se le complicó el escenario cuando en la contienda interna del PAN por la gubernatura, compitieron Nava y Pedroza, que se impone por el respaldo de la militancia, a la que el edil trató con la punta del pie y no les dio espacios en la estructura del ayuntamiento. Nava se quedó varias semanas en el limbo. Luego reaparece como candidato de Morena a la alcaldía, donde se confronta de nuevo con Serrato, que compite con la casaca del Verde. A los dos los vence Galindo. En el debate organizado por el consejo electoral, Serrato y la abanderada de Encuentro Solidario, Teresa Carrizales, se lanzaron a la yugular de Nava, quien ataca inmisericorde al policía, que no asiste. Nava podría desempolvar al Frente Cívico Potosino, que antes sirvió de plataforma política a su abuelo, el matador de dragones, Salvador Nava, que lo usó para atacar al ominoso cacique del magisterio, Carlos Jonguitud. Ahora su nieto lo hará contra el emergente tirano.

Experto en varias modalidades del fraude electoral que le enseñó el alquimista Sánchez Unzueta, Gallardo Cardona imitó también perfecto el estilo de colarse en las filas del enemigo. Algunos de sus cercanos colaboradores han comentado que los tratos que hizo para estar bajo sus órdenes, los tejió directo con el presidente Andrés Manuel López Obrador, que desde entonces le aseguró, le entregaría la gubernatura a cambio de la mayoría de las curules federales, lo que le facilita el manejo del presupuesto sin tropiezos. Fue como Gallardo dio el bandazo en el PRD para irse a las filas del Verde Ecologista, aliado en la cámara de diputados de Morena, Partido del Trabajo y el entonces Partido Encuentro Social. Entre los 8 legisladores que cambiaron de siglas, aparece su ahora socio, Héctor Serrano Cortés, que jugó un papel central en la reciente campaña. Antes fue secretario de gobierno, en el Distrito Federal, con Miguel Ángel Mancera. Se le ubica como espía profesional. Es dueño del diario digital Contra Réplica, donde tiene de socio al gobernador electo. Podría ser uno de los grandes beneficiarios de la partida destinada a la prensa.

Con el respaldo implícito y explícito de López Obrador, el ex edil de Soledad canalizó un respaldo millonario para que su nuevo compañero de bancada, Mario Delgado, se quedara con la dirigencia nacional de Morena. Luego se tomaron varias fotografías en sus constantes visitas a San Luis, previo a que se designara el candidato a la gubernatura. Desde entonces se planteó que ambos personajes eran la punta de lanza de las aspiraciones presidenciales del canciller Marcelo Ebrard. Los seguidores de la ex aspirante a ser candidata de Morena, Francisca Reséndiz, denunciaron el intento de madruguete que buscó Delgado, al parecer con la anuencia de la presidenta del Consejo Estatal Electoral, Laura Elena Fonseca, para registrar a Gallardo a hurtadillas, coaligado con el Partido del Trabajo y Verde Ecologista. Pero la asonada fracasó ante el escándalo mayúsculo generado.

No obstante, se concretó el pacto de entregarle el manejo administrativo, jurídico y político de 6 de 7 candidaturas para las curules federales. Casi la gubernatura en bandeja de plata a través de la figura que usó antes el tabasqueño, Juntos Haremos Historia. Y de manera simultánea, la estructura de los Servidores de la Nación y Defensores de la Patria, que maneja el delegado de la secretaría del bienestar, Gabino Morales. Un ejército que supera los mil activistas, que durante más de tres años, hicieron un abierta y ostensible campaña a favor de Gallardo, que nunca tuvo el mínimo reclamo del Instituto Nacional Electoral o de Fonseca, por realizar actos anticipados de campaña y superar los topes de campaña con más de 20 millones de pesos. Los encargados provisionales de los comités municipales de Morena en la huasteca y Mexquitic de Carmona, denunciaron que los desplazaron del mando, militantes del Verde, con el argumento que perseguían los mismos fines. El dirigente estatal de Morena, Sergio Serrano, no atendió las denuncias respecto a que los habían infiltrado las fuerzas de Gallardo.

Delgado instrumentó una jugada distractora. Lanzó una segunda convocatoria, donde sólo se iban a inscribir mujeres, con el argumento de cumplir la cuota de género. Los simpatizantes de Reséndiz denunciaron que el gobernador Carreras compró la candidatura de la que fue su secretaria de salud, Mónica Rangel, en 400 millones de pesos. Vino el cisma y el desconcierto. El tribuno Leonel Serrato, ex delegado de los programas del bienestar en la zona metropolitana, brazo derecho de Gabino Morales, renegó de Morena y se alía a su otrora enemigo a muerte, Gallardo Cardona, que también se lleva a sus filas a la diputada local del PAN, Sonia Mendoza, dolida por la derrota interna, donde se inclinó por el alcalde de la capital, Xavier Nava, que sucumbe

ante el ex senador Octavio Pedroza, electo candidato a la gubernatura de la coalición Sí por San Luis, en la que convergen el PRI, PAN, PRD y Conciencia Popular. Mendoza hace equipo con los mapaches que 6 años antes, le rellenaron las urnas a Carreras, para quitarle el triunfo que le correspondía.

Serrato y Morales, en lugar de sumarse a Mónica Rangel, fortalecen los ánimos caciquiles de Gallardo. Le endosan el respaldo del ex delegado de la secretaría del bienestar en la zona media, Kevin Ángelo Aguilar, que resulta candidato a diputado federal. Compite y le gana a su principal oponente, el ex líder estatal de la CNC, Óscar Bautista, que buscó completar 15 años consecutivos pegado a la ubre presupuestal. Gallardo volvió a sumar al ex alcalde de Matehuala y ex legislador local, Roberto Alejandro Segovia, que en público, censuró a Carreras por no tener “huevos” para combatir la inseguridad que azota a la ciudadanía. Ahora es diputado federal electo por el distrito uno. El ex edil de Soledad captó para el distrito 7 de Tamazunchale, al ex alcalde priista de Tampacán, ex diputado local y federal, Cristian Joaquín Sánchez, hijo del ex dirigente del magisterio de la sección 52 y también ex diputado local, Crisógono Sánchez, al que, junto con su esposa, Nora Hilda Sánchez, se les vinculó en el asesinato pasional de la secretaria particular del político huasteco, María de Lourdes Cárdenas Galarza.

En septiembre del 2019, Cristian Sánchez tuvo que regresar 27 hectáreas de un terreno que le correspondía a comuneros de Tampacán. Intentó oponerse al portar, junto con un grupo de ayudantes, armas de grueso calibre, para intimidar a sus detractores. Culpó del revés al ex diputado local del PRD y ex edil del municipio, Filemón Hilario Flores, coludido con Gallardo Cardona. Otro que se sumó al Verde fue el litigante Miguel Ángel Sánchez Flores, que buscó por Morena la alcaldía de la capital. Cuando Delgado impuso a Xavier Nava de forma unilateral, dolido, optó brincar al lado de Gallardo. Alardeó que lo iban a seguir 150 compañeros. Expuso que Serrato y Gallardo tenían las mejores propuestas para resolver la añeja problemática del agua potable y la creciente inseguridad en la capital.

Gallardo olfateó la ruptura en Valles con el ex candidato del PAN a la alcaldía, David Medina Salazar, quien acusó al dirigente estatal, Juan Francisco Aguilar y el diputado federal, Xavier Azuara, de exigirle 2 millones de pesos para hacerlo otra vez candidato. El cisma lo aprovechó el dueño de la franquicia del Verde en San Luis para cooptarlo. También pudo incidir que el ahora edil electo, es hermano del titular de la Comisión Estatal del Agua, Jesús Medina Salazar, ligado al grupo empresarial que capitanea el ex delegado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en la entidad, César García Coronado, conocido como “El rey del moche”. García fue señalado de coordinar la campaña de Gallardo por la gubernatura. En la etapa de mayor esplendor, el oriundo de Tamaulipas, entregó más de mil millones de pesos en obras a firmas que pertenecen a los Medina. El diputado federal de Morena, Ricardo del Sol, exigió juicio político y cárcel para Jesús Medina, al que acusó de tráfico de influencias y peculado. Las denuncias no tuvieron efecto, ya que lo protegió su jefe, Juan Manuel Carreras. Se especula que ahora como alcalde de Valles, David Medina habrá de pagar el financiamiento que tuvo de García y su grupo, que buscó imponer como candidata a la presidencia municipal de Rioverde, a la diputada panista, Vianey Montes Colunga, que se espantó cuando le dijeron que ya le tenía armada la planilla para competir y se retractó.

En las visitas que Mario Delgado hizo a San Luis, siempre recalcó que la única candidata que encarnaba los valores de la Cuarta Transformación era Mónica Rangel. Al aludir a Ricardo Gallardo, aseveró que no lo aceptaron por su trayectoria, perfil y oscura reputación. “No es afín a los principios de Morena, debido a las investigaciones que hay en su contra. Fue repudiado por las bases, ya que ha pervertido la política, lo que rechaza López Obrador”. Pero todo fue un montaje para esconder al verdadero candidato del presidente. El 8 de junio, López Obrador dijo que la lianza del PT-Verde, ganó San Luis por medio de la figura Juntos Haremos Historia. Con el triunfo de Gallardo, alardeó, Morena obtuvo 11 de las 15 gubernaturas en disputa. Al día siguiente se sumó Delgado al resaltar que el ex diputado federal, triunfó de manera clara. Pero la mafia de las corruptelas, insiste en meter mano a los resultados. Destacó que los demás contendientes aceptaron la derrota, menos Octavio Pedroza. Remarcó que Carreras y López Obrador lo anunciaron.

Antes aliado, cómplice y alfil del maximato Sánchez Unzueta, en el transcurso de la campaña, Gallardo Cardona remarcó que ya no lo iban a mangonear más. No permitiría un robo más. Al lograr el consentimiento de López Obrador y del doctor en derecho, acabó con el mandato transexenal del ex gobernador, que fue decisivo al nombrar como sus relevos a Fernando Silva Nieto, Marcelo de los Santos, Fernando Toranzo y Juan Manuel Carreras. Como nunca, a Sánchez se le empalmaron las piezas del ajedrez político en las figuras de

Octavio Pedroza, Xavier Nava y Mónica Rangel. Siempre oculto en las sombras, decidió el aciago futuro de San Luis en las últimas tres décadas. Un anuncio eufemístico de su declive se dio cuando alardeó, le preguntaran quién iba a ganar los comicios. Aunque no es del PRI, terció por Pedroza, al que identificó con el cambio. A Gallardo, con el naufragio. Dijo que contendían dos ex alcaldes. “Uno que se caracterizó por su desempeño vertical, atender a la gente y jamás fue demeritado. El otro tiene un amplio catálogo de cuestionamientos”.

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En el 2021 se habrán de confrontar Sánchez Unzueta con López Obrador

El aparente exabrupto del tribuno Leonel Serrato Sánchez, de exaltar al dueto integrado por Ricardo Gallardo Juárez y Ricardo Gallardo Cardona a través de la figura del alcalde títere de Soledad, Gilberto Hernández Villafuerte, podría tener como sustrato, una jugada de fondo, de largo alcance, del maximato local, Horacio Sánchez Unzueta, inscrita en el juego sucesorio por la gubernatura en el 2021. El brusco viraje del notario 32 empuja como objetivo inicial, apaciguar, regresar al carril de la obediencia a los cismáticos que rechazaron el yugo del jefe político de la entidad, para pactar con bandas criminales que han llenado de violencia y sangre las calles de San Luis. Serrato cumplirá funciones de mensajero y pedagogo con sus interlocutores, reacios a acatar órdenes, ya que se imaginan omnipotentes. Pero su altanería le costó un año en las mazmorras de Hermosillo, Sonora, a Gallardo Cardona, acusado de lavado de dinero y tener nexos con el crimen organizado.

El padre mordió el polvo en su intentona reeleccionista como alcalde de la capital, ante el panista Francisco Xavier Nava Palacios, sobrino de Sánchez Unzueta. Y si oponen resistencia, Gallardo Juárez puede caer preso, ya que pesan en su contra, denuncias por latrocinios que superan los 2 mil millones de pesos y perder el control del ayuntamiento de Soledad, que ha manejado como su hacienda personal en los últimos 12 años. Serrato tiene la encomienda de hacerles entender la clara filosofía del hombre que toma las decisiones fundamentales en la entidad: San Luis es para los potosinos. Con tal premisa, Sánchez logró evitar la mínima injerencia de los ex presidentes Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña, a los que espantó con el petate de la ingobernabilidad. Si querían un sitio pacífico, había que controlar al navismo, el único movimiento capaz de socavar o derribar gobernadores, como pasó con el cacique magisterial, Carlos Jonguitud y luego con el malogrado Florencio Salazar Martínez.

Con tal maniobra, garantizó sucesiones de terciopelo. Ya no habría los dolorosos y aciagos interinatos o mandos provisionales donde fueron sacrificados Florencio Salazar, Leopoldino Ortiz Santos, Fausto Zapata, Teófilo Torres Corzo y Gonzalo Toribio Martínez Corbalá. Después de su aciago cuatrienio, el poder tras el trono garantizó relevos apacibles con sus alfiles Fernando Silva Nieto, Marcelo de los Santos Fraga, Fernando Toranzo Fernández y Juan Manuel Carreras López. Para tener un cierre sin parangones, busca cerrar el círculo con Xavier Nava en los próximos comicios. El papel de Serrato será que los Gallardo entiendan el contundente mensaje: la única pelea trascendente es la que Sánchez Unzueta tendrá con el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, que también le entiende a los intríngulis de la verdadera política. Y si pierde, el futuro de la entidad será incierto. El mejor argumento para convencerlos es que son indispensables. Gracias al aporte que hicieron, superior a los 100 mil votos, el PRI mantuvo la gubernatura. Pero en su momento fueron premiados con los ayuntamientos de Soledad y la capital. La factura, en teoría, está cubierta.

Pero Sánchez Unzueta ha dejado incontables heridos en el camino. Acumuló una montaña de agravios. No cumplió el acuerdo de entregarle la estafeta al otrora jefe del llamado Grupo Universidad, Juan Ramiro Robledo, con el que mantiene un soterrado pleito a muerte. Para sentar las bases de su cacicazgo que se acerca a los 30 años, optó dejar como sucesor al obediente Silva Nieto. Luego entabló una feroz batalla para correr del PRI a Robledo y su grupo que emigró al PRD para buscar la gubernatura. En el trayecto, traba amistad con el entonces candidato presidencial, López Obrador, con el que mantiene un trato cercano el presidente estatal de justicia administrativa, que en febrero del año en curso, asumió la dirigencia nacional del gremio. Uno de los más fieles seguidores de Robledo, el ex diputado local, Fabián Espinosa Díaz de León, por más de 20 años, se dedicó a cazar a Sánchez Unzueta. En cualquier asamblea o lugar público, lo agredió de manera soez. Peleador callejero, lo retó a golpes frente a su séquito. Para protegerse del inminente ataque, sentado en la silla, el ex mandatario se cubría la cabeza con los antebrazos erguidos.

Previo a que Sánchez Unzueta dejara el cargo, como diputado local, Espinosa buscó cualquier pretexto para fastidiarlo. Solicitó al comité nacional del PRI expulsarlo por incurrir en corruptelas. Encontró apoyo en el ex senador panista, Francisco Xavier Salazar Sáenz, para solicitar al presidente Zedillo y al procurador de la república, Jorge Madrazo, investigar a fondo al que responsabilizó, darle al traste a una generación de jóvenes políticos, que buscaron la alternancia del poder por la vía pacífica. El legislador guardó las pruebas lapidarias en un sobre lacrado que entregó al notario uno, Eduardo Martínez Benavente, que también mantiene una guerra sin tregua con Sánchez Unzueta, por lo que se alió con Robledo. Juntos fueron diputados locales. Cuando se abrió el documento, Salazar casi se va de bruces. Espinosa lo exhibió al solicitarle a Sánchez, 7 mil pesos para solventar un viaje del sector juvenil del PAN a Puebla a través de la línea de transporte Vencedor. Otra denuncia aludió a la secretaria particular del maximato, María Concepción Rodríguez Gómez, que solicitó al oficial mayor, Juan Carlos Machinena, entregar al doctor Jorge Carrillo Calvillo, mil dólares para continuar sus estudios en España. El becario era hijo del ex director de pensiones, Jorge Odilón Carrillo, cuñado de Concepción Calvillo Alonso, suegra del ejecutivo.

Antes seguidor de Robledo Ruiz, el jefe de la bancada del PRI, Juan José Rodríguez Medina, pragmático a ultranza, se pasó al bando de Sánchez Unzueta. Nunca pudo controlar al belicoso Fabián Espinosa, que en la toma de protesta de Silva Nieto al asumir el mando, en el acto protocolario que encabezó el dirigente nacional del PRI, Humberto Roque Villanueva, el legislador instó a sus correligionarios a rebelarse. Arremetió contra los navistas incrustados en la nómina. Lamentó ganar las elecciones pero extraviar el gabinete. Aludió al ideólogo Jesús Reyes Heroles al sostener, “revolución que transa, pierde. No es válido utilizar al PRI y la nobleza de sus militantes para alcanzar el poder y luego abandonarlos”. Previsor de los cambios nacionales, Sánchez Unzueta ubicó después a Silva Nieto como candidato del PRD al senado de la república. Espinosa no le dio tregua. Se apuntó por la misma curul. El asunto se empantanó. Concluyó en los tribunales. Ninguno tuvo tiempo de hacer campaña. Después de los comicios, el dictamen del Tribunal Federal Electoral favoreció a Espinosa. El secretario de gobierno, Alejandro Leal Tobías se propuso como intermediario para acabar con casi tres décadas de enconos radicales. Juntó a Sánchez Unzueta y Fabián Espinosa que pactaron una tregua efímera al darse la mano.

Una estrepitosa caída

Leonel Serrato Sánchez alcanzó el cenit en la última campaña por la gubernatura del matador de dragones, Salvador Nava Martínez. Cautivó y embrujó a las masas con su oratoria ácida y demoledora. Hizo equipo con el financiador y estratega Eduardo Martínez Benavente, que lo apadrinó cuando egresó de la carrera de leyes. Acostumbrado a improvisar, a veces sin medir las consecuencias, exaltó la figura de su mecenas. Le dijo que era el padre que nunca tuvo, aunque estaba presente su progenitor biológico, que esbozó algunas lágrimas, dijeron varios testigos. El fedatario le enseñó los entretelones del trabajo notarial, pero el ávido alumno rápido le dio la espalda. Cayó seducido por el encantador de serpientes, Sánchez Unzueta, que lo hizo consejero del gabinete. Al final del cuatrienio, lo convirtió en notario, como su ex patrocinador, para ubicarlos en el plano de la competencia profesional. Luego lo metió como asesor jurídico de Fernando Toranzo, que jamás toleró su conducta irónica y aires de grandeza. Se lo quitó de encima cuando lo mandó ayudar al entonces procurador de justicia, Cándido Ochoa, que jamás lo aceptó. En el corto tiempo que lo acompañó, se dio cuenta de las enormes corruptelas que cometió su efímero jefe, que jamás denunció. Toranzo lo regresó como asistente del hosco e indomable secretario de gobierno, José Guadalupe Durón Santillán, al que trató de domesticar con un halo paternalista. No midió preciso su campo de fuerza y rápido se confrontó. Cansado de ir y venir, de no recibir paga alguna, de cubrir la renta de la oficina con dinero propio, cabizbajo y humillado, se retiró de la burocracia.

Se desquitó de las afrentas como agresivo columnista del diario Pulso. Pero al poco tiempo se retiró, sugirió que sicarios, ligados a los Gallardo, lo amenazaron de muerte. En su paso como servidor público, se confrontó con la vocera del ex gobernador panista, Marcelo de los Santos, la ex reportera del Heraldo y ahora dueña del portal electrónico, Código San Luis, María Luisa Paulín. Cuando Serrato era la sombra de Cándido Ochoa en la procuraduría, tuvo acceso al expediente criminal de su detractora, a la que Toranzo encerró un año en las celdas de La Pila, acusada de un peculado que superó los 30 millones de pesos. El fedatario en receso, corroboró que el daño al erario pudo alcanzar los 100 millones, por lo que la ex convicta debería estar todavía encerrada. En la etapa en que se desempeñó como jefa de prensa, Paulín se confrontó con la clase política local. A la mayoría la atacó soez, sin fundamentos, con la mayor impunidad. Para el trabajo sucio, se apoyó en el propietario del blog El mundo de San Luis, David Rangel Tapia, que publicó las fotos y videos de cuando Serrato cayó en la barandilla de Soledad, reducto de los Gallardo.

Conocedor de sus secretos más íntimos, el fedatario le obsequió una camioneta al violento herrero, Jesús Rafael Aguilar Fuentes, alias El Chiquilín, para que no ventilara su vida privada. Además de alquilarse como ariete político, Aguilar es uno de los principales consejeros, biógrafo y confidente de los ex ediles, por lo que le pagan, junto con su familia, cerca de 100 mil pesos mensuales. En días recientes, le cubrieron una fianza de 70 mil pesos, ya que fue acusado de ataque sexual a una hija y nieto. No lo hicieron por solidarios, también temen que ventile su historial delictivo. El líder de los tianguistas del Rebote, Juan Antonio Rodríguez Chessani, antes patrocinador de Aguilar, ha comentado que al estar borracho o drogado, acusa a los Gallardo de mafiosos y matones. Por órdenes de Sánchez Unzueta y para vengarse de los agravios de Paulín, el notario convirtió en costumbre, pararse en un banquillo afuera de palacio de gobierno, para denostar a Marcelo de los Santos, que resultó incapaz de garantizar la vida, patrimonio y seguridad de los potosinos. El ex comandante de la policía judicial, Julio Alfredo Ceballos Alonso, lo acusó de vender la plaza a diversos cárteles, en varios millones de dólares.

Enemigo de los contrapesos, atento a la coyuntura política nacional, que incide para elaborar sus maniobras transexenales, en el 2012, el maximato le ordenó a Serrato, buscar la alcaldía de la capital por el PRD. Su objetivo era servir de esquirol al abanderado del PRI, Mario García Valdés, al que usó para enterrar en definitiva, al único opositor real que tenía en las filas del PAN, Alejandro Zapata Perogordo, al que antes le hizo morder el polvo cuando se confrontó en la contienda interna con Marcelo de los Santos. Pero Serrato se peleó con la militancia del PRD, que empujó como abanderado a Manuel Nava Calvillo, cuñado de Sánchez. En la misma jugada, sepultaron a la ex edil Victoria Labastadida, que hizo mancuerna para el senado con el boyante empresario, Teófilo Torres Corzo, que sorteó las tarascadas porque antes fue gobernador interino. Toranzo y Sánchez Unzueta emprendieron una feroz y despiadada campaña de desprestigio contra Labastida. Se salvó de pisar la cárcel por haber desviado fondos millonarios a la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto. Atrapado en el mismo engranaje de intereses cupulares, Serrato fue designado después representante de la dos veces diputada local, Beatriz Benavente, ante el Consejo Estatal Electoral. La legisladora es una recalcitrante defensora de las corruptelas sin castigo del galeno Toranzo y su ex cónyuge, María Luisa Ramos, dos nuevos multimillonarios de la localidad.

Cuando Salvador Nava emprendió la Marcha por la Dignidad y la Democracia a México, para protestar por el fraude electoral del que fue víctima por su oponente del PRI, Fausto Zapata, entre los cientos de seguidores que lo acompañaron, iba Leonel Serrato. A la caravana se le sumó el disidente tabasqueño, Andrés Manuel López Obrador, al que el fedatario conoce desde entonces. Tal circunstancia le valió para que Sánchez Unzueta doblegara al dirigente estatal de Morena, Sergio Serrano, para que apuntara al notario como candidato a la alcaldía de la capital, con un propósito muy claro y preciso: atacar a fondo al abanderado del PRD, Ricardo Gallardo Juárez, que cargaba una pesada losa de desprestigio por los incontables latrocinios cometidos. Para no restarle votos a su sobrino Xavier Nava, el maximato coló como aspirante testimonial a la directora del DIF estatal, Cecilia González Gordoa. El ex diputado local, Eduardo Martínez Benavente, censuró el flojo desempeño del ácido orador, que jamás se aplicó a fondo para buscar la victoria.

Al iniciar la campaña por la alcaldía, el implacable tribuno dijo que se trataba de un proceso para limpiar de cárteles a San Luis. “Fue para lo que nos apuntamos. Sabemos a qué vamos y contra quién. Es el inicio de un espacio de esperanza. Serán bienvenidos los que quieran ayudar a tirar la basura”. Expuso que una pandilla delincuencial se apoderó de las siglas del PRD, cuya militancia debe recuperar. “Se imaginan que la capital es su retrete o escupidero. Llegaron a los cargos públicos para enriquecerse de manera ofensiva. No será una lucha contra tales delincuentes, que en la mayoría de las veces, explotan las necesidades de la gente de la manera más vil. Existe miedo, temor, porque matan, extorsionan, levantan, atosigan, cercenan las libertades. Tengo que dar un mensaje categórico: ya llegamos. Vamos a poner el pecho, la cara, la fuerza, la entrega. Seremos un valladar, nos opondremos hasta echarlos. Los Gallardo ya se van, no les tengan miedo”. Luego aseveró que el comerciante pollero “es un delincuente que ha traído la violencia a San Luis y encabeza un grupo mafioso”.

Pero en días recientes, Serrato hizo declaraciones que contradicen su credo anti narco, al exaltar la figura del alcalde marioneta de Soledad, Gilberto Hernández Villafuerte, esclavo de los Gallardo. “Recibimos de su parte un completo y decidido apoyo, lo tengo que decir. Y conste que los he criticado mucho, pero trabaja con nosotros hombro con hombro. Se la ha rajado, de manera literal. Ha puesto las instalaciones para la Guardia Nacional de la manera más automática posible. Mientras, otros lloriquean que les dejaron malas administraciones. Fue por lo que el gobernador Juan Manuel Carreras, de inmediato autorizó se hiciera la escuela. Más aún, la Secretaría de la Defensa Nacional y el presidente López Obrador, avalaron en tiempo récord las instalaciones, que serán una obra modelo”. El desliz le provocó una andanada de críticas. El historiador y ex candidato a la alcaldía de la capital por Morena, Joaquín Muñoz, al que el notario criticó por haber sacado apenas 5 mil votos, lo calificó como “un asco. Busca una especie de tregua, cuando antes era un golpeador”.

“Es un paje de Sánchez Unzueta. Una suerte de parásito incómodo. Busca una plataforma para operar. Toda proporción guardada, es como el herrero Rafael Aguilar, El Chiquilín. Igual que el delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Juan Carlos Machinena, que anhela ser gobernador, apenas sirven para dividir el voto de la clase media. Es un tipo es demasiado vanidoso y mitómano”. El internauta Johan Garza lo llamó “simulador, chapulín político y mercenario que vende su oratoria. Es un pusilánime y mentiroso”. Fher Reyna estableció: “ahora sí quedará como la puta de la cacardía”. José Luis Pérez Lozano. “Primero hay que comer y luego hacer política, dice un refrán. El ácido notario ahora es pura miel con quienes le dan de comer. Para transitar en la política se requiere no tener vergüenza, ni para tragar”. Dana Vera. “Ahora aplaude y avienta porras. Cuánta miseria”. Paty Eugenia. “Debió ser muy grande el moche”. Laura Quintana Valladares. “Es un doble cara, desde que fue candidato a la presidencia municipal, despotricó contra todos, como si fuera el mejor. Los potosinos no le tienen confianza”.

Emanuel del Toro. “Eres un ridículo de proporciones épicas, Leonel Serrato. Lo arrastrado e incongruente no se te quita ni volviendo a nacer. ¡No mames! ¿Trabajo conjunto con los Gallardo, que son lo más ruin que San Luis padecido? ¿Y la congruencia apá?. O se rebeló al maximato o su patrón ya negocia la sucesión de 2021. ¿Irá a quedar otra vez todo en familia? Nada de lo que se dice de Serrato es gratis. Las declaraciones o actos públicos en el último año, donde se ha puesto a aplaudir a los Gallardo, sobran. Y si en realidad no habrá alianza, ¿por qué carajos alaba su hacer, después de haber sido de los pocos que los denunció en público? Algunos no lo conocen, pero su actuar y falta de congruencia son extraños”. Moni García Madrigal. “Es un asqueroso sátrapa. Igual a los caciques que dizque crítica”. Fidel Vega. “Serrato es congruente. Siempre ha sido un trepador. El zorro cambia de piel, no de mañas”. Paola Chessani. “Oye mijito, Leonel Serrato Sánchez, tú que regresaste a defender a delincuentes, ve y pide fiado a la tienda, ya que nada te da vergüenza. Lo conozco a la perfección. Fue a las vías a solicitar apoyo. Ahora dice que los pollos son unas grandes personas, que no les tengamos miedo. Llegué a creer que tenía credibilidad y acertado juicio. Le llegaron al precio”. Toño Cerda. “Serrato salió igual de basura que el super delegado Gabino Morales, pinches rastreros”.

Procoypsa. “Hay que solicitar de acuerdo a la ley del notariado, que se le quite el fiat debido a su comportamiento poco ético e inmoral, que es una de las causales para que pierda la concesión. Es un tarugo. No sabe las blasfemias que dice cuando alaba a los Gallardo y su gato Gilberto Hernández. Le dio Alzhaimer, debe retirarse”. Juan Chessani. “Lo traen con la sangre envenenada. Cuánta ingenuidad creer que los Gallardo le van a aceptar tanta adulación. A la primera lo revientan”. Agustín García. “Serrato es una foca aplaudidora. Sólo le falta decir que el ponido es el mejor diputado federal”. En las redes sociales circuló un dibujo del cartonista de Pulso, Alfredo Narváez, “Pingo”, con la figura de Serrato. El texto dice: “Don Ricardo, vengo a solicitar el ministerio de El Chiquilín”. Sobre el tema, el dirigente de los locatarios del mercado República, Arturo Pérez Alonso, festejó que el notario haya desplazado al herrero en sus funciones de “bufón y gato. Te quitó el lugar otro renegado del navismo. Aprendieron muy bien la ética, ideales y convicciones. Aprobaron el examen de simuladores”. Antonio Torres Sustaita. “Es lamentable cómo la gente se arrastra por unos centavos. Pingo, el don es un título de la nobleza y un vocablo abismal al sujeto que alude”.

El brutal vuelco de Serrato también se puede interpretar como una especie de relevo generacional. Entra de emergente a suplir al ex presidente estatal del PRI y ex diputado local, Fernando Pérez Espinosa, “El Calolo”, al que Sánchez Unzueta usó como eficaz comodín para hacerlo perder en situaciones claves para concretar sus emboscadas. Lo utilizó como señuelo en la contienda interna por la alcaldía contra el ex diputado federal del PRI, Juan Ramiro Robledo, donde fue doblegado con facilidad. El objetivo final era que su eterno oponente perdiera ante el panista Marcelo de los Santos. Luego usó al comerciante del ramo electrónico para que mordiera el polvo ante otro panista, el ex senador Octavio Pedroza Gaitán, al que durante un gran tramo, el poder tras el trono consideró como su as bajo la manga. Como lo hizo con sus hermanos, el ex presidente del Supremo Tribunal de Justicia y ex director del Infonavit, Germán Pedroza Gaitán. O como sucede con el actual secretario de finanzas, Daniel Pedroza Gaitán. La última encomienda de Sánchez para Fernando Pérez se dio cuando lo ubicó como candidato a la gubernatura por el PRD. Perdió ante el abanderado del PRI, Juan Manuel Carreras, que ganó con los votos que le cruzaron los Gallardo. La panista Sonia Mendoza se quejó de un fraude de estado.

El halo final de auxilio de Pérez Espinosa a los planes transexenales de Sánchez Unzueta se dio en el registro del candidato del PAN a la alcaldía de la capital, Xavier Nava Palacios, al que calificó como “un contendiente de lujo”. Como nuevo relevo, Serrato se apegó eficaz al libreto. Aunque pudo triunfar si se montaba en la inmensa ola que levantó López Obrador, disciplinado a su verdadero jefe, tuvo un desempeño testimonial, como su oponente del PRI, la directora del DIF estatal, Cecilia González Gordoa. Vilipendiado después de su primer lance suicida para reivindicar a los apóstatas Gallardo, tiene como plazo un año para hacerlos volver al redil. Los necesita el maximato como antes, cuando le sirvieron para derrocar los ominosos cacicazgos de Soledad fraguados en las familias Velázquez, Gaitán, Arreola y el sempiterno dirigente de la CTM, Guadalupe Vega Macías. Leonel Serrato se convirtió en la piedra angular en la que podría ser la última jugada maestra de Sánchez Unzueta: dejarle la gubernatura a su sobrino Xavier Nava Palacios. La estrategia está en su fase preliminar. Ya se empieza a configurar como candidato distractor del PRI, el delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Juan Carlos Machinena Morales, que le aprueba sin mayores trámites, los cambios unilaterales que su jefe realiza como encargado del patronato para remodelar el centro histórico.

La apuesta de Sánchez Unzueta es repetir el esquema electoral del 2018, donde los Gallardo, de nuevo, le aporten otra vez los votos que le hagan falta para imponerse. Pero la estrategia tiene fracturas. Aunque en Morena ya tiene sembrado al senador Primo Dothé, le resulta fácil corromper al delegado de programas integrales, Gabino Morales. Maneja a control remoto al ex candidato a regidor, José Antonio Lorca, sobrino político de Carreras. Se le vendría encima un cataclismo si logra filtrarse su acérrimo enemigo, Juan Ramiro Robledo, que acaricia la venganza desde hace casi 30 años. López Obrador lo aplastaría si manda como virrey al secretario de educación, Esteban Moctezuma. El columnista de Pulso, Juan José Rodríguez Medina, ideólogo de Sánchez Unzueta, estableció que el tabasqueño podría ganarse las simpatías de Carreras, al que ha favorecido con casi mil millones de pesos para infraestructura carretera. Incluso, se sabe que el doctor en derecho, empieza a externar en privado sus simpatías por Moctezuma. Rodríguez ha reclamado que el secretario de gobierno, Alejandro Leal, en lugar de inclinarse por alguien del PRI, hace todo lo posible para favorecer a Robledo, al que le guarda lealtad.

Aunque Moctezuma fuera el ungido, Sánchez Unzueta no quedaría en la orfandad. Uno de los hombres cercanos al funcionario es el antes empresario lechero, Ramón Zamanillo Pérez, quien ubica al maximato como su instructor político. Leonel Serrato en los próximos meses tendrá un amplio despliegue en dos vertientes. Convencer a los Gallardo que no dejen de lado los pesos por los centavos. Si aceptan subordinarse, el diputado federal podría reivindicar al padre y recuperar la alcaldía de la capital. Mantendrían bajo su férula la alcaldía de Soledad. En caso de poner trabas y dejarse llevar por el canto de las sirenas, Gallardo Juárez puede pisar las mazmorras por robos que superan los 2 mil millones de pesos. Si el notario cumple la encomienda, brincaría como diputado federal. Resuelto el escollo de Morena, Sánchez Unzueta moverá sus piezas dentro del PAN, donde tiene decenas de aliados influyentes, como Marcelo de los Santos. En el 2021, los potosinos asistirán a una de las luchas más espectaculares de la historia. Se juegan la gubernatura Horacio Sánchez Unzueta y Andrés Manuel López Obrador.

 

 

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El futuro de Gallardo Juárez, en las manos de Sánchez Unzueta

El ex candidato a la alcaldía de la capital por el PRD, estudioso de los fenómenos sociales y experto en temas del agua, Agustín de la Rosa Charcas, denunció que el alcalde de la capital, Ricardo Gallardo Juárez, como dueño de la franquicia en la entidad, podrá repartir a su antojo las candidaturas en los próximos comicios. A las demás corrientes, llenas de terror por ser reprimidas, les dará sólo migajas. Pero todo depende de las alianzas que haga con su mecenas político, el maximato Horacio Sánchez Unzueta, que tiene en la mira, suplir al vendedor de pollos en la presidencia municipal con su sobrino, el legislador federal, Xavier Nava. En caso de que no haya un acuerdo, Gallardo podría terminar en alguna mazmorra del país. El también articulista de La Noticia, narró que Gallardo se apoderó el PRD a través de métodos violentos y grandes cantidades de dinero. Negó que sea un hombre de izquierda, concepto que ni siquiera entiende por su bajo nivel intelectual. Se mantiene en el ánimo de los votantes por sus prácticas clientelares y la ignorancia de las masas. Expuso que el PRD ha caído en el descrédito al darle cabida a personajes vinculados al crimen organizado. Desde hace mucho dejó de ser referente de las luchas democráticas al obedecer las órdenes de la oligarquía.

-Se creyó que era una utopía que el PRD ganara la capital, endosada al PAN y PRI. Ahora miles lo lamentan.

-Quien lo haya creído, tiene una mente que no entiende los procesos dialécticos de la evolución social, económica y cultural de cualquier pueblo del planeta. Pero quiero precisar algo de lo que entiendo de tu pregunta. Parto del hecho de que consideras que el PRD sea un instrumento político de izquierda y que por tal circunstancia, la izquierda está vetada para el ejercicio del poder en nuestra aparente conservadora ciudad. Y por tanto la derecha representada por el PAN y el PRI son los que tendrían el usufructo del poder en la capital a perpetuidad. Es inaceptable desde un punto de vista sociológico. Y asentar por otra parte, que la ética política en el ejercicio del poder nunca será una realidad, es aceptar, no entender el movimiento de masas que se dio en el siglo pasado, que tuvo su fortaleza en el comportamiento de un líder que defendió en el discurso los conceptos de la honestidad, verdad y la congruencia. También fue un ejemplo de vida. Los principios de lucha le dieron sentido a lo que se conoce como el ejercicio de la ética política y fueron apoyados por decenas de miles de ciudadanos potosinos. Incluso en sus últimas jornadas tuvo un respaldo nacional. Y derrotó de manera contundente a la derecha antidemocrática, autoritaria y corrupta que personificaba el PRI. Es donde sostengo mi afirmación, de que me parece equivocada la postura de que la sociedad potosina es conservadora por razones divinas. Nada es para siempre. Mucho menos en las luchas sociales. En lo científico está demostrado, lo único que permanece es el cambio.

“Ahora, si alguien me dice que la izquierda ganó en la capital potosina y lo ha hecho durante casi nueve años consecutivos en Soledad, lo único que puede demostrar como sustento de sus dichos es que tiene un humor negro y si cree lo que dice, es un ser profundamente ignorante y con un proceso de corrupción intelectual progresivo. El PRD, como partido nacional, hace muchos años que dejó de ser un referente de las luchas democráticas. Es uno más de los que se han instalado en el mercado libre de los partidos satélites que se suman al mejor postor, que ejerce el poder. Lo dejó fuera de toda duda cuando firmó al lado de la derecha, PRI y PAN, el Pacto por México y se alineó a la oligarquía multinacional. Es un peón de la derecha arraigada en el país, que será utilizado mientras le sirva, tal y como lo hacen con el Verde Ecologista y Nueva Alianza. El retroceso del PRD se observa con lo que pasa en la entidad. A base de violencia y de mucho dinero de origen nada claro, la familia Gallardo se apropió de la franquicia. La militancia de izquierda ya no existe. La inmensa mayoría milita en Morena, a la que darán el voto o se abstienen. Gallardo Juárez es un priista de toda la vida. Lo que hace en el ejercicio del poder lo ha hecho el PRI. No tiene ninguna novedad. Carece de capacidad intelectual para poner en práctica políticas sociales de alto impacto.

 

Pero además, no está en su naturaleza cultural. Es un demagogo que ha logrado permear en el ánimo de la gente. Es más corrupto e inepto que los priistas y panistas. Su ascenso en el poder se lo debe a la alianza que ha mantenido, con altibajos, con el compacto grupo priista representado por el ex gobernador Horacio Sánchez Unzueta, el diputado federal Cándido Ochoa Rojas y el gobernador Juan Manuel Carreras López. El Frankenstein se encuentra ahora apestado. Es presa fácil de las instituciones de justicia. Pero los mafiosos todo lo negocian. Si llegan a un acuerdo, de cara al proceso electoral, protegerán con el manto de la impunidad las indecencias que se le han acumulado al cacique potosino. O de lo contrario, es probable que sea un posible huésped de la cárcel en algún lugar del país. En el mejor de los escenarios, lo pueden inhabilitar para contender por cualquier cargo público. Es lo que se conoce como el manejo de los expedientes. Al PRD en San Luis se le ubica como un partido que reproduce a los Abarca del municipio de Iguala, Guerrero. Se les vincula con la avaricia desmedida, el autoritarismo y las represiones. No tiene nada que ver con la izquierda, desde un punto de vista conceptual. Es otro PRI, otro PAN”.

-¿Por qué aceptar militantes que el propio ex dirigente, Carlos Navarrete, descalificó por tener nexos con el crimen organizado?

-Porque es en lo que se ha convertido el partido, está sujeto a la oferta y la demanda, no a los principios. El narcotráfico maneja mucho poder en el país en todos los niveles. Tenemos el rostro un narco estado. La realidad que vivimos los mexicanos lo demuestra. La hipocresía de Navarrete no tuvo límite. Fue uno de los distinguidos líderes de lo que queda de los llamados “Chuchos”, los que apoyaron a los Abarca, integrantes de su corriente. Pero les estalló el escándalo de repudio mundial con la tragedia de las desapariciones y asesinatos de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa y Navarrete se asustó. Los Chuchos tienen datos de lo que son y representan los Gallardo. Fue por lo que exigieron a Gallardo Cardona, se pusiera bajo la tutela de la Procuraduría General de la República para que fuera investigado. Detenido el hijo del cacique y una vez que el padre cerró el acuerdo con el PRI de Horacio Sánchez para competir por la alcaldía de la capital, Navarrete no tuvo ningún empacho en presentarse en los mítines al lado del pollero. Es muy natural que en varias partes del país el PRD postule candidatos relacionados con el crimen organizado.

-¿Cuál ha sido la malévola formula que usan los Gallardo para mantenerse en Soledad y la capital, copiar el esquema del PRD en el Distrito Federal?

-La impunidad que le ha brindado el PRI desde las instituciones del poder público que no ha dejado de controlar. Es una de las más importantes estrategias que ha desplegado el cacique. Es lo que le permite ejercer corruptelas desbordadas y atacar con violencia a sus opositores visibles. Lo favorece que sus contrarios han demostrado una timorata actitud en el debate en Soledad y la capital. El soporte político lo ha fortalecido con las dádivas que reparte entre las clases más débiles, donde tiene un

 

voto corporativo de gente que tiene un nivel socio económico y cultural muy bajo. Al cacique no le importa violar con su despotismo los derechos humanos. Es un tipo inescrupuloso que se sabe protegido por el poder. Es lo que ha hecho el PRI desde siempre. Los mandatos de Gallardo son pésimos. La infraestructura de los municipios que gobierna se han deteriorado de manera acelerada, los baches inundan las calles de los dos municipios, la violencia infernal en la zona metropolitana se ha incrementado en un 70%. Las corruptelas e ineficacia del alcalde para manejar el ayuntamiento se conocen en el ámbito nacional. Es intolerante, narcisista, convulsivo, enemigo declarado de la libertad de prensa. Es un funcionario con un grado de repudio muy importante en sectores cada vez más amplios de la sociedad. El PRD en México es minoría en las preferencias electorales. Es muy probable que pierda el poder en la capital del país. Se demuestra que las políticas clientelares y las transas tienen un margen finito. El cacique perderá el control más temprano que tarde. Si la justicia se practicara en el país, Gallardo debería estar encerrado. Entonces, si ha permanecido en la cima, es por el respaldo del PRI.

-¿Cómo juntarse con el PAN y Movimiento Ciudadano a nivel nacional, si son ideologías excluyentes?

-La razón principal es que no encuentran la forma de parar el posible triunfo presidencial del dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador. Es lo que busca la oligarquía. En el 2018 está en juego asegurar el saqueo de las reservas energéticas aprobadas en el congreso por el llamado Pacto por México para beneficio de una minoría rapaz antinacional. Y terminar de consolidar las contrarreformas constitucionales en perjuicio de las mayorías. Los partidos que se juntan no son excluyentes, comparten la misma ideología conservadora que se ha impuesto por décadas, desde que el PRI ha ejercido el poder. Son los herederos de la colonia que no han dejado de saquear las riquezas de la nación y su mano de obra. Pero además son antidemocráticos. Los que conforman la alianza del frente de la simulación, se han impuesto a los militantes con acuerdos cupulares. Es por lo que se escuchan crujidos en todo el país de la militancia agraviada, que abajo, actúa de buena fe. Busca un mejor nivel de vida, un futuro para todos.

-¿El delegado del PRI, Jorge Shiaffino, ha sido más puntilloso, al destacar que la capital y Soledad las controla el crimen organizado?

-En absoluto. Como buen priista, maneja el esgrima de la declaracionitis, previamente calculado y consensado. Pero además con una insólita irresponsabilidad, que se explica por su cultura de cínico. Escupe al cielo el grillo delegado. La crítica que sostiene contra del cacique, es sólo un golpeteo mediático entre rufianes que son aliados. Son lances políticos para que no se le olvide al edil, quién tiene el mando.

 

Es donde radica el cinismo del sujeto. Lo que señala es correcto. Tampoco es el único. La diferencia radica en que representa al partido que gobierna en el estado y el país. ¿Por qué razón, en lugar de enviarle mensajitos al cacique de lo criminal de su gobierno, no actúan para remediar la corrupción que brota como pus en los ayuntamientos de Soledad y la capital? Porque son aliados, iguales. Uno de los acuerdos básicos es brindarse impunidad. Es el costo que pagan al cacique que les ayudó a que el PAN perdiera la gubernatura y la mantuviera el PRI.

-Gallardo Juárez ya anunció que estará en las boletas del 2018. ¿Le afecta la alianza nacional del PRD con el PAN?

-Es el deseo explícito del cacique y sus múltiples corifeos. Pero las señales que se han presentado en el ámbito nacional y estatal, parecen indicar que no estará en las boletas. La embestida mediática a través del emporio Televisa fue una maniobra que sólo la pudieron instrumentar personas con un perfil de influencia en los altos mandos del poder federal. El PRD fue exhibido como un partido que tiene en sus filas a los Abarca. Como un partido que tolera la corrupción brutal y el autoritarismo sin ningún problema. El golpe fue contundente y no tuvo ninguna defensa de parte del cacique. No había forma de defenderlo. La gente que pretendió salir en su auxilio solo lo hundió más en el descrédito. Los perfiles fueron de porros muy identificados. Fue sintomático que de la directiva nacional nadie salió en su defensa. Ni siquiera el fanfarrón esquirol que fue candidato al gobierno del Estado de México, Juan Cepeda, que estuvo en un acto con la pandilla de los Gallardo donde amenazó que si alguien se mete con sus jefes, lo hace con el comité ejecutivo. ¿Dónde estuvo el viril auxilio de sus aliados dentro del partido? Hasta los delincuentes de la corriente Alternativa Democrática Nacional (ADN) saben quienes son los Gallardo. Por lo que no se movieron. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) ya le tiene documentado el desastre que ha desplegado. Todo lo contrario a la Auditoria Superior del Estado que siempre le puso estrellitas de funcionario ejemplar, para envidia del mundo, por su inmaculado manejo. El cacique es una figura desprestigiada, apestada. La mayoría quiere poner distancia de por medio. Parece que les quema la cercanía de su aliado político. Es el caso del maximato Horacio Sánchez Unzueta, que lo impulsó en la alianza con el PRI, desde el 2009, para ganar la alcaldía en Soledad. El alejamiento se notó en los hechos desde que a su sobrino, el diputado federal del PRD, Xavier Nava, lo metió en alianza con el vendedor de pollos por el sexto distrito. Al cacique no le gustó la cercanía del legislador con el mandatario Juan Manuel Carreras. Está en juego la lucha por la presidencia municipal de la capital, donde jamás permitirá que lo desplacen. La ruta del sobrino de Sánchez Unzueta no sería el PRD, por lo que se registró como independiente, en una cruzada en contra de Gallardo, del que se benefició. ¿A poco hasta ahora se dio cuenta de la forma de gobernar de la pandilla del edil? ¿Nunca vio su

 

actuar en los seis años del autoritario, violento, inmoral y corrupto gobierno en Soledad? ¿No supo de la captura de Ricardo Gallardo Cardona por lavado de dinero y su posterior salida?. Horacio Sánchez ya abrió la disputa con el cacique y no se puede ver como un hecho aislado, se da en el entorno de la caída del cacique a nivel local y nacional. Se aprecia el alineamiento de fuerzas que tienen a su merced los que han decidido la suerte del alcalde. No es seguro que su nombre aparezca en las boletas electorales del próximo año como se imagina. Todo apunta a que si en la cúpula del PRI se decide terminar con la vida política de la familia Gallardo, nada podrá hacer para evitarlo. Nadie ignora la forma corruptora de cómo opera. Si llegara a participar en la próxima contienda, por cualquier cargo, será porque llegó a un acuerdo con la mafia del PRI donde estará sujeto a hacer lo que le ordenen.

-¿Dónde están las demás corrientes, se replegaron, huyeron por el terror a ser levantados, una sola familia se va a repartir las posiciones electorales, no tienen que negociar con nadie, la dirigencia nacional los dejará hacer lo que les plazca?

-El caique no ha ocultado lo que es y representa, como lo demuestra su desempeño. Nadie puede reclamarle que los ha engañado. El perfil del actual dirigente del PRD, José Luis Fernández, no deja nada al imaginario. La fama del personero incondicional de los Gallardo, de ser una persona que ha tenido una cercanía con gente de los carteles de la droga, es una historia que corre en las redes sociales desde hace muchos años. Es una de las vertientes por las cuales se relaciona al cacique con bandas criminales. Es por lo que lo llaman el “Abarca de San Luis Potosí”, en los medios locales y nacionales. Ha trascendido que se le hizo llegar un oficio firmado por militantes del PRD a la dirigencia nacional sobre el peligro de que el cacique sea en efecto otro Abarca. Es una realidad preocupante para el partido y su militancia. Las versiones circularon cuando los “Chuchos” tenían el control de la dirigencia. No hicieron nada. Debieron oponerse a la candidatura del personaje con todos los datos que tenían, pero la corrupción y la ausencia de principios la abandonaron desde hace muchos años. Los pocos militantes del PRD, antes de la llegada de la familia Gallardo, en la actualidad sólo vegetan en espera de que el cacique se compadezca y los sume o que la “justicia federal” lo fulmine, para medrar con las ruinas de lo que quede. Pero son muy pocos los que sobreviven. El cacique es parte de la corriente ADN que por ahora se percibe como la de mayor fuerza al interior del PRD y no hará nada que altere las decisiones del alcalde al repartir las candidaturas. Podrá dar algún cargo irrelevante a los representantes testimoniales de las otras vertientes, pero dependerá del humor que tenga. En su naturaleza está hacer lo que le plazca. Si le gusta violar las leyes y realiza las tropelías que se le ocurren y nadie le pone un alto, ¿por qué razón no imponer lo que se le antoje en el PRD, que es de su propiedad?.

 

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