Ya se ha ventilado en diversos medios informativos, que el origen del triunfo de Ricardo Gallardo, se debe a la oportunista alianza que hizo con la mafia del Partido Verde Ecologista, que encabeza el ex gobernador de Chiapas y actual senador, Manuel Velasco Coello y su brazo derecho, el diputado federal, Arturo Escobar. Fueron los orquestadores de una alianza de largo alcance con el presidente Andrés Manuel López Obrador, antes de los últimos comicios celebrados hace tres años.
El pacto fue entregarles la gubernatura donde tuvieran mayores opciones de triunfo. Sin mucho donde elegir, se inclinaron por el boyante vendedor de pollos, Ricardo Gallardo Cardona, que con un escenario favorable, con la anuencia de sus influyentes patrocinadores, antes que nadie, con decenas de meses de ventaja, se dedicó a hacer una ostensible campaña proselitista en la entidad, sin recibir el mÃnimo castigo por violentar la ley electoral de manera impune. Como pago a los acuerdos palaciegos del tabasqueño con la pandilla de Velasco, el mandatario local tapizó el gabinete con una horda de colaboradores fuereños. Está bajo la férula de una legión extranjera, que lo vigila y sanciona de cerca. Contradice su estrambótica y grotesca consigna, Potosà para los potosinos, cuando en esencia es todo lo contrario. Comparte, salpica el botÃn con una bola de mal agradecidos.