¿A dónde va a parar la política en México, en los tiempos actuales?. Los partidos políticos han perdido su esencia, tanto, que ha costado tener una verdadera democracia. Ahora con las alianzas, se juntan con doctrinas opuestas. Son agua y aceite, buscan el poder por el poder, desbancar al que gobierna, poco les interesa servir al pueblo, dar soluciones de fondo a los grandes problemas que aquejan a la ciudadanía. Es lamentable que se haya perdido la vocación de servicio, no conducirse con ética, con los valores básicos. Los llamados políticos ven la política como un medio de enriquecerse en poco tiempo.

Los más gargantones van sobre el negocio de su vida, asegurar el futuro de sus generaciones a costa del pobre pueblo callado. Es triste la existencia de tanto partido en México aunque se hable de pluralidad, han perdido su mística, antes se caracterizaban por su línea propia. Nadie se imaginaba tal tipo de alianzas entre el PAN y PRD, la supuesta izquierda con la derecha. Los resultados saltan a la vista con los grandes problemas que permean la vida social. La nación sumida en una gran inseguridad. Faltan verdaderos empleos con salarios dignos para suplir las necesidades más elementales de los ciudadanos como salud vivienda y educación.

Al momento de las elecciones se plantean nuevos proyectos políticos, nuevas plataformas de cambio. Todo queda en el aire, el ciudadano no tiene memoria, rápido se le olvidan las mentiras. Pronto habrá cambio de presidente de la república, en la cámara alta y baja, congresos locales y presidencias municipales. Volvemos a la misma historia, al brincadero de los llamados representantes populares. El regidor quiere ser diputado, el diputado local brinca a federal, el ex gobernador, senador, el diputado federal regresa a presidente municipal. Los más descarados repiten, como si hubieran hecho un excelente papel. Tienen sueldos onerosos sin merecerlos.

Existe un descontento ciudadano generalizado, ya que los políticos han propiciado la gran corrupción e impunidad en todos los niveles de gobierno. Volveremos a escuchar candidatos con las mismas caras, discursos, promesas, mentiras, demagogia pura. No hay seriedad, respeto a la ciudadanía, la función pública, las instituciones han caído en la opacidad, como se dice secularmente, les vale, por lo que la confianza y el respeto se ha perdido a los supuestos representantes del pueblo, que en temporadas de comicios, buscan el voto hasta debajo de las piedras.

Claro, un voto muy mercantil, amañado, políticos sin poder de convencimiento, sin liderazgo, compran conciencias. Sin ir tan lejos, en nuestro bello estado, hay franquicias, partidos familiares, como el Verde Ecologista, el PT, que viven de los recursos de todos los potosinos y no han traído beneficio alguno. Tenemos un presidente municipal de la capital que prometió solucionar los grandes problemas de la ciudad y que en poco tiempo enseñó el cobre, con mal manejo de los recursos, falta en la rendición de cuentas claras, violaciones a los más elementales derechos de audiencia. La Auditoria Superior de la Federación le reclamó un faltante de casi 500 milloncitos de pesos y lo que falta que salga a la luz pública.

Todo provocado por un clan escudado en un partido. También lo que fue noticia a nivel nacional, un órgano como la auditoria superior del estado, plagada de irregularidades, desprestigiada, encargada de fiscalizar los recursos, de repente aparece con nóminas ocultas, fiestas fantasmas, recomendados de toda índole por los flamantes diputados hasta llegar a la famosa ecuación corrupta, conformada por las principales fuerzas políticas, un presidente de la mesa directiva del congreso, el diputado Manuel Barrera Guillén, del Verde Ecologista. El angelito, perdón, político, tiene años como presidente de un partido y varios periodos en la diputación. Otro representante popular, el ex presidente de la Junta de Coordinación Política, el ex diputado Enrique Flores, del PAN y el otro orquestador, el presidente de la cartera de vigilancia, el ex diputado del PRD, José Guadalupe Sánchez Torres.

Todo es una red de corrupción, para eso sirve la política. Se ha perdido la esencia, el arte de solucionar problemas, de dialogar, de saber gobernar. Urge que entre en vigor la ley anti chapulín, revocar el mandato. Y si a los políticos no les gusta rendir cuentas, muy sencillo, que renuncien. Ojalá tuvieran muy presente todos los posibles candidatos, el que no vive para servir (que no es gratis) no sirve para vivir.