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En San Luis también buscan una cura contra la pandemia

Los médicos investigadores de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Mauricio Comas García y Sergio Rosales Mendoza, estudian y desarrollan dos proyectos para encontrar una vacuna contra el virus Sars Cov 2, causante del coronavirus 19. Los trabajos se encuentran en la etapa pre clínica y son dos candidatos los que se exploran para buscar la fórmula. Comas enfoca su estudio en generar en el laboratorio, partículas de un virus no infeccioso parecido al que provoca el coronavirus 19. Y partir para elaborar el antídoto que prevenga  y proteja a las personas del contagio.

El doctor Comas, junto con su colega, laboran en el Centro de Investigación de Ciencias de la Salud de la facultad de medicina, refiere que su proyecto ya se probó en ratones que no han presentado ningún síntoma adverso. En tres semanas estudiarán la respuesta inmune, si generaron anticuerpos de calidad, eficaces contra el virus. Y después, probarlo en un Hámster para saber si los resultados se sostienen. Lo que se hará en los laboratorios de la Universidad Autónoma de México, que colabora en los estudios.

Explicó que Sergio Rosales, experto en vacunas, busca producir proteínas de una planta que se denomina Nicotiana, que pertenece al mismo grupo del tabaco. Se utiliza a niveles industriales para biofarmacia en Canadá. Crece rápido, no consume mucha agua, ni tierra y es resistente a diferentes condiciones del medio ambiente. “Buscamos aprovechar las plantas para producir células de mamíferos. Con tal método obtenemos proteínas de forma más barata. En un laboratorio, obtener un gramo cuesta de 3 mil a 8 mil pesos. Con el medio que usamos, entre 40 y 80 pesos. En una entrevista que les realizó el empresario Jalil Chalita, en el programa La Voz de América Latina, Rosales señaló que con su método, se busca cumplir el objetivo de que la vacuna bloquee  y prevenga infecciones. También que sea accesible para toda la gente y se pueda producir a gran escala.

Los pasos para producir una vacuna, inician con la investigación y desarrollo. Sigue la fase preclínica, con pruebas en dos o más modelos animales. Después se pasa a la primera fase clínica, en la cual se buscan de 20 a 40 sujetos sanos para ser vacunados. Cuando se comprueba que las personas seleccionadas no presentan ningún síntoma o sistema secundario adverso, se continúa con la fase 2,  donde lo pobladores, no todos tienen que ser sujetos sanos. Son cientos de personas a las que se inyecta. Cuando se comprueba que generó inmunidad y es segura para todos los analizados, se va a la fase 3, donde se busca una población diversa, jóvenes, niños, adultos mayores, personas sanas o que padecen algún tipo de enfermedad, de distintos países, porque cada sector tiene diferente comorbilidad o padecimientos. Comas señaló que el poder de la fase 3 y última de una vacuna es entender para quién es segura y funciona, por lo que se necesitan miles de personas.

Añadió que no existe universalidad para generar vacunas. Consideró positivo, exista la carrera mundial por encontrar la que combata el coronavirus 19 a través de formas diferentes. Se requiere, sean eficaces, creativas, que salgan de los esquemas normales y tradicionales, o como establece su colega Rosales, racionales. “En nuestro esquema, los ratones vacunamos, son equivalentes a los adultos mayores. Nos interesa encontrar una que sea eficaz para la gente que está en los grupos de riesgo.  Hay muchas formas de hacer una vacuna, pero no existe la manera de garantizar que funcione. Es por lo que cada país y sus científicos le apuestan a su mejor candidato y lo que saben hacer”.

Sobre la suspensión temporal en los ensayos finales que desarrolla la farmacéutica Astra Zéneca, por una respuesta adversa grave en uno de los participantes en el estudio, Comas señaló que no se sabe la causa. El paciente tuvo una enfermedad grave, llamada mielitis invertida, que provoca una inflamación severa de los ganglios que se encuentran en la columna vertebral. Se debe averiguar si la vacuna lo generó o adquirió la enfermedad por otras razones. “Hay que estar seguros que no lo provocó el virus utilizado para crear la vacuna, que procede del chimpancé. En teoría, no debe ser infeccioso para humanos”.

Sobre la vacuna rusa Sputnik que se podría aplicar en el país en octubre, en mil 500 personas como parte del ensayo clínico de su fase 3, el virólogo Mauricio Comas señaló que les faltan todavía muchos estudios para saber si es segura. Para que México la autorice a mayor escala, tendrá que completarlos. El Fondo de Desarrollo Ruso, que forma parte del gobierno, acordó con una empresa que tiene capital en la república, compre 33 millones de dosis. No significa que se vaya aplicar a la gente, porque faltan ensayos de la fase tres. Refirió que China cuenta con una vacuna que solo se autorizó para el ejército. Analizan si funciona para el coronavirus 19, pues no han publicado los resultados. Recordó que la usada para el coronavirus uno, no funcionó, al provocar que el paciente se infectara después de recibirla.

“Muchas compañías pueden generar una vacuna, el problema es que no será fácil producirla. Ninguna tiene la capacidad para cubrir el mundo entero. Los ensayos que hacemos en México, son para buscar que sea autosuficiente. No dependa de otros países. Lo más probable es que ocurra lo mismo que pasó con la de la influenza. Las primeras fueron bastante ineficaces y se tuvo que sacar una segunda, tercera y hasta cuarta versión. En las interacciones para mejorar, es donde tenemos un nicho de oportunidad”.

Para continuar con las fases 2 y 3, los científicos potosinos gestionarán apoyos del Conacyt, gobierno y sector privado. Para llevar a cabo los estudios y pruebas de la fase clínica, son necesarios grandes laboratorios, recursos para la producción y ensayos de la vacuna, que se aplica de 40 hasta miles. El virólogo físico, señaló que en el país faltan proyectos de estado a largo plazo e incluyentes  para fomentar las pesquisas y destinar un porcentaje mayor del Producto Interno Bruto a la educación y potenciar el desarrollo de la ciencia.

Aunque existen en el mundo ensayos muy avanzados para encontrar la vacuna contra la pandemia, Comas estimó que será hasta el primer trimestre del 2021, cuando ya se pueda aplicar en forma masiva. Respecto al uso de algunos medicamentos, como los interferones, alertó tener cuidado al administrarlo. Los últimos estudios demuestran que la severidad depende del grado de inflamación del cuerpo. Al tener mayor edad, alguna enfermedad crónica como diabetes o hipertensión, las opciones de inflamarse son mayores. “Hay que ser cautos al recetarlos, porque una terapia de interferón, podría disminuir la virulencia del padecimiento, pero también aumentarla. El virus puede ser potenciado. Se necesitan más estudios para descartar que su uso resulte contraproducente. El virus que provoca el covid 19, se sabe que pasó de los murciélagos a los humanos a través de un intermediario, lo que es objeto de debate, el poder identificarlo. Está claro que mientras los seres humanos invadan tales sistemas, nos vamos enfrentar a otros más letales que antes no conocíamos, como el SARS COV 2, muy resistente, sobrevive a todas las condiciones climatológicas”.