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La triste y trágica historia de la cándida Greta Ximena Perogordo Oliva

El 12 de diciembre del 2016, la joven Greta Ximena Perogordo Corral interpuso ante la procuraduría de justicia, una denuncia penal en contra de su padre, Eduardo Víctor del Sagrado Corazón Perogordo Oliva, por el delito de violación. A la víctima la asistió la psicóloga Mayra del Carmen Limón Almendárez y el litigante Manuel Eduardo Juárez Robledo, enviados de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños, Adolescentes, la Mujer, la Familia y el Adulto Mayor. Se estableció que vive en concubinato con Erwin Alba, con el que vive en Amatista 1723 en la colonia Jardines del Sur. Relató que cuando tenía 6 años, su progenitor, desnudo, la invitaba a bañarse. «Con sus manos me tallaba mis partes, la vagina y todo mi cuerpo completo. Me acuerdo también que me invitaba a su cama, donde estaba acostado. Me ponía encima de su cuerpo. Me decía: ven, súbete. Como era niña, imaginaba que era inofensivo. Me ponía a saltar, creyendo que era un juego. Recuerdo que se le ponía duro su pene. Le pregunté a mi mamá, Beatriz Corral Elorduy las razones. Contestaba que es normal, no pasa nada. Yo sentía bonito cuando su pene tocaba mis partes. A los 7 años, agarraba mis peluches y me sobaba mis partes porque sentía bonito. Eso le empecé a sentir por mi papá».

«Muchas veces nos quedamos juntos, porque me lo pedía. Mirábamos una película y me ganaba el sueño. Me acuerdo que ya acostados, yo en pijamas, mi papá me abrazaba. Acariciaba mis piernas, mis pompas. Así pasó el tiempo. Cuando tenía 9 ó 10 años, no dejaba que nadie se me acercara en la escuela, porque dentro de mí sentía algo malo. Mi mamá me preguntaba, por qué lloraba mucho. Me decía que fuera con el psicólogo. Me llevaron con una de mis maestras, Gaby, que era psicóloga, a la que le conté todo. Habló con mis papás, que se enojaron conmigo. Le dijeron que no era cierto lo que había dicho. Aceptaron que tenían problemas en casa como todas las demás familias. Y yo exageraba. Me reclamaron que la ropa sucia se lava en casa. Como castigo, me dejaron encerrada un día en el cuarto. No me llevaron a la escuela. Mi papá siguió tocándome. Cuando tenía once años, estaba en mi alcoba dormida. Era de noche, mi papá entró borracho. Desperté cuando sentí que alguien se sentaba a mi lado. Me empezó a abrazar y acariciar todo el cuerpo. Al tiempo que me seducía, me quitó la pijama de la cintura para abajo. Me dejó completamente desnuda. Estaba detrás, luego se puso al frente y se colocó encima. Se quitó el pantalón, me besó en la boca».

«Con sus manos separó mis piernas y me penetró con su pene en la vagina. Me lstimó. Le pregunté: ¿papi, por qué me haces esto?. Me duele mucho. Empecé a llorar. Me contestó que me hacía el amor. Y que el amor y el cariño duelen. Me acuerdo que se movía y luego me soltó. Se fue a su recámara y yo me quedé llore y llore. Después me venció el sueño. Cuando desperté, me di cuenta que en la cama había manchas del tamaño de la palma de mi mano. Eran de color blanco, de un líquido grueso. Mis piernas las tenía cubiertas de sangre. Caminaba como pato, no podía moverme. Me asusté, no le quise decir a mi mamá. No me acuerdo de la fecha exacta, pero al mes fue el cumpleaños de mi padre. Después me penetró muchas veces en la casa, en mi cuarto. Mi mamá siempre está tomada, es alcohólica. No me atendía. Yo me peinaba y arreglaba sola. Nunca me cuidó desde pequeña. Ya no quería estar en la casa, porque mi papá me violaba muy seguido. Cuando estaba por cumplir 15 años, amanecí sin nada de ropa de la cintura para abajo. Me asusté mucho, pues no supe lo que pasó. Le hablé a mi amiga Marian y su mamá. Les platiqué todo. Me fui a su casa como tres meses y medio. Entonces tuve un novio que se llamaba Carlos. Me quedaba a dormir en su hogar, con permiso de mi padre, al que sólo le hablaba por teléfono. Mi mamá se fue de la casa 6 meses. Dejé a Carlos porque le platiqué lo de mi papá y lo defendía».

«Después me fui a vivir con un medio hermano, José Eduardo Páramo Perogordo, con el que estuve mes y medio. Para entonces ya había regresado mi mamá. Hablamos, me dijo que nos iríamos a vivir a una privada del fraccionamiento Horizontes. Nunca fue cierto. Seguimos en la casa de mi papá. Otra vez, cada que quería, me buscaba en el cuarto y me penetraba. Ya tenía 16 años. Hace como 10 meses empecé a andar con Erwin Alba Coronel. Me fui a vivir a su casa en avenida Industrias, por la carretera 57. Ya juntos, como pareja. Le conté todo lo que mi padre me hizo. En febrero o marzo del 2016, mi padre me llamó al celular. Me reclamó por qué me había ido. Me dijo que debía regresar. No quise. Entonces amenazó con mandar a la policía. Me espanté y volví en febrero. Mi padre me agarró a golpes, también a mi mamá, por apoyarme. Erwin Alba habló con mis padres, pero no salí de casa. A mediados de marzo me quise escapar con maleta. La fuga se realizó a la media noche. Pero los vigilantes de Villa Antigua le avisaron a mis papás. Nos alcanzaron en el Oxxo y mi padre se agarró a golpes con Erwin. Me regresaron. Mi padre me dijo que Erwin no me quería, que no fuera pendeja. Y me diera cuenta del error que cometía. Mi mamá se salió del cuarto donde estábamos. Se subió al tercer piso a tomar. Mi papá se quedó conmigo».

«Me empezó a besar en la boca. Me tocó las piernas. Con su mano me palpó la vagina, masturbándome. Yo estaba acostada en la cama. Me quitó la ropa, me dejó completamente desnuda. También se quitó toda la ropa. Se puso arriba de mí. Me abrió las piernas con sus manos y me penetró. No grité ni lloré. Me aguanté. Se estuvo moviendo mucho rato, se me hizo eterno. Luego me dejó, se fue a su cuarto a dormir. Me quedé sin hacer nada. Ya sola, lloré mucho. Después de semana santa, me fui otra vez con Erwin Alba casa de su familia. Le platiqué todo lo que me hacía mi padre. Me dijo que denunciara los hechos. No quería hacerlo, pues tengo mucho miedo. Erwin le reclamó a mi papá, por qué me violó. Mi padre habló conmigo. El muy cínico me dijo que no era correcto divulgara los abusos sexuales. Como no quise poner la denuncia, me volví a regresar con mis papás y terminé con Erwin. No me dejaban salir. Mi padre, cada vez que llegaba borracho, abusaba de mí en el cuarto a media noche. La última vez fue en agosto del 2016. Estaba dormida, me despertó. Había tomado, olía mucho a alcohol. Se subió desnudo encima de mí. No dije nada, no me quité y me penetró. Terminó, salió y yo me quedé llorando, como siempre».

«Por lo mismo, me salía de la casa cada rato con diferentes personas. Hasta que en octubre volví con Erwin a casa de su mamá. Pero el 23 del mismo mes, regresé con mis padres. Nos fuimos a la playa a Ixtapa. En el hotel, mi papá se metió a mi cuarto y quiso otra vez abusar de mí, pero no pudo porque grité y lo saqué a empujones. Regresamos. Me fui con Erwin, ya era noviembre. Como el 20, mis padres me pidieron retornar. Al día siguiente, como a las 4 ó 5 de la tarde, al estar en mi cuarto, llegó mi papá y empezó a hablar de Erwin. Y si me iba a ir a su lado, que al menos estuviera en paz con la familia, ya que no me querían perder. No le decía nada. Estaba sentada en la cama. Me empezó a besar en la boca. Se acostó y se puso encima de mí. Me quitó un pantalón oscuro de mezclilla. Mi padre vestía un pantalón de mezclilla y una playera negra. Simplemente se bajó el pantalón y me penetró la vagina con su pene. Así estuvo un rato, se movía, no dijo nada. Me besaba en la boca. Luego sacó su pene de mi vagina y lo puso a la altura de mi cara y lo metió en mi boca. Lo metía y lo sacaba hasta que se vino en mí. Después que terminó se vistió. Me quedé en shok. Me limpié, me lavé la boca como mil veces. Me dio mucho asco»…continúa (tomado de la revista impresa, ENERO 2017)