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Nadie solicitó se haga el segundo piso de cuota en el distribuidor Juárez, que podría costar 10 mil millones de pesos

Sin consultar a los colegios de ingenieros, arquitectos, cámara de la construcción, poder legislativo, ayuntamiento de la capital, automovilistas, empresarios ni a la ciudadanía, furtivo, a hurtadillas, de espaldas al pueblo, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona afina una de sus más intrépidas estafas del sexenio: ya se encaprichó en hacer el segundo piso del distribuidor Juárez, que tendrá un costo superior a los 6 mil millones de pesos. En la primera fase, se realizará hasta el Eje 128 de la zona industrial. Contará con cuatro carriles en ambos sentidos, infraestructura urbana, alumbrado, señales y vialetas. Incluirá incorporaciones y bajadas en los puntos de mayor afluencia de vehículos y accesos a avenidas principales y comerciales de la carretera 57.

Varios hechos delatan sus intenciones de sacar la mayor ventaja financiera para su directo beneficio. Aunque jamás lo hará, está obligado a realizar una convocatoria internacional. Disperso, volátil, omiso, maneja que tres empresas compiten por ganar el apetitoso concurso. En año y medio de gestiones fraudulentas, las obras más boyantes las ha otorgado a firmas donde tiene a socios y prestanombres, como el diputado federal, Alejandro Segovia, “El Jano” y el contratista oriundo del Refugio, Ciudad Fernández, Óscar Compeán, a los que les ha entregado más de mil millones de pesos por las ridículas armatostes que colocó a las entradas de los parques Tangamanga, Soledad, las remodelaciones de la Feria Nacional Potosina y los falsos puentes atirantados en Quintas de la Hacienda y periférico, cercano a la Fenapo.

Ante el rechazo absoluto de la gente al mega rodeo o Arena Potosí, hizo una amañada licitación, que ganó Triturados, Asfaltos y Construcciones “El Palmar”, ligada a Segovia. Al superar las ganancias netas de los 400 a 500 millones de pesos, ambicioso, Gallardo tiene la mirada puesta en la barrera de los mil millones de pesos o más. Ahora se sacó de la manga, de repente, que el segundo piso vial será de cuota. Se ubica en el nivel de los latrocinios de alta escuela, como lo hizo en su momento, Fernando Silva Nieto con los invernaderos de Santa Rita y la monetización de la llamada super carretera Cerritos-Rioverde, que luego convalidó Marcelo de los Santos, para llevarse también su jugosa tajada.

Los potosinos tendrán que pagarle al beneficiario, los próximos 20 años, las cuotas que se le ocurran. Las ganancias serán exponenciales, ya que de entrada, tienen capturados a los miles de trabajadores y directivos que de manera cotidiana, se trasladan de la capital al segmento fabril. No se salvarán los miles de conductores que cada segundo usan la carretera 57 para trasladarse a Querétaro, México e incontables puntos intermedios como Santa María y Tierra Nueva. En vez de agilizar el tráfico, el ambicioso mandatario va a generar una cola de varios kilómetros, mientras esquilma a los usuarios de la nueva ruta.

Acostumbrado a pisotear las leyes, Gallardo Cardona violenta el acuerdo del poder legislativo, que le autorizó, el reciente 23 de marzo del año que corre, usar los 2 mil 58 millones 907 mil 200 pesos, por la venta de los terrenos de la Ford a la transnacional Steel Dynamics. Está obligado a destinar el dinero para el segundo piso del distribuidor Juárez, la vilipendiada Red Metro, obras de infraestructura urbana e hidráulicas en las cuatro zonas del estado. Pero ahora resulta que un particular habrá de asumir los costos para sangrar los bolsillos de los automovilistas de toda índole.

Ventajoso y sospechoso, Gallardo maneja de manera simultánea, que someterá a la capital a “una cirugía mayor”. Planea invertir 4 mil millones de pesos para hacer 33 kilómetros de vialidades y 14 puentes. No aclara de qué rubros obtendrá los fondos, menos las etapas de las licitaciones, que por los elevados montos, caen la categoría de internacionales, donde habría decenas de participantes. No aclara si la ruta alterna oriente y zona industrial, donde construirá otros 11.5 kilómetros de vialidades, que conectarán al poblado de Jassos con

el eje 120, interfiere con sus planes privatizadores y si los costos, serán descontados a los que determine beneficiar con los contratos ya arreglados.

Gallardo repite las oscuras maniobras que en su momento realizó el gobernador interino, Gonzalo Toribio Martínez Corbalá, que torció la norma para entregar los iniciales trabajos del distribuidor vial Juárez a la influyente empresa Ingenieros Civiles Asociados, del magnate Bernardo Quintana Isaac, cercano en los afectos al ex presidente Carlos Salinas. El único que puede contener la prepotencia de Gallardo es el mandatario Andrés Manuel López Obrador, al que le dirá que la oligarquía, los conservadores, los enemigos del progreso, le ponen trabas a las grandes hazañas, como la realizada en su periodo como jefe de gobierno del Distrito Federal, cuando hizo el segundo piso del periférico.

Aunque pisotea a los diputados cuando se le antoja, el congreso debe llamarlo a cuentas para que les explique, por qué ahora quiere privatizar una obra, cuando hicieron circo, maroma y teatro, para entregarle el producto de la venta de millones de metros cuadrados de terrenos urbanos. El consejo consultivo estatal, donde figuran los empresarios más prominentes de San Luis, como los hermanos Teófilo y Carlos Torres Corzo, Carlos López Medina y Juan Carlos Valladares, por ética, están obligados al menos, exigir transparencia, un concurso internacional y abrir una amplia consulta ciudadana, antes de que se concrete la felonía. O serán cómplices de un asalto en despoblado.

Varios expertos en urbanismo, consultados por La Noticia, calificaron de “aberrante”, el segundo piso de cuota que planea realizar, en la Glorieta Juárez, con licitaciones amañadas, Gallardo Cardona. Destacan que no es la alternativa para resolver los problemas de congestionamientos viales. En lugar de quitar, suma vehículos provenientes de Rioverde, Soledad, Matehuala y avenida Universidad. “Son cuatro arterias que conducen automovilistas al mismo lugar. Si en cada ruta viajan 20 unidades, al llegar a la meta, serían 100, que buscan pasar de forma simultánea. Es un tema de simple suma aritmética. La alternativa correcta es restar flujos. Construir otra vía en el sector, sólo agravará el problema”.

“Crean la expectativa de que la circulación es más ágil, pero la zona estará saturada. El problema será mayor. Otra estrategia es construir rutas alternas. Hay otras opciones más eficaces y baratas, pero no son negocio. Jamás las usarán. Como estila el actual mandato, los costos se inflarán en más de 10 mil millones de pesos. Será un jugoso negocio para los contratistas ungidos. Se requiere un estudio de movilidad sustentable, organizar consultas con expertos, académicos, colegios de ingenieros, arquitectos y la universidad autónoma. Pero el segundo piso no es viable en lo técnico, ecológico, económico. No se justifica. Nadie lo solicita como medida emergente”. Además, Gallardo puede colapsar la economía local, al paralizar un sitio neurálgico, donde se concentra el más grande flujo laboral, al dejar al garete los trabajos, por su alta ineficacia al excavar más de 20 kilómetros. Tan sólo en 5, en Himno Nacional, después de quebrar varias decenas de negocios, por negligente y omiso, pudo concluir. A la gente le espera la catástrofe. Gallardo es un peligro para San Luis.

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FERNANDO SILVA NIETO O EL SEXENIO PERDIDO

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PREFACIO

En su desdibujada campaña de candidato a gobernador por el suspicaz Partido Conciencia Popular, uno de los mayores aciertos de Gonzalo Andrade Reyes, fue calificar a Fernando Silva Nieto, como el más corrupto de todos los tiempos.

Quizá resulte difícil un símil histórico con el sátrapa Gonzalo N. Santos, que además de homicida confeso, a través de sus memorias, tuvo el temple indispensable para ceder el manejo financiero de la capital a la burguesía potosina y la huasteca convertirla en su bastón absoluto.

En su época de oro, Carlos Jonguitud Barrios manejo a su antojo, las cuotas del magisterio nacional. En San Luis, fue el ejemplo más contundente del despotismo, aunando al saqueo sin limite, vía su impune yerno, Eibar Castilla Sosa.

No se quedó atrás Leopoldino Ortiz Santos, que combinó su acentuada frivolidad con un apetito insaciable para derrochar el erario. A sus colaboraciones preferidos, les llenó los bolsillos de dinero, que venía de los contratos de obras más sustanciales. A los amigos y familiares, les colmó de beneficios.

En el contexto de la sucia competencia, agravios e ilícitos, Andrade puso en la cima a Fernando Silva Nieto, que no obstante comprar a la mayoría de la prensa local, le fue imposible impedir se conocieran sus constantes atropellos.

La fábula que pudo pintar a un Silva Nieto inocuo, manipulado por su tutor, Horacio Sánchez Unzueta, que le impuso el gabinete, contrastó con la figura de un ejecutivo sin escrúpulos para hacer negocios personales con el dinero del pueblo, siempre apoyado por sus sobrinos, Rafael Eduardo y Francisco Xavier Silva Melgarejo, igual de perniciosos.

Silva Nieto tranzó sin buscarlo, un paralelismo con el interino y fallido reeleccionista, Gonzalo Martínez Corbalá, que ocultó sus despliegues en la poderosa constructora, Ingenieros Civiles Asociados, cuya sede está en el Distrito Federal. Por medio de amañado concurso, le cedió el distribuidor vial Benito Juárez, que costó más de 40 millones de pesos. Fernando Silva se coludió con la Compañía Contratista Nacional, ajena al ámbito local.

En un tramo de su mandato, Silva Nieto actuó sin piedad contra su propia legión extranjera, a la que desarticulo cuando pudo convertirse en un fugaz contrapeso. El astuto secretario de gobierno, Juan José Rodríguez Medina, que le arrebató el poder por poco tiempo, pereció cuando trato de repetir la formula de su jefe, al meterse al ámbito de los fáciles y seguros negocios.

Si Horacio Sánchez tuvo las riendas de la política y Silva Nieto el manejo del dinero, al final, juntos conspiraron para destruir el PRI y entregar la gubernatura al amigable panista Marcelo de los Santos, con el compromiso capital de mantener a salvo a su antecesor.

Pero el futuro de Fernando Silva Nieto puede complicarse en extremo, si sus adversarios políticos, los diputados locales, Juan Ramiro Robledo y Eduardo Martínez Benavente, logran acuerdos internos en el congreso, para hurgar los renglones donde obtuvo pingues ganancias, junto con la élite burocrática.

En las primeras sesiones, la bancada del PRI, que comanda Manuel Medellín, perdió posiciones claves, como la gran comisión, oficial mayor, contador de hacienda y la cartera de vigilancia, lo que abonó la posibilidad de socavar rápido la endeble figura de Fernando Silva Nieto, que habló de auto exiliarse a Inglaterra donde ampliará su perfil académico.

En el trayecto del saqueo sin límite, Silva Nieto afinó un estilo de evadir cualquier cuestionamiento sobre los temas torales. Con una sonrisa de oreja a oreja, parsimonioso o a veces con un inocultable fastidio, hábil se salía  por la tangente. “Es un tema del que ya hablé demasiado y no volveré a tocar. No insistan por favor.” Y nadie lo hizo cambiar.

La fortuna del controvertido Fernando Silva Nieto puede cambiar, según sus propias versiones. Ya adelantó que existe un complot para afectarlo, cuando terminen sus gestiones. Lo cierto es que apenas empieza a vivir el costo del desprestigio, que renuente, se niega a pagar.

El libro Fernando Silva Nieto o el sexenio perdido, es la suma de artilugios que airoso, sin trabas, sin conflictos de conciencia, desplegó el cínico ejecutivo en beneficio propio, a costa de la comunidad. Si para Gonzalo Andrade, Silva Nieto es el más deshonesto de todos los gobernadores que han tenido San Luis Potosí hasta la fecha, el castigo debe ser también una regla de excepción.