Cae el maximato Sánchez Unzueta, lo releva su alumno más avanzado, Ricardo Gallardo Cardona

5 julio, 202110:09 pmAutor: Juan Pablo MorenoCapital Destacada Noticias

Acusado de ganar con fraude la gubernatura, el boyante vendedor de pollos, Ricardo Gallardo Cardona, enterró inexorable a su patrocinador político, el maximato local, Horacio Sánchez Unzueta, que se mantuvo vigente los últimos 30 años. Con un cacicazgo de 12 años a cuestas, tejido en la alcaldía de Soledad, junto con su padre, Ricardo Gallardo Juárez, lograron nuevas alianzas que los proyectaron al sospechoso triunfo. Impunes, inician una etapa promisoria, gracias al ostensible pacto que sellaron con el presidente Andrés Manuel López Obrador y el mandatario Juan Manuel Carreras, que jugó de manera simultánea con tres candidatos, el panista Octavio Pedroza y la de Morena, Mónica Rangel, para al final torcer por el ex diputado federal, cuyo padre lo amenazó de muerte si se atrevía hacerles una jugarreta por tercera vez. Como en los tiempos dorados donde se impusieron con terror y sangre, volvieron a repetir sin ataduras, el esquema de violencia, relleno de urnas, compra de funcionarios de casilla y la estructura de los partidos pequeños que se volvieron cómplices. La fórmula que sintetiza el fenómeno plantea que cae un tirano y lo releva su alumno más avanzado.

El binomio integrado por los otrora comerciantes polleros de Soledad, Ricardo Gallardo Juárez y Ricardo Gallardo Cardona, se gestó y creció en términos exponenciales, gracias al cobijo, asesoría y financiamiento del cismático ex gobernador, Fernando Toranzo, pero en mayor medida por el maximato local, Horacio Sánchez Unzueta, que los utilizó como ariete político para combatir los longevos y arbitrarios cacicazgos que encabezaron las familias Gaitán, Velázquez y el ex sempiterno dirigente estatal de la CTM, José Guadalupe Vega Macías. Con marginales changarros en diferentes sitios de la capital y una maloliente granja de ubicada en La Constancia, en la periferia del municipio conurbado, Gallardo Juárez, obsesionado en acrecentar su fortuna, buscó afanoso ser candidato del PRI a la alcaldía, sin ningún éxito.

Su destino iba a cambiar cuando, después de virulentos interinatos, llegó a la gubernatura de 1990 a 1994, Horacio Sánchez Unzueta, que ya tenía fraguado prolongarse 30 años, a través de un abigarrado plan transexenal, que consistió, en la parte medular, “sembrar” cuadros en los demás partidos y financiarlos hasta ocuparlos en los momentos capitales. Fue como en Soledad, para desactivar el poderío de Vega Macías, instrumentó como opositor a su hija Magdalena Vega, al novato litigante Roberto Cervantes, que se postuló por el desaparecido Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, con el que logró el triunfo. Aunque repitió en el 2003 y 2006. Ocupado en desmantelar a sus incontables opositores, Sánchez se volcó en dejarle la estafeta a su obediente alumno, Fernando Silva Nieto y después al contador público, Marcelo de los Sanos, con el que empezó las alternancias pactadas con el PAN. Le tocaba el turno al furibundo y bipolar cirujano del PRI, Fernando Toranzo, al que la mayoría le garantizaba la derrota, ya que se iba a confrontar con el factotum panista y amigo cercano del presidente Felipe Calderón, el ex alcalde de la capital, ex senador y ex diputado federal, Alejandro Zapata, que terminó por morder el polvo.

Inexperto, sin recursos, en el 2006, Gallardo Juárez se registró para buscar la alcaldía de Soledad con las siglas del PRD. Fue derrotado por el influyente panista, Juan Manuel Velázquez, “El Familiar”. No obstante encontrarse a punto de la quiebra económica, extenuado, lloroso, le esperaba un futuro sonriente al lado de Toranzo en el 2009. Aunque Gallardo es de nuevo candidato a la alcaldía de su natal municipio, de manera simultánea, el ex secretario de salud lo ocupó como acarreador de gente en los mítines del PRI. En una comilona en el rancho del ex diputado local panista de Rioverde, Gabriel López Maya, perdido entre la muchedumbre, con la mirada baja, ropajes descoloridos y gastados, aparece Gallardo, sumiso, atento a las órdenes que le giren los organizadores de la bacanal. Pero se iba a desquitar en los comicios de Soledad.

Molesto por un desaire que le hizo la candidata del PRI a la alcaldía, Amalia Velázquez, Toranzo la abandonó antes de iniciar uno de los mítines más importantes. Entonces decidió torcer a favor de su fiel vasallo, Gallardo Juárez. Es también la etapa cuando el crimen organizado arriba a San Luis. Encuentra en Soledad el

reducto más importante. El ex comandante de la policía judicial estatal y federal, Julio Alfredo Ceballos Alonso, ha denunciado de manera recurrente, que el entonces jefe de Los Zetas, Heriberto Lazcano, “El Lazca”, aportó los primeros 30 millones de pesos a la campaña del quebrado candidato. Luego le daría otra suma igual, que ya no constató en forma directa. Se lo dijeron los enclaves que dejó en el equipo del aspirante, con el que se distanció por no cumplir los acuerdos más elementales.

Protegido por sus abiertos y ocultos mecenas, Gallardo Juárez saboteó la campaña de su opositora del PRI, Amalia Velázquez. Le destruyó la publicidad colgada en postes y paredes. Irrumpieron con golpeadores en sus visitas domiciliarias y mítines. El día de las votaciones, el candidato del PRD fue acusado de usar grupos armados para intimidar, robarse las urnas, paquetes electorales en la zona rural y urbana. Hubo acarreo de votantes, diversas variantes del fraude y compra de funcionarios de casillas. Con sus métodos violentos, Gallardo Juárez logró 23 mil 298 votos. Noyola, 22 mil 207. El notario 23 Gerardo Zamanillo, 16 mil 382.

Ceballos establece que Gallardo Juárez tuvo la fortuna de recibir un gran respaldo del crimen organizado. “Le consiguen decenas de trailes de pollos robados, que vende a bajos costos. También se quedó con una colección de vehículos de lujo, cuyo dueño original era Fernando Rojo, el Oso Rojo, tesorero de Los Zetas, que los consiguen como pago de secuestros y extorsiones. Los guardó en la Quinta Diamante, que luego se convierte en una granja de aves. Es el inicio de la boyante empresa Creativa Motors, ubicada en el Saucito”.

“El imperio económico de los Gallardo no radica en la venta de cocaína u otros enervantes. Se dio a través del lavado de dinero que invierten en la industria inmobiliaria, tan poderosa como el narco. Es como lograron amasar más de 2 mil propiedades en Soledad y la capital”. Además del triunfo de Gallardo Juárez, Toranzo ganó la gubernatura con 435 mil 768 votos. El panista Alejandro Zapata alcanzó 402 mil 534. Luego el padre le hereda el cargo al hijo, Ricardo Gallardo Cardona, que compite en el 2012 de nuevo contra la priista Amalia Velázquez y el panista Raúl Paulín Rojas.

Una célula criminal vinculada a Gallardo Cardona amenaza al carnicero Paulín, al que levantan en la plaza principal de Soledad. Lo pasean por varias calles. Le adelantan que está difícil vaya a ganar. En caso contrario, les entregará el manejo de la policía y comercio. Le dicen que es el acuerdo realizado con los demás contendientes. Antes de las elecciones, fue asesinado de dos balazos en la cabeza, el coordinador de campaña de Paulín en la zona rural, Miguel Ángel Campos Flores, de 50 años, con el que estaba emparentado. En otras ocasiones que Paulín se confrontó con los Gallardo, cayó en las mazmorras de la policía municipal. Ocurrió al defender a los carretoneros, que fueron obligados a dejar sus tradicionales implementos de trabajo por caras motocicletas que les endilgaron a través de onerosos créditos. En el 2015, cuando buscó ser diputado local, le rompieron la nariz por la brutal golpiza que recibió.

Al momento de las votaciones, los Gallardo asumen el control absoluto de las casillas, donde rellenan urnas hasta saciarse. A la candidata, la intimidan para que no haga la mínima protesta. A su representante, su primo, Omar Velázquez, le ordenan confinarse en el hotel Holiday Inn, hasta que termine el conteo de votos. Si desobedece, lo eliminan. Con la mano en la cintura, Gallardo consiguió 52 mil 568 votos. Velázquez, 22 mil 930. Paulín, 14 mil 944. Con el mismo sello electoral, los Gallardo han colocado a sus relevos en la alcaldía, donde figura el sumiso Gilberto Hernández Villafuerte, que estuvo dos trienios y brincó como diputado federal. Ahora lo releva la ex senadora, Leonor Noyola. Gallardo Cardona alardeó que en su natal Soledad, arrasó 4 a 1 a sus oponentes.

Se estima que el maximato Sánchez Unzueta perdió el control sobre el controvertido binomio cuando se aliaron a pandillas del crimen organizado. El ex secretario de gobierno y ex procurador de justicia, Cándido Ochoa Rojas, antes de convertirse en uno más de sus incondicionales, denunció que el creciente número de secuestros se realizaban en la capital, pero el pago de los rescates se reflejó en Soledad. En la etapa que al ex presidente Enrique Peña lo asfixió el poder del narcotráfico, Sánchez Unzueta y Toranzo vieron la alternativa de cobrar varias facturas de manera simultánea. Le propusieron encarcelar al ex edil, que se ubicó en primer lugar en las preferencias electorales en la lucha por la gubernatura. El golpe iba a redimir al mandatario ante la tragedia de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, que se volvió escándalo internacional. También le ayudaría al PRI a mantener la gubernatura, después del desastroso desempeño del galeno oriundo de Venado.

La entonces Procuraduría General de la República acusó a Gallardo Cardona de malversar 200 millones de pesos del erario a sus negocios privados. Le fincó los delitos de tener vínculos con la delincuencia organizada y lavado de dinero. La estrategia para capturar al infractor, la coordinó el ex comisionado de la policía federal, Enrique Galindo, ahora alcalde electo de la capital. Gallardo Cardona estuvo un año encerrado en el penal de Hermosillo Sonora, diseñado para los delincuentes más peligrosos del país. Entonces le plantearon al padre el costo de su salida: ayudarle a Sánchez y Toranzo, rellenar urnas, cometer un fraude electoral a gran escala, para derrotar a la inminente ganadora del PAN, Sonia Mendoza, que doblaría sin mayor esfuerzo al doctor en derecho, Juan Manuel Carreras. La ex diputada local denunció que fue víctima de una asonada de estado. Ahora será diputada federal, después de aliarse a sus otrora verdugos.

En un apoteótico discurso en la Plaza de Fundadores, Gallardo Juárez amenazó frontal al gobernador Juan Manuel Carreras y la presidenta del Consejo Estatal Electoral, Laura Elena Fonseca. Los emplazó a no cometerle fraude a su hijo, que ganó de manera legítima, o se los cargaba la chingada. Pero también mostró una chicana adicional hasta entonces desconocida. Relató que ya le habían tolerado a Carreras, los afectara en el 2018, ni siquiera aludió a los hechos del 2015. Se refirió a su presunto triunfo ante el panista Xavier Nava, que lo venció 2 a 1. Los seguidores del binomio recuerdan que no festejaron que su jefe se hubiera reelegido. Incluso, tampoco se pusieron las camisetas con la leyenda de la victoria. La algarabía se volvió un funeral cuando les llegó la orden superior de disciplinarse. En síntesis, a los expertos mapaches, les aplicaron una segunda dosis de su propio chocolate. El gran motivo del padre, que lo llevó a exaltarse, es que no iban a tolerar una tercera zancadilla.

El escolapio supera al mentor

Una de las variantes esenciales que el maximato Horacio Sánchez Unzueta pudo enseñar a sus voraces alumnos, los Gallardo, fue la táctica de sembrar cuadros en los demás partidos, en espera de coyunturas favorables. Lo hizo con el senador de Morena, Primo Dothé, que permaneció agazapado durante décadas en Tamazunchale, donde creó el Frente Salvador Nava, para encauzar los reclamos sociales. Estuvo cerca de colarse en las componendas generadas por el dirigente nacional del partido, Mario Delgado, que ninguneó a la militancia y simpatizantes, al establecer dos convocatorias para la gubernatura, donde surgió para ser derrotada, la ex secretaria de salud, Mónica Rangel, impulsada por Carreras, que también respaldó al candidato de la coalición Sí por San Luis, Octavio Pedroza. Pero los tratos de fondo, auténticos, los signó con el abanderado del Verde Ecologista, Ricardo Gallardo Cardona.

Otro alumno histórico de Sánchez Unzueta fue Octavio Pedroza. Completó un triunvirato donde incluyó a Germán Pedroza, al que hizo presidente del Tribunal de Justicia, delegado del Infonavit y ahora director de la escuela de derecho de la universidad autónoma. El cuadro se completa con el secretario de finanzas, Daniel Pedroza, que en otras administraciones, también se vinculó a la dependencia. El senador suplente, Alejandro Rojas Díaz Durán, lo acusó de canalizar del erario, 500 millones de pesos a la campaña de su congénere, por lo que exigió su destitución. Denunció que también lo financió el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, que le facilitó un ejército de mapaches para cometer fraude electoral. La Fiscalía de la República lo investiga por delincuencia organizada, fraude fiscal y lavado de dinero. En el segundo debate de los candidatos a la gubernatura, el independiente Arturo Segoviano, exigió sancionar al funcionario estatal, por favorecer a su hermano.

También sirvió durante décadas al maximato, el tribuno Leonel Serrato, al que le otorgó el fiat de la notaría 32. Fue como se lo arrebató a su histórico enemigo, el ex diputado local del PRD, Eduardo Martínez Benavente. Lo usó en diversas ocasiones como ariete jurídico y electoral. Cuando el panista Marcelo de los Santos se sacudió la tutela de Sánchez Unzueta, Serrato se manifestó cada semana, en un banquito, afuera del palacio de gobierno, donde denunció al contador público, de ofertar la plaza a pandillas criminales. Después lo ubicó como asesor de Fernando Toranzo y Cándido Ochoa, durante 6 meses, aunque no le pagaron un centavo. Cuando en los recientes comicios se retiró de la contienda el delegado de la secretaría del bienestar, Gabino Morales, Serrato se proyectó como el inminente candidato de Morena a la gubernatura, por su cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador y el padrinazgo de Sánchez Unzueta. Pero lo dejaron fuera las chicanas de Mario Delgado, por lo que decidió aliarse con el que antes fue su acérrimo enemigo, Gallardo Cardona, dueño de la franquicia del Verde en San Luis, que lo hizo candidato a la alcaldía de la capital, pero lo derrotó el abanderado de la alianza PRI-PAN y PRD, Enrique Galindo. Serrato amagó con exterminar los

negocios millonarios de su ex mecenas, Sánchez Unzueta, que asesora al magnate dueño de Industrial Minera México, Germán Larrea.

El más cercano de los pupilos de Sánchez es el alcalde de la capital que buscó sin éxito reelegirse, Xavier Nava. En la etapa donde el trato con los Gallardo era todavía cordial, logró colarlo como diputado federal a través de las siglas del PRD. A Sánchez se le complicó el escenario cuando en la contienda interna del PAN por la gubernatura, compitieron Nava y Pedroza, que se impone por el respaldo de la militancia, a la que el edil trató con la punta del pie y no les dio espacios en la estructura del ayuntamiento. Nava se quedó varias semanas en el limbo. Luego reaparece como candidato de Morena a la alcaldía, donde se confronta de nuevo con Serrato, que compite con la casaca del Verde. A los dos los vence Galindo. En el debate organizado por el consejo electoral, Serrato y la abanderada de Encuentro Solidario, Teresa Carrizales, se lanzaron a la yugular de Nava, quien ataca inmisericorde al policía, que no asiste. Nava podría desempolvar al Frente Cívico Potosino, que antes sirvió de plataforma política a su abuelo, el matador de dragones, Salvador Nava, que lo usó para atacar al ominoso cacique del magisterio, Carlos Jonguitud. Ahora su nieto lo hará contra el emergente tirano.

Experto en varias modalidades del fraude electoral que le enseñó el alquimista Sánchez Unzueta, Gallardo Cardona imitó también perfecto el estilo de colarse en las filas del enemigo. Algunos de sus cercanos colaboradores han comentado que los tratos que hizo para estar bajo sus órdenes, los tejió directo con el presidente Andrés Manuel López Obrador, que desde entonces le aseguró, le entregaría la gubernatura a cambio de la mayoría de las curules federales, lo que le facilita el manejo del presupuesto sin tropiezos. Fue como Gallardo dio el bandazo en el PRD para irse a las filas del Verde Ecologista, aliado en la cámara de diputados de Morena, Partido del Trabajo y el entonces Partido Encuentro Social. Entre los 8 legisladores que cambiaron de siglas, aparece su ahora socio, Héctor Serrano Cortés, que jugó un papel central en la reciente campaña. Antes fue secretario de gobierno, en el Distrito Federal, con Miguel Ángel Mancera. Se le ubica como espía profesional. Es dueño del diario digital Contra Réplica, donde tiene de socio al gobernador electo. Podría ser uno de los grandes beneficiarios de la partida destinada a la prensa.

Con el respaldo implícito y explícito de López Obrador, el ex edil de Soledad canalizó un respaldo millonario para que su nuevo compañero de bancada, Mario Delgado, se quedara con la dirigencia nacional de Morena. Luego se tomaron varias fotografías en sus constantes visitas a San Luis, previo a que se designara el candidato a la gubernatura. Desde entonces se planteó que ambos personajes eran la punta de lanza de las aspiraciones presidenciales del canciller Marcelo Ebrard. Los seguidores de la ex aspirante a ser candidata de Morena, Francisca Reséndiz, denunciaron el intento de madruguete que buscó Delgado, al parecer con la anuencia de la presidenta del Consejo Estatal Electoral, Laura Elena Fonseca, para registrar a Gallardo a hurtadillas, coaligado con el Partido del Trabajo y Verde Ecologista. Pero la asonada fracasó ante el escándalo mayúsculo generado.

No obstante, se concretó el pacto de entregarle el manejo administrativo, jurídico y político de 6 de 7 candidaturas para las curules federales. Casi la gubernatura en bandeja de plata a través de la figura que usó antes el tabasqueño, Juntos Haremos Historia. Y de manera simultánea, la estructura de los Servidores de la Nación y Defensores de la Patria, que maneja el delegado de la secretaría del bienestar, Gabino Morales. Un ejército que supera los mil activistas, que durante más de tres años, hicieron un abierta y ostensible campaña a favor de Gallardo, que nunca tuvo el mínimo reclamo del Instituto Nacional Electoral o de Fonseca, por realizar actos anticipados de campaña y superar los topes de campaña con más de 20 millones de pesos. Los encargados provisionales de los comités municipales de Morena en la huasteca y Mexquitic de Carmona, denunciaron que los desplazaron del mando, militantes del Verde, con el argumento que perseguían los mismos fines. El dirigente estatal de Morena, Sergio Serrano, no atendió las denuncias respecto a que los habían infiltrado las fuerzas de Gallardo.

Delgado instrumentó una jugada distractora. Lanzó una segunda convocatoria, donde sólo se iban a inscribir mujeres, con el argumento de cumplir la cuota de género. Los simpatizantes de Reséndiz denunciaron que el gobernador Carreras compró la candidatura de la que fue su secretaria de salud, Mónica Rangel, en 400 millones de pesos. Vino el cisma y el desconcierto. El tribuno Leonel Serrato, ex delegado de los programas del bienestar en la zona metropolitana, brazo derecho de Gabino Morales, renegó de Morena y se alía a su otrora enemigo a muerte, Gallardo Cardona, que también se lleva a sus filas a la diputada local del PAN, Sonia Mendoza, dolida por la derrota interna, donde se inclinó por el alcalde de la capital, Xavier Nava, que sucumbe

ante el ex senador Octavio Pedroza, electo candidato a la gubernatura de la coalición Sí por San Luis, en la que convergen el PRI, PAN, PRD y Conciencia Popular. Mendoza hace equipo con los mapaches que 6 años antes, le rellenaron las urnas a Carreras, para quitarle el triunfo que le correspondía.

Serrato y Morales, en lugar de sumarse a Mónica Rangel, fortalecen los ánimos caciquiles de Gallardo. Le endosan el respaldo del ex delegado de la secretaría del bienestar en la zona media, Kevin Ángelo Aguilar, que resulta candidato a diputado federal. Compite y le gana a su principal oponente, el ex líder estatal de la CNC, Óscar Bautista, que buscó completar 15 años consecutivos pegado a la ubre presupuestal. Gallardo volvió a sumar al ex alcalde de Matehuala y ex legislador local, Roberto Alejandro Segovia, que en público, censuró a Carreras por no tener “huevos” para combatir la inseguridad que azota a la ciudadanía. Ahora es diputado federal electo por el distrito uno. El ex edil de Soledad captó para el distrito 7 de Tamazunchale, al ex alcalde priista de Tampacán, ex diputado local y federal, Cristian Joaquín Sánchez, hijo del ex dirigente del magisterio de la sección 52 y también ex diputado local, Crisógono Sánchez, al que, junto con su esposa, Nora Hilda Sánchez, se les vinculó en el asesinato pasional de la secretaria particular del político huasteco, María de Lourdes Cárdenas Galarza.

En septiembre del 2019, Cristian Sánchez tuvo que regresar 27 hectáreas de un terreno que le correspondía a comuneros de Tampacán. Intentó oponerse al portar, junto con un grupo de ayudantes, armas de grueso calibre, para intimidar a sus detractores. Culpó del revés al ex diputado local del PRD y ex edil del municipio, Filemón Hilario Flores, coludido con Gallardo Cardona. Otro que se sumó al Verde fue el litigante Miguel Ángel Sánchez Flores, que buscó por Morena la alcaldía de la capital. Cuando Delgado impuso a Xavier Nava de forma unilateral, dolido, optó brincar al lado de Gallardo. Alardeó que lo iban a seguir 150 compañeros. Expuso que Serrato y Gallardo tenían las mejores propuestas para resolver la añeja problemática del agua potable y la creciente inseguridad en la capital.

Gallardo olfateó la ruptura en Valles con el ex candidato del PAN a la alcaldía, David Medina Salazar, quien acusó al dirigente estatal, Juan Francisco Aguilar y el diputado federal, Xavier Azuara, de exigirle 2 millones de pesos para hacerlo otra vez candidato. El cisma lo aprovechó el dueño de la franquicia del Verde en San Luis para cooptarlo. También pudo incidir que el ahora edil electo, es hermano del titular de la Comisión Estatal del Agua, Jesús Medina Salazar, ligado al grupo empresarial que capitanea el ex delegado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en la entidad, César García Coronado, conocido como “El rey del moche”. García fue señalado de coordinar la campaña de Gallardo por la gubernatura. En la etapa de mayor esplendor, el oriundo de Tamaulipas, entregó más de mil millones de pesos en obras a firmas que pertenecen a los Medina. El diputado federal de Morena, Ricardo del Sol, exigió juicio político y cárcel para Jesús Medina, al que acusó de tráfico de influencias y peculado. Las denuncias no tuvieron efecto, ya que lo protegió su jefe, Juan Manuel Carreras. Se especula que ahora como alcalde de Valles, David Medina habrá de pagar el financiamiento que tuvo de García y su grupo, que buscó imponer como candidata a la presidencia municipal de Rioverde, a la diputada panista, Vianey Montes Colunga, que se espantó cuando le dijeron que ya le tenía armada la planilla para competir y se retractó.

En las visitas que Mario Delgado hizo a San Luis, siempre recalcó que la única candidata que encarnaba los valores de la Cuarta Transformación era Mónica Rangel. Al aludir a Ricardo Gallardo, aseveró que no lo aceptaron por su trayectoria, perfil y oscura reputación. “No es afín a los principios de Morena, debido a las investigaciones que hay en su contra. Fue repudiado por las bases, ya que ha pervertido la política, lo que rechaza López Obrador”. Pero todo fue un montaje para esconder al verdadero candidato del presidente. El 8 de junio, López Obrador dijo que la lianza del PT-Verde, ganó San Luis por medio de la figura Juntos Haremos Historia. Con el triunfo de Gallardo, alardeó, Morena obtuvo 11 de las 15 gubernaturas en disputa. Al día siguiente se sumó Delgado al resaltar que el ex diputado federal, triunfó de manera clara. Pero la mafia de las corruptelas, insiste en meter mano a los resultados. Destacó que los demás contendientes aceptaron la derrota, menos Octavio Pedroza. Remarcó que Carreras y López Obrador lo anunciaron.

Antes aliado, cómplice y alfil del maximato Sánchez Unzueta, en el transcurso de la campaña, Gallardo Cardona remarcó que ya no lo iban a mangonear más. No permitiría un robo más. Al lograr el consentimiento de López Obrador y del doctor en derecho, acabó con el mandato transexenal del ex gobernador, que fue decisivo al nombrar como sus relevos a Fernando Silva Nieto, Marcelo de los Santos, Fernando Toranzo y Juan Manuel Carreras. Como nunca, a Sánchez se le empalmaron las piezas del ajedrez político en las figuras de

Octavio Pedroza, Xavier Nava y Mónica Rangel. Siempre oculto en las sombras, decidió el aciago futuro de San Luis en las últimas tres décadas. Un anuncio eufemístico de su declive se dio cuando alardeó, le preguntaran quién iba a ganar los comicios. Aunque no es del PRI, terció por Pedroza, al que identificó con el cambio. A Gallardo, con el naufragio. Dijo que contendían dos ex alcaldes. “Uno que se caracterizó por su desempeño vertical, atender a la gente y jamás fue demeritado. El otro tiene un amplio catálogo de cuestionamientos”.

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