Muchos de los estafados por Apple, vendieron sus casas, enajenaron pensiones y ahorros de toda la vida, que jamás volverán a recuperar

27 enero, 20256:59 pmAutor: Juan Pablo MorenoCapital Destacada Municipios Noticias

Uno de los muchos afectados por el Sistema Apple, que otorgaba jugosos intereses en inversiones de alto riesgo, denunció a los directivos que radican en la Ciudad de México, Elizabeth Orozco y su hijo Andrés Orozco, que a través del fraudulento esquema Ponzi, reclutaron a ahorradores, que han perdido el patrimonio de toda la vida. Señaló que tras 8 meses de no recibir el capital ni los réditos establecidos por la firma, 30 de los más de 2 mil quejosos en la zona media, iniciaron un juicio legal contra la empresa, por el delito de fraude.

Dice que los Orozco ahora desconocen a sus promotores en Rioverde, los esposos, Román Gallegos y Lizeth Hernández. Siempre estuvieron al tanto de su despliegue, ya que cada mes los surtían con millonarios ingresos. “Se andan por las ramas, culpan de la tragedia a los líderes, se lavan las manos, quieren dejarnos colgados con el atraco cometido. Nunca fueron ajenos, mientras se llenaban los bolsillos con dinero. Afectaron a muchas familias que creyeron de buena fe en sus propuestas. Gallegos inventó mecanismos para que los clientes se animarán a invertir y obtener mayores ganancias, que servirían a sus jubilaciones. Siempre consultó a los Orozco, que estuvieron de acuerdo. Estaban encantados con las remesas que les llegaban. La señora decía, mexicanos huevones, el billetico rico los llama, no lo quieren, no tienen el sueño. Se creía experta en terapias, coach motivacional. A un grupo de promotores, les daba una especie de retiro de 70 días, entraban a las de 2 de la tarde y salían a las 12 de la nocheâ€.

“Con el lavado de cerebro al que los somete, fácil cayeron. Ahora también da pláticas y ejercicios para que crezcan, visualicen sus ideales a través de Facebook, a las 6 de la mañana. También se cree modista y promotora de actos sociales. Las costosas fiestas de aniversario de la aplicación, las organizaba sin mesura. Una vez fue con temática árabe. Venían personas de Colombia y las hospedaba en su casa, que había comprado con recursos del negocio. En las pachangas, hacían desfiles de moda, pasarelas que caían en lo ridículo. Pero claro, todos creíamos que la mina daba frutos. A los líderes, con el ánimo de que vendieran, les creaban un paraíso de relajo. La señora Orozco nos invitó a la playa, porque se iba a casar. Nos engañaba al decir que éramos sus testigos honor. Pidió que todos fueran de blanco. Rentó un resort en Cancún. Durante el encuentro, dañó una alfombra del hotel, con pegamento de adornos, que puso encima. Enojada, quería que los asistentes pagáramos la deuda de 70 mil pesos, por los perjuicios. Era la única responsable de los excesos que generóâ€.

“Ofrecían viajes, que se podían cubrir con las ganancias de los elevados intereses. Plantearon pagar los servicios de luz, agua, teléfono o cambiarlo por productos que la firma almacenaba, como café, enseres de limpieza, papel de baño y otros. Se invertía en moneda nacional, cotizada al precio del dólar. Las máximas inversiones eran de 20 mil dólares y las mínimas de 600. Nos pedían una fotografía con el comprobante del depósito y la credencial del Instituto Nacional Electoral. Les enviamos el documento firmado y listo. Se bajaba la aplicación, accedíamos y se reflejaba lo depositado. Cada tres meses, por tener el dinero ahorrado, daban una nota. Nos descontaban un 10% de lo ganado en intereses. También otorgaban una especie de puntos, que se podían canjear por productos de baja calidad. Eran de marcas no conocidas y en porciones muy pequeñas. Por ejemplo, si una persona tenía invertidos 20 mil dólares, en tres meses obtenía 2 mil 700 dólares de ganancias, por intereses. Le descontaban siempre el 10%. Nos quedaban unos 2 mil 500 dólares y regalan 120 puntos. Llegaron a tener unas pastillas ahorradoras de gasolina. Era una bolsita con 6 pastillas, al cargar combustible, se echaban al tanque. Fue un producto estadounidense. Estaban por crear tarjetas para pagar el hidrocarburo, con cierta cantidad de dinero. No se concretaron porque empezaron las denuncias. Yo me quedé con una. A muchos inversionistas les llegaba cada mes el recibo de luz, hasta de 14 mil pesos. Les dijeron que al unirse a la aplicación, con los intereses logrados, podían saldar las deudas. Al final se dieron cuenta que no habían bajado nada de la deuda, además de perder sus ahorros. Hubo dos viajes a Cancún y Los Cabos y se acabó el encanto. Despertamos a la cruda realidad, ya no había dinero. Desde mayo dejamos de recibirlo y no pudimos siquiera recuperar las inversiones. Ahora dicen que es nuestra culpa, porque nunca entendimos las aplicaciones. Nosotros fuimos los que defraudamos a la empresaâ€.

“Se quieren defender al decir que son un corporativo, donde nuestras inversiones estaban en la compra de productos. Era como íbamos a obtener dinero. Es mentira, nos daban puntos y los intercambiaron por productos. Eran una alternativa, los insumos jamás fueron una fuente de ingresos. Muchos de los afectados nunca tocaron su dinero ni las ganancias, para aumentar el capital. Madre e hijo se despacharon con la cuchara grande. Se quedaron con el ahorro de años de muchas gentes. Se limpian las manos al decir que ya no hay más fondos. Además, el contrato que se estableció al inicio, lo modificaron a su antojo, al surgir las denuncias, para que no se les pueda reclamar ni hacerlos responsables de nada. Pero contamos con el original, tenemos las pruebas de todo».

El afectado asegura que tan solo Román Gallegos, reclutó más de mil socios en Rioverde. Con los demás líderes, llegaron a posicionar al municipio como uno de los bastiones más importantes del Sistema Apple. Aseguró que los Orozco visitaron varias veces el sitio, daban pláticas, se tomaban fotos y terminaron por convencer a los incautos. “Gallegos no decidía nada sin antes consultar a los Orozco. Fueron los únicos beneficiados, pero ahora quieren echarles todo el paquete a sus ayudantes, que también resultaron víctimas. Algunos perdieron sus inversiones, como los demás. Aludió al promotor Xavier Pulido, que operó en la Ciudad de México. Logró muchas ganancias para sus jefes. Pero se le vino la tragedia encima. Su hija enfermó de cáncer. Buscó sacar los depósitos para cubrir los gastos médicos y tratamientos. Pero de la forma más inhumana, lo ignoraron. Le dijeron que no había fondos. Le negaron su propio dinero y lo dejaron a su suerte. Lo acusaron, al igual que Gallegos, de no saber vender las aplicaciones. Lo culparon de la quiebra. Andrés Orozco soñaba estar en las grandes noticias, como una persona que había logrado importantes aportes a la economía de las clases medias y bajas, para que tuvieran progreso y bienestar. Y que su empresa fuera reconocida como novedosa, en la economía de todos los países del mundo. Pero sólo lo van a tildar de estafador, con un negocio que dejó sin recursos a muchas familias, que por años, trabajaron y confiados, les dieron todo lo que teníanâ€.

Subrayó que los líderes tenían como meta, reclutar el mayor número de ahorradores, por lo que recibían un porcentaje extra. Las ganancias se otorgaban, equivalentes a las cotizaciones del dólar. Existían diversos niveles, el diamante, donde se ubicaron Gallegos y Hernández, por el gran número de clientes que cazaron. Se enriquecieron y lograron ganancias para la firma por 50 millones de pesos. Las categorías Platino, repartían incentivos, como celulares y computadoras. “Es lamentable el momento que vivimos. Hubo casos de personas que fallecieron en la espera, se enfermaron y no pudieron recuperar su dinero. Otros invirtieron lo acumulado en la vida. Sus seguros y jubilaciones, de los que dependía su futuro y subsistencia. Son gentes mayores, que se les dificulta volver a trabajar para obtener el sustento. La pasan muy complicado. Es increíble, hayan sorprendido a contadores públicos, catedráticos universitarios, profesores, banqueros, administradores de empresas, intuitivos, con un panorama más amplio y verídico de cómo se manejan los intereses. Fueron timados igual que nosotros. Algunos vendieron sus propiedades e invirtieron todo en la empresa. En Veracruz, una persona subastó su casa, ahora sufre una completa pesadilla. Los Orozco enfrentan una demanda colectiva, por el gran número de personas afectadas. Aseguran no tener miedo, porque tienen un despacho de abogados muy preparados para resistir cualquier vendaval. Amagan con demandarnos, porque dicen que nosotros nos aprovechamos de la empresa y la dejamos casi en la quiebra. No sabemos por qué dejaron de pagarnos. Tal vez se gastaron el dinero, se equivocaron en otras inversiones o lo movieron con prestanombres a paraísos fiscales, para terminar de consumar el robo. Además de Rioverde, sorprendieron a más ingenuos en Veracruz y Ciudad de Méxicoâ€.

“Tenemos pruebas y documentos entregados a los abogados, para que se haga justicia. Además de haber modificado el contrato original, sin el consentimiento de los socios. Es un delito. No obstante el desfalco, los Orozco, sin pena, continúan las estafas. Ahora hacen negocios en Perú y Bolivia. En las redes, eliminan los comentarios de las personas defraudas, que buscan ahuyentar a otras posibles víctimasâ€. El entrevistado dice que una de las soluciones que les ofreció Orozco, después de negarles el pago de las inversiones, fue darles productos, para revenderlos y obtuvieran algún ingreso. “Nos dijo que olvidáramos el dinero, por ser los responsables, al no entender las aplicaciones y confiar en los líderes. Nos roban y tienen el descaro de pedirnos más dinero para comprarles mercancía de pésima calidad y diminuta. Román Gallegos ya fue acreedor de reacciones violentas. Uno de los afectados llegó a golpearlo. Por miedo a represalias mayores, se refugió durante semanas en su casa. En su momento, casi acepta la propuesta de los Orozco, de comprarles café, comercializarlo y de lo que sacara, abonarle a los afectados en situaciones más críticas. Imaginan que no tendrán represalias por el daño causado, pero están equivocados. La querella está en cursoâ€.

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