El gobernador Juan Manuel Carreras López se mueve en las inercias. Llegó al cargo para proteger las corruptelas de su antecesor Fernando Toranzo, como su primer gran encomienda. En un segundo momento, ha sido incapaz de dar un golpe de timón que cambie la lógica política que ha prevalecido. Su primer añor de gestiones lo usó para continuar el pésimo desempeño del galeno, lleno de fracasos. Fue indolente, ajeno a los problemas de los potosinos. Se mostró apático, abúlico, no genera esperanza. No entusiasma, no tiene rigor, vigor ni espíritu. Carece de aliento, visiones de cómo se debe conceptualizar el destino. Es un rehén por la falta de decisiones. Habla el consultor externo en temas políticos y legislativos, Oswaldo Ríos Medrano.
-Te has desempeñado como un crítico feroz de Carreras. ¿Cómo es que se impuso, cuando era el más pusilánime, el que menos opciones tenía, ya que compitió contra el magnate Juan Carlos Valladres. El dirigente nacional de los transportistas, Elías Dip. El ex diputado federal, José Ramón Martell. El ex diputado local, Jesús Ramírez Stabros?.
-La llegada de Carreras se explica por lo que el politólogo Jesús Reyes Heroles llamó ciencia, paciencia y circunstancia. Ciencia porque tiene un doctorado en derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México. Paciencia, ya que como funcionario, se supo adaptar a las diversas coyunturas. Consiguió estar cerca del ex gobernador Horacio Sánchez Unzueta. Logró algunos vínculos con el ex mandatario Fernando Silva Nieto. En la alternancia nacional, tuvo la habilidad de cobijarse bajo el proyecto político del panista Felipe Calderón. En la última parte del sexenio de Toranzo, a todo mundo sorprendió que Carreras, señalado por sus vínculos con los panistas, llegara a ocupar la cartera del ramo educativo donde manejó el 60% del presupuesto de la entidad. Le permitió hacer labores proselitistas con un tema tan loable como el de la enseñanza. Se le dio la alternativa de construir un acuerdo con el partido Nueva Alianza para moverse en una lógica de mayor libertad. La llegada a la Sege no la decidió Toranzo. Se hizo en la presidencia de la república, en un grupo cercano al presidente Enrique Peña, donde Carreras tenía vínculos que construyó años atrás. Era una corriente muy enquistada al ex secretario de hacienda, Luis Videgaray y el titular de turismo, Enrique de la Madrid. Es como se explica su ascenso, ya que no se le vio en la palestra estatal y nacional. Había entendido la ruta para llegar a la gubernatura. La construyó desde México. Su habilidad fue que nadie se percatara de su destreza para construirla. También supo de las mediaciones que hizo Toranzo y el gobierno federal para buscar una salida negociada. Cuando llega Carreras, Toranzo lo aceptó en su gabinete, porque ya había una serie de compromisos pactados de quién sería el candidato. No fue una decisión de galeno, que resultó un eficiente encomendador y ejecutor de las instrucciones presidenciales.
-Ya manejaste los resortes nacionales que impulsaron a Carreras. ¿No es mucho concederle a un personaje gris e inepto como Toranzo?. ¿No se debe rastrear más atrás, llegar al ex gobernador Horacio Sánchez Unzueta, que trazó el camino con Fernando Silva, que antes de sucederlo, estuvo al frente del sector educativo?.
-El camino que siguió Carreras fue el que recorrió antes Silva Nieto. Incluso lo destapó en su cumpleaños el sindicato del magisterio. La llegada de Carreras a la Sege, el empoderamiento de los profesores, el uso político del Panal y la alianza a favor del doctor en derecho, fue un tema que en nada se relaciona con Sánchez Unzueta ni Silva Nieto. Se vincula al grupo cercano al presidente Peña Nieto, que desde años previos pulsó las aspiraciones de Carreras. Cuando llegó a la capital a relanzar su carrera política, ya venía con la bendición de la presidencia. Todo mundo creyó que Toranzo era un gran operador, al imponer a su candidato. La realidad es que no lo había elegido. Toranzo sólo se allanó a los términos de un relevo dirigido y planificado en Los Pinos con mucho tiempo antes de ser nominado. En todo caso, engañaron a los demás aspirantes, que se imaginaron con posibilidades cuando nunca estuvieron en el ánimo de Peña ni de Toranzo. Fueron acuerdos pactados.
-Muchos llamaron traidor a Carreras porque se puso la camiseta del PAN y le levantó a Calderón la mano en un mitin de la Plaza del Carmen. Después en un festejo de la Fundación Colosio, fue el orador central, contra la voluntad del presidente del PRI, Ángel Castillo, y otras gentes de rancia militancia.
-La imagen de Carreras con la playera del PAN donde apoya las campañas panistas, se explica por su amistad con Felipe Calderón. Toranzo lo designó como orador en el acto luctuoso de Colosio, un año antes de las elecciones. Hay dos espejos que influyen en la vida política de Carreras. Uno es lo que quisiera ser. Admira de manera profunda a Calderón, un ex presidente polémico. Hay un gran debate sobre sus decisiones de política pública, en el tema del combate a la inseguridad. ¿Fue o no la alternativa que se necesitaba para atemperar el fenómeno de la violencia?. Lo que no se puede negar a Calderón es que le entiende a la política y ejercicio del poder. El otro espejo es Toranzo, que lo cobijó para ser impuesto. Y si hay una característica distintiva de la forma en que ejerció el gobierno fue en realidad no ejercerlo. Fue un hombre claudicante. Explicaba sus decisiones a partir de arrebatos hepáticos. Un gobernador emocional, carente de resultados, muy corrupto. Solapó los saqueos que tuvo a su lado. Son los dos espejos donde se debate la figura de Carreras, que trata de definirse. Obtuvo de los dos impulso político para su proyecto personal. Lo que nos han explicado sus primeras acciones es que continúa el toranzato. No entiende que el voto obtenido en el 2015, era para el recambio
… continúa (tomado de la versión impresa, SEPTIEMBRE 2016)