Secuestro de migrantes revela cruda realidad

24 mayo, 20236:17 pmAutor: Alejandro Zapata PerogordoCapital Noticias Opinion

No fue posible ocultar lo que es un secreto a gritos, el control de los territorios y la diversificación de los delitos por la delincuencia organizada ha puesto en jaque al gobierno, desprestigia al país en el ámbito internacional y deja clara evidencia de complicidades.

Ni siquiera habíamos asimilado la tragedia ocurrida en Ciudad Juárez, cuando ya se presentaba la denuncia de la desaparición de 23 personas provenientes de San Felipe, Guanajuato, que viajaban en dos vehículos, rumbo a Saltillo, Coahuila, en las inmediaciones de Matehuala.

La noticia corrió como reguero de pólvora, provocó gran escándalo, se prendió un foco rojo que obligó a las autoridades a reaccionar de manera casi inmediata y trasladarse a la zona del conflicto, personal de seguridad, del orden federal y local, con el fin de rastrear el área y dar con el paradero de los desaparecidos, que ya para entonces, se sabía que eran migrantes.

Al buscar a las 23 personas, se localizaron a más de 120 migrantes que estaban secuestrados por organizaciones criminales, ¡qué paradoja!, ¡increíble!, quedo de nuevo al descubierto, el cruel desempeño de la trata y tráfico de personas, los abusos, el robo de sus ahorros destinados a cumplir el sueño americano, los rescates para liberarlos y la forma inhumana a que son sometidos.

Resulta revelador que tales actos delictivos, son difíciles, pasen desapercibidos para las autoridades, máxime cuando son perpetrados en la principal vía de comunicación del país y plena luz del día. En otras latitudes seria la gota que derrama el vaso, aquí seguro, lo catalogan como un hecho aislado.

Atrás quedaron los polleros, han sido desplazados por las estructuras organizadas de los carteles, los que se confabulan con las autoridades locales para hacer libres, de las suyas. Se sienten -seguro lo están- protegidos con el largo velo de la impunidad que ronda el país.

Es de destacar, que, ante el rescate de más de un centenar de personas, solo haya dos detenidos, lo que hace suponer, fueron alertados sus compinches, quienes se pusieron bajo resguardo, como dirían las malas lenguas, son valores entendidos.

El problema radica en una pésima estrategia de seguridad pública, ni se combaten las causas como tampoco resultan eficaces las acciones para aminorar los efectos, las consecuencias de la negligencia se pagan con vidas, sufrimiento y menoscabo de las libertades.

Ha sido tanta la insistencia de voces calificadas que piden rectificar la estrategia de seguridad como la obstinación y resistencia a hacerlo a pesar del evidente fracaso. Por dondequiera, en cualquier lugar, territorio o poblado, por más pequeño que sea, se encuentran células criminales de todos tipos y tamaños.

La inseguridad, las corruptelas y los pretextos, son el sello de la casa, el dejar pasar y dejar hacer, tiene un alto costo. No obstante, los cálculos pueden ser considerados en el mandato en turno, por lo cual, estimamos, la estrategia implementada en materia de vigilancia, es solo un eslabón de otra cadena con propósitos ocultos.

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