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No lloré ni sufrí por la muerte de Juan Gabriel, dice Joaquín Muñoz

El autor del libro Juan Gabriel y yo, Joaquín Muñoz, revela que su ex jefe y confidente, el otrora famoso cantante Alberto Aguilera Valadez, tuvo un gran número de romances a los que en su momento les dedicó una exitosa melodía. Entre sus conquistas aparece el cónyuge de la connotada artista española, Rocío Durcal, el también intérprete Antonio Morales Barretto «Junior» al que no le compuso alguna línea, pero le hizo a su esposa incontables canciones que la inmortalizaron. Ex ministerio público, Muñoz narra que dejó su carrera para seguir al artista por todo el mundo después que el destino los fundió en un solo ser después de conocerse en el palenque de la Feria Nacional Potosina. A Muñoz le bastaron 4 años de vida íntima con Juan Gabriel para escribir un libro de escándalos mayúsculos en el ámbito artístico que le permitieron vender varios millones de copias. Ya afina la segunda parte, donde habrá de contar la etapa en que se reconciliaron después de 30 años de estar separados y la muerte del cantante oriundo de Michoacán, que pereció por el exceso de trabajo y el trato despótico de uno de sus hijos, Iván Aguilera, en la última gira que realizó en Estados Unidos.

«Yo viví con Juan Gabriel. Antes me caía gordo, era su menor fans. No lo quería conocer. Yo había llegado de Estados Unidos y donde quiera se escuchaba la canción Siempre en mi mente. En todos lados la tocaban. Era tanto que me aburrió, lo mismo el a

                                                               Joaquín Muñoz

utor que la cantaba. Lo conocí cuando se presentó en un palenque de la Feria Nacional Potosina el 29 de agosto de 1978. Unos amigos querían ir a verlo. Los invité. Como yo era agente del ministerio público adscrito a la policía judicial del estado, tenía fácil acceso. Le dije a mi secretario José Luis de Alba que iríamos al palenque en la noche. Le sugiero que entre al camerino e invite a Juan Gabriel a que se tome una copa con nosotros donde quiera. Sabía que mi carta de presentación no iba a ser rechazada. Le contestó que no tomaba. Entonces fui en persona y le toco. Cambió la circunstancia porque el destino de ambos se juntaba. Un destino donde no había nadie más que los dos. Eran miles de gentes que lo miraban miles noches y yo fui su destino. Y contra el destino nadie puede. En el libro Juan Gabriel y yo aparece el día y la hora en que nos conocimos. No hubo nadie más. Yo le hablé de usted, no le gustaba que lo tutearan. Lo felicité por sus canciones y lo invité a tomar una copa. Me dijo que no tomaba, pero tampoco había comido, ya que venía de Venezuela. En el aeropuerto de México había dejado su carro ya que se vino directo al palenque. Quedamos de vernos en la suit Tangamanga del hotel Panorama, después de actuar. Pepe Luis estuvo con nosotros en la cena.

Seguí como ministerio público, pero Juan Gabriel me hablaba. Me decía, Joaquín, me voy a presentar en tal lugar, te espero en Monterrey, Tabasco, donde fuera. Yo sacaba permisos en la procuraduría para faltar. Alberto siempre me decía que renunciara. Ya eran muchos permisos y poco a poco conocí su trabajo. Le presentaba artistas, convivía con empresarios. Aprendí el negocio. Cuando renuncié y me fui a trabajar a su lado, ya me las sabía de todas, todas. Me incorporé un año después de conocerlo. Venía mucho a San Luis. Mis amigos eran los suyos y se divertían mucho. Estaba Rocío Camargo, la hija de Lucha Villa. La conocí en 1979, alternó en la feria de Aguascalientes con Juan Gabriel, quien me la presentó. Andaba soltera, se casó en 1980 con el dueño del palenque, Ismael Esquer, originario de San Luis. Nos separamos a los 4 años porque ya no quise estar a su lado y me regresé a San Luis. Nunca hubo una diferencia entre nosotros. Fueron decisiones que tomé de la noche a la mañana. Dije hasta aquí y ya. Jamás esperó mi retiro, creyó que eran mentiras. Cuando vio la realidad se dio cuenta que era cierto. A los dos años empecé a escribir el libro Juan Gabriel y yo. No quería regresar como ministerio público, tampoco litigar como abogado. Conocía otra vida. Juan Gabriel me había dicho que si quería hacerme rico y famoso, escribiera un libro de su vida. Entonces decidí hacer lo que me aconsejó y gané todo el éxito. Es muy difícil creerlo, pero después de 31 años que salió el ejemplar, todavía vienen de muchos lados del mundo a hablar conmigo. Cuando nos volvimos a hablar, me decía por qué fui muy orgulloso, por qué me porté mal, cuando nunca lo hizo conmigo. Me reclamó haberlo dejado. Me dijo que la prensa nos separó, pero de su mente y corazón, nunca. Para la serie de televisión donde hablan de su vida, nunca me entrevistaron. No me iban a sacar hasta que Alberto los obligó, pues yo era parte de su vida. Pero distorsionaron mi personaje. Lo quisieron disfrazar, todo porque antes corrí al intermediario Jesús Salas. El libro de Magallanes Querido Alberto no tuvo éxito. El medio artístico se indignó porque la única y verdadera historia yo la había escrito. A la gente le gustan los temas colorados. Me decía Alberto que si lo hubiera escrito en la época actual no hubiera tenido éxito, porque ya es algo común.

A Juan Gabriel le gustó mucho el libro. Me dijo que al principio, la gente lo tomó como una traición, pero después lo aplaudieron por haberme atrevido a escribir nuestra historia. Se dijo mucho que fue el motivo de la ruptura, pero no fue verdad. El libro narra 4 años de conviviencia con Juan Gabriel. Lo hice en el 85, es donde se explica todo. Se descubre. Desde el momento que lo conocí hasta que nos separamos. Era una época polémica cuando se publicó. Fue el escándalo más grande que ha tenido México. Tuvo que haber temblado en el 85 para apagar la publicidad que levantó. Solo un fenómeno natural pudo opacar el momento. Juan Gabriel se pasó 45 años en un trabajo arduo. Fue un genio, el único que ha tenido México. Está muy difícil que alguien lo sustituya, tendrán que pasar muchísmos años para que exista otro semejante. Sus vivencias provocaron que escribiera tantas canciones. A Juan Gabriel era mejor oirlo cantar en vivo que en discos porque transmitía experiencias como autor. Hizo que los demás las sintieran. Cuando hice el libro Juan Gabriel y yo, me preguntaron qué iba a publicar. Adelantaron que me iría muy mal, me iba a perjudicar, pero fue todo lo contrario. Estaba muy contento que nos juntáramos de vuelta y desde entonces hasta que murió, todos los días nos comunicamos. Toda la gente que estuvo a su lado lo traicionó y trató mal, entonces recurrió a mi, para contarme lo que le sucedia. Supe lo que le pasaba los últimos dos años y medio recientes.

Cuando se habló de que iban a sacar otro libro distinto sobre su persona, me dijo que no tenían nada que contar, porque ya lo había dicho todo. Nadie va a poder escribir como lo hice, por miedo u otras situaciones. Hay un muchacho que se llama Sergio, hizo el libro que se llama Así fue. Cuando Alberto lo supo, se comunicó conmigo en lo inmediato. No le puse mucha antención, me insiste que ya circula. Entonces le dije a mi secretaria que se comunicara a Celaya con el pelado. Le dio gusto saber que le marcaba, pues me explicó que en el libro también me citaba, como un guía. Le pregunté de qué habló, si manejaba besos, cama y sexo. Me contestó que no. Le advertí entonces que no se vendería. Después me comunico con Alberto y lo tranqulizo. Le informo que el libro será más blanco que Blanca Nieves. Le digo que no se preocupe. No hay nada de nada. Para hacer un libro de tí, deben tener muy buena memoria, ademas de fotografías. Aparte de mí, Alberto nunca se dejó tomar placas con nadie, en una cama o en otro lado. Le dio pánico. Se cuidaba mucho. Me preguntó si quería conocer a Sergio para que tuviera el libro y le consiguiera otro. Hablé con el autor. Vino a San Luis, quería que lo ayudara al lanzamiento. Le dije con franqueza que no tendría éxito porque fue pareja de Juan Gabriel y no tocó el tema central. Y ya no lo podía cambiar. Como yo estaba relacionado con la prensa, quería que le organizara una conferencia para el lanzamiento. Le recomendé algunos periodistas para que lo entrevistaran, como El Gordo y La Flaca, en Telemundo. Alberto me dijo después que ya no lo ayudara, pues los reporteros nos verían juntos y se imaginarían que lo asesoré.

Entonces me retiré. Alberto tenía toda la razón. Es que Sergio en su libro habló muy bien de mí. Además de Juan Gabriel y yo, hice otro libro, Juan Gabriel y yo en la memoria, el más reciente. Es solo para los muchachos de la época actual que no conocían el anterior de hace 30 años. Es una nueva edición. Después de sacar el libro ya no hablamos. Jesús Salas nos separó. Lo asustó que su carrera se iba a derrumbar. El mismo Juan Gabriel dijo que fue todo lo contrario. El libro lo hizo más famoso, se cotizó más. El libro de Juan Gabriel y yo se va a reeditar. El cantante me dijo que aprovechara la serie televisiva. Y le agregara Juan Gabriel y yo, juntos una vez más, donde hablara de nuestra reconciliación. Voy a meter nuevas fotografías, otro capítulo y su muerte. Desde que nos volvimos a juntar, estaríamos unidos hasta el final. En agosto cumplí años y Juan Gabriel me escribió una canción que es inédita. En la serie que sacaron en televisión yo soy el personaje Jacobo, cierro la primera parte. Fui secretario de Juan Gabriel, amigo, administrador, representante, no el que pintan. Se basaron en el libro de Eduardo Magallanes que se llama Querido Alberto. La serie la hacen a partir del libro. Magallanes hace mancuerna con Iván Aguilera, el hijo postizo de Juan Gabriel y Jesús Salas, tío de Iván… continúa (tomado de la versión impresa, Diciembre 2016)