
Cuando el pueblo gime, se rebela
27 febrero, 20186:26 pmAutor: Arturo Pérez AlonsoOpinion
Las precampañas presidenciables se desarrollan sin pena ni gloria. Se vuelve hablar de despilfarro de recursos que nos cuestan a todos. Se repite la historia, aspirantes a un cargo público con el mismo discurso, personajes de la política sin ningún liderazgo, menos presencia ciudadana. Pero todo camina de mal en peor en las coaliciones y alianzas nunca imaginables por alcanzar el poder y seguir fregando a México con partidos que han perdido el rumbo, su ideología. Lo que se vive ahora es más de lo mismo, ataques de unos contra otros, difamarse, sacarse los trapitos al sol en lugar de tener nivel con propuestas claras y realistas.
Algunos precandidatos presidenciables ya han estado en un cargo público y tenido la oportunidad de demostrar su “buena voluntad”. Pero al actuar, sucede todo lo contrario. Han callado y en caso extremo, se han convertido en cómplices de los malos gobiernos y de lo que impera en la nación, problemas graves que cada día se incrementan. Inclusive, muchos políticos o gente de sus propios partidos, están envueltos en escándalos vergonzosos. Como el caso de los Duarte, gobernadores de los principales partidos involucrados en lavado de dinero, desvío de recursos por miles de millones de pesos.
Se trata de personajes políticos, íconos de partido. En los casos recientes aparecen los priistas Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa. El senador panista Xavier Lozano dijo que si se quedaba sin hueso, se dedicaba a robar, más todavía. Y luego, de repente, cambió de camiseta. Sin moral, se convierte en vocero del precandidato del PRI, José Antonio Meade. Son políticos envueltos en corruptelas, amparados bajo la sombra de la impunidad, lo que lacera y lastima a México. Es lamentable que la política se haya convertido en ansia de poder, negocios a diestra y siniestra, pasando por alto el bienestar social. Los nuevos precandidatos vienen con la misma retórica de acabar con las raterías y la impunidad. Insisto, es en lo que están inmersos. Veremos miles de espots, publicidad exagerada, giras, tratando de vender la mejor fórmula de soluciones, dando a entender que descubren el hilo negro, cuando todo es pura falacia y demagogia.
El joven maravilla Ricardo Anaya encabeza tres partidos, PAN, PRD y MC en el llamado Frente por México, con un discurso que está en contra de todo. Se le olvida que fue partícipe de las llamadas reformas estructurales que no han dado los resultados esperados. Habla de crear un salario base universal. Por su parte el PRI no quiere soltar el poder. Tuvieron todo el tiempo del mundo para hacer cambios sustantivos, pero tristemente, son los principales actores que han provocado escándalos de gran corrupción. El precandidato de tal partido, Verde y Nueva Alianza, José Antonio Meade, no puede pasar por inocente, se ha dado el lujo de estar en diversos cargos y administraciones. La última como secretario de hacienda. Con el argumento no soy de aquí ni de allá, busca dar una imagen ciudadana. ¿Cuál sería su respuesta al incremento constante y criminal de los gasolinazos que dañan a los mexicanos?.
Sobre la otra mescolanza, donde está la supuesta izquierda, con Morena, PES y PT que promueven a Andrés Manuel López Obrador, se trata de un personaje que lleva 18 años en campaña y va por la tercera candidatura con su mismo discurso, que también va a crear un salario para todas las personas de la tercera edad. Son acciones populistas clientelares. Son alternativas reales, pero aluden a personas productivas que todavía pueden aportar algo para México con su experiencia y talento. No estar a expensas de una pensión o despensa. Como dice el refrán a las personas hay que enseñarles a pescar y no siempre darles el pez. Tal medida a la larga no funciona, solo se crean más parásitos.
Esta clase de políticos se convierten en falsos mesías. Hay otro precandidato con la figura de independiente que pudiera ser una alternativa fresca y oxigenar las elecciones, pero sabemos que no son las mismas condiciones, los mismos recursos. En pocas palabras, no hay piso parejo. Aludimos a Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, al que también le ganó la avaricia de poder en una entrevista. Como todo funcionario, declaró que iba a terminar su periodo de gobierno. Destacó que no tenía aspiraciones por otro cargo. No se puede hacer una noble política en base a mentiras. No es ético dejar una tarea a medias e ir en busca de otra. Al analizarlos de manera fría y realista, es una figura que no convence y lo más lamentable, no goza de credibilidad.
No obstante, les preguntamos. ¿Señores precandidatos, tienen estrategias alternas, reales, de soluciones, no solo buena voluntad? ¿Pueden cambiar el calvario de la mayoría de los mexicanos, la gran corrupción, acabar con la impunidad que gozan los ladrones de cuello blanco, la inseguridad en todos sus niveles que lacera y lastima la vida de los mexicanos? Exterminar la pobreza. ¿Hasta cuándo la clase obreras tendrá un salario digno?. Es la que mueve a México señores políticos que desean un nuevo cargo. Cuando los justos gobiernan el pueblo se alegra, pero cuando los perversos están en el poder, el pueblo gime y se rebela.
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