En los afanes caciquiles de quedarse con el erario de los ayuntamientos, sin el mínimo respeto al artículo 115 constitucional, que garantiza la autonomía en el manejo de la hacienda pública, según sus necesidades vitales, arbitrario, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona, se erige en el gran juez, omnímodo, para concentrar en su rupestre figura, un solo mando, que le permita malversar a su antojo, el dinero ajeno, en sus obras estrambóticas, caras, inútiles, sin licitar, para su directo beneficio, el de sus compinches y prestanombres. Como no ha podido doblegar con chantajes, extorsiones ni amenazas de toda índole al edil de Matehuala, Iván Estrada Guzmán, es el primero que pagará su osadía por rebelarse a sus dictados imperiales.

Con el absurdo y demencial argumento de que no permitirá manejos irregulares del dinero público, prepotente, le quitará de manera ilícita, de un plumazo, 200 millones de pesos de sus ingresos estatales, de un total que supera los 430 millones anuales, lo que podría generar un estallido social en el altiplano.Gallardo está obsesionado en controlar los ayuntamientos más importantes. Con toda su prepotencia y fuerza del estado, la fiscalía, el congreso local y poder judicial, no ha podido doblegar a Estrada ni al edil de la capital, Enrique Galindo. Se filtró que la dirigente panista, Verónica Rodríguez, instrumenta una estrategia política y jurídica para defender a su correligionario del atroz ataque. No descartan pedir el auxilio del líder nacional del PAN, Marko Cortés, quien considera a Gallardo un auténtico delincuente. Sumar a la bancada panista de legisladores.

Les exigirán que se comporten solidarios y ejerzan de una vez, sus cualidades de contrapeso.Gallardo actúa vengativo después que su mecenas, el presidente Andrés Manuel López Obrador, le quitara, también autoritario, 700 millones de pesos que ya tenía programados para el despilfarro.Mimético, oportunista, busca repetir el esquema fallido del tabasqueño, que quiso imponer sus medidas verticales, para que las entidades y ayuntamientos, destinaran una cantidad ínfima en propaganda, lo que sus mismos diputados de Morena sepultaron por demencial. Desesperado porque sus negocios se pueden ir por la alcantarilla, Gallardo Cardona, al pisotear la independencia de los municipios, puede incendiar San Luis. Entonces sí cavará precoz su tumba política.

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