Miguel Ángel Ibarra, cronista del controvertido tribuno Serrato

24 mayo, 20236:08 pmAutor: Juan Pablo MorenoCapital Noticias Opinion

El litigante Miguel Ángel Ibarra Cisneros, biógrafo y confesor del ex secretario de comunicaciones y transportes, Leonel Serrato Sánchez, al que conoce desde la etapa estudiantil, dijo que al dejar el gabinete estatal, buscó no romper lanzas con su ex jefe Ricardo Gallardo Cardona. Refiere que fue un honor laborar a su lado y que más adelante, seguro volverán a trabajar juntos. Mostró la bandera blanca. “El notario buscará competir por algún cargo, pero los partidos se reagrupan. Gallardo está molesto con el alcalde Enrique Galindo, por negarse a cambiar al Verde Ecologista. Es por lo que le envía a sus corifeos, Rafael Aguilar Fuentes y Marcela Galarza, a rayarle la madre y agredir a policías. Sacaron antes las hachas de la guerra, se vienen tiempos violentos, después de la muerte del munícipe de Santa María, Emanuel Govea y la de Villa de Reyes, Érika Briones. El comandante Julio Ceballos saldrá a defender a su sobrino. Buscará desquitarse. El escenario se puede complicar”.

Ibarra trató de explicar una de las conductas recurrentes de su compañero de aulas. “La misoginia de Serrato puede tener su origen en la pobreza. Pero ahora se volvió arrogante, petulante. Es feo con la gente. Conmigo cambia, sabe que me encabrono. Siempre habla bonito de su mamá, es dónde está el detalle. No se casó con el papá. Tal vez le faltó convivencia. Es quizás el origen, pero no entiendo el cuadrante. Tendría que odiar al hombre. Ignoro si fue maltratado de niño. No se dónde brota su rechazo a las personas. No anduvo mal vestido. Usaba pantalones formales con camisas tipo Polo, zapatos mocasín, de baja calidad, aunque fueran nuevos. Ahora se proyecta elegante, tiene una notaría muy arreglada. Usa carros de lujo, modernos. Pero la misoginia aumenta. A veces anda desencajado. En la etapa de estudiante, no bebía alcohol. Lo hizo muy retirado. Tiene un lado blandengue, que trata de ocultar”.

“También conozco a su hermana Gloria Serrato. No es capaz en los cargos que ha tenido. Es la peor directora del Instituto de las Mujeres del Estado de San Luis. No sacó nada del notario, que es un gran orador. Pero tampoco es garantía de que se convierta en brillante funcionario. Tal vez hubiera sido un pésimo alcalde. Es famoso por sus discursos, pero nunca ha ganado unas elecciones. En la escuela, se postuló para vicepresidente de la Federación Universitaria Potosina y consejero de leyes y perdió. Ahora que se metió a la política en grande, tampoco ganó. Fue derrotado como candidato de Morena a la alcaldía de la capital, primero, por Xavier Nava, impulsado por las siglas panistas. Luego brincó otra vez a la palestra, a la sombra del gobernador Ricardo Gallardo, que lo coló como abanderado del Verde Ecologista, al mismo cargo y vuelve a morder el polvo ante el candidato del PRI y PAN, Enrique Galindo Ceballos”.

“En la primera contienda, los compañeros universitarios, identificados como Bronces, nos incorporamos a la campaña de Serrato. Había cuatro corrientes, los Zapatas, Independientes, Libertad y los Rosados, donde estuvo Serrato y el extinto compañero Salvador Ramos Lara. Eran un puñado. Perdimos por falta de recursos. Creímos que había un presupuesto del Consejo Estatal Electoral. La primera semana que organicé, no hubo problemas con los empresarios. En abastos, le entregaron a Serrato dos canastas de frutas, lo que nos dio mucho gusto. En el mercado República, lo reciben todos los líderes, sin importar ideologías. Nos invitaron a desayunar. En el debate, no acudió el candidato del PRD, Ricardo Gallardo Juárez. Ya le había dicho el notario, delincuente. Sólo fue la aspirante del PRI, Cecilia González, Nava y Serrato, que me nombró dos veces, su secretario particular. La primera vez me ungió bajo la lluvia. Me citó como su amigo, Miguel Ibarra Cisneros. Después me alude por el apodo del Macho”.

“El Colegio de Notarios dijo que el debate lo ganó su colega Serrato. A partir de entonces, vino el declive. Al principio, todo mundo quería llenar la agenda. Me faltaba un día para completar el hueco y buscaron desplazarme, cuando nadie levantó la mano. Empezamos a bajar por carencia de fondos. Sospecho

que se los robaron. Se imaginaron que al ser egresados de la universidad y tener cargos importantes, le íbamos a aportar a la campaña. Pero era gente de origen humilde, tacaña. Batallaron para cubrir la carrera. Entonces no era cara. Muchos no hubiéramos estudiado con los precios actuales. Eran cuidadosos con la lana, no fueron nada sueltos. No aportaron. No había café ni papel sanitario. Fue muy raquítico. Como queríamos verlo ganador, lo toleramos. Fui de los primeros en molestarse, sin dejar la chamba”.

“El escenario se colapsa. Llega el jefe de prensa, Eduardo Marceleño, junto con los hermanos, Álvaro y Alejandro Candia. Son bastiones del PRI. No aportaron nada. Acuden a reorganizar, lo que yo podía hacer. Andábamos muertos de hambre, sin convicciones. Algunos se salen. Se complica el escenario por la falta de dinero y la arrogancia de Serrato. Actúa como si estuviera en jauja. No le puso de su bolsa ni consiguió apoyo de los empresarios o sus camaradas los fedatarios. El consultor Juan de Dios Nájera aportó tres secretarias muy guapas, que llevaron a sus hijos. Todos andaban en carros. Un chavo que entrené en la lucha grecorromana, me dijo que eran de la campaña. Los mentores de Serrato son de la familia Nava. La notaría que tiene, se la dio el ex gobernador Horacio Sánchez Unzueta, ya que fue cercano al líder cívico, Salvador Nava. Su hija, Concepción Guadalupe Nava Calvillo, le pidió, lo ayudara. No ha sobresalido como fedatario. Se dijo que después del debate, lo llamó Sánchez Unzueta, para darle línea, bajarle al proselitismo. Permitirle avanzar a Xavier Nava, que a la postre ganó”.

“Entonces le empezó a dar gueba. Vino el declive, ya éramos muy poquitos. No terminamos a tambor batiente. En cambio, los del Partido del Trabajo y Encuentro Social, si portaban recursos. Me dieron algo de dinero. En las votaciones quedamos en el penúltimo lugar. Arriba de la candidata del PRI, Cecilia González, que traía muy poca fuerza. Gallardo sacó como 80 mil votos. Nava 150 mil. Un dirigente del PES me invitó a desayunar al restaurante del hotel María Dolores, después de los comicios. Le interesaba que le hiciera unas asambleas. Me preguntó si apoyé a Serrato, le contesté que sí. Entonces me dijo que entregó a los coordinadores de la campaña, cantidades de 300 mil pesos, cinco veces consecutivas. Nunca vi 10 centavos. Tal vez hubo dinero, pero no lo usaron”.

“Serrato tiene parientes beisbolista muy sobresalientes. Casi profesionales. Dice que estuvo en la prepa de la universidad, pero no aparece en mis estadísticas. Como líder andaba en todas las escuelas. Era del comité de la federación. Entraba a las 7 de la mañana a clases, salía a las 12 y me iba al edificio central. Luego a la zona universitaria, a la prepa uno y las nocturnas. Fui a la de Matehuala varias veces. Teníamos como enlace de Bronce a María Luisa Paulín. Iba a Valles y Rioverde. Estuve con los que pusieron la primera piedra. Ignoramos dónde hizo el bachillerato. Yo era amigo de todos los líderes de las demás planillas y nadie lo recuerda. Nunca mencionó que era oriundo de Peotillos, Villa Hidalgo. Dijo que en la prepa lo golpeaban los Olivos, lo aventaban a un charco de lodo. Lo resalta cuando estamos sus compañeros de estudios. Es una manera de hacerse el mártir. Lo presenté con el entonces presidente de la Federación Universitaria Potosina, Carlos Ramírez y el jefe de Bronce, Mario López, El Mao. Cuando pasamos a segundo, lo hacen candidato a vicepresidente de la FUP, sin tener trayectoria, solo por el rollo y perdió”.

“En la campaña, nos citaba en el Café Italiano, de Las Lomas, donde sólo compraba su bebida. Si queríamos nosotros, lo poníamos del bolsillo. ¿Por qué no ganó Serrato? Al principio empezamos excelente. Nos apoyaron hijos de funcionarios como Francisco Sudisaray Rocha Murayama, Alfonso Leal Tobías, Paco y Jorge Escudero Villa, Hiram Moroni, María Cruz Tello, Margarita Rubín de Celis, Miguel Cardona y otros. El notario era una maravilla. Junto con la compañera Magdalena Sinecio González, que hizo su carrera en Tijuana, como fiscal federal. Pero el orador tiene demasiados enemigos. En lo personal, lo estimo, acepto la realidad. Ha cometido muchos errores, no se deja ayudar. Salpica a todo el qué se atraviesa, de repente, vive en otro mundo. No dimensiona qué muchos desaires se los van a guardar. El amigo Martín Vázquez, le replicó el discurso agresivo contra los Gallardo, que fue contundente. Pero no es lo mismo echarse un rollo y otra, la tarea pública. Cómo notario no se ha distinguido. A lo mejor nos vamos a quedar con las ganas de saber cómo sería en su papel de gobernante. Nunca lo he visto participar en algo maquiavélico, organizado y terminado con su talento. Sólo avienta insultos en sus discursos audaces. Muchos lo rechazan por

despreciativo. No tiene capital político. Jamás se ha comprometido con nadie. A sus seguidores, siempre los bota, no es muy político”.

“Cuándo dijo el excelente discurso contra los Gallardo, el consultor político, Juan de Dios Nájera, inscribió la planilla. Lo asistí, ya que eran muchos candidatos, suplentes y la papelería. Lo acompañó el senador Primo Dothé Mata y la ex aspirante a la gubernatura, Paloma Aguilar. También fueron egresados de la universidad de todas las planillas. En particular, de Bronce. Hicimos un gran equipo con Nájera. La primera junta se efectuó en la casa del maestro en derecho, Miguel Carmona. Les dije que debíamos llenar la agenda a quema ropa. Sólo armé una semana, sentado, a puro telefonazo. Le llamé a médicos, transportistas, comerciantes, empresarios. En el arranque, estuvo el extinto diputado local, Pedro Carrizales, El Mijis. En el primer recorrido por el mercado República, nos reciben todos los líderes. Invitan a desayunar a toda la comitiva, barbacoa, con el Alteño. Todo pactado por mí. Nájera me felicita. El líder de la Coordinadora del Movimiento Amplio Popular, Miguel Ángel Wong, nos prestó un equipo de sonido y gente para instalarlo. Dijeron que íbamos en el primer lugar de las encuestas”.

“Me sentía contento, igual mis compañeros. Las reuniones que pacté, tuvieron mucho éxito. Empezaron a pelear por la agenda, ya que todos traían propuestas, discuten por los días y horarios. Pero empiezan a faltar recursos. No había para comer, movernos, ni para un vaso de agua. Se colapsa la campaña. Miro a Serrato despreocupado. Es cuando llegan los Candia. Imagino que vienen a inyectar lo mínimo necesario. Se plantan como jefes. Yo soy mil veces más combativo qué todos juntos. Apenas nos estabilizamos, pero ya no dimos la pelea. Hubo una pequeña fiesta en la casa del diputado local, Antonio Lorca. En otra área de la vivienda, me encontré al maestro Enrique Galindo. En los discursos caseros, Serrato siempre dijo que lo enfermé tres veces en un día. Es que se estacionó en doble fila, para ir al baño. Se amontonaron los carros, me metí a buscarlo, para que no se quedara a platicar. Estaba en el baño, nunca le toque por educación. Dice que sí, por lo que se enfermó de la vejiga. Otra vez, en el Saucito, afuera llovía. Le dije que no fuera mala onda y se mojara con la gente. Le rogué y se enfermó de la garganta. Luego, lo hice caminar por todos lados. Se quejó de tener fiebre en los pies. Una amiga dijo que se le calentaron las patas”.

“En pleno proselitismo, diario se zafó alguien, desangelado. Muchos, por el simple hecho de que Serrato no los saludaba. Sus más cercanos ayudantes, no tenían capital político y repiten su conducta. Había una cúpula de arrogantes, donde estaba Andrés Piña. Sólo querían mandar. Ser líderes sin seguidores. Se aventó una protesta contra el gobierno o quien fuera en solitario. El candidato nunca se rodeó de conciliadores. Terminamos muy desgastados los que resistimos. Pero me demostré mi propia capacidad. Gané el respeto de Nájera y Martín Vázquez, que siempre es un pilar donde participa. Tiene adeptos. En una fiesta de agradecimiento, le restregó a Serrato su arrogancia y falta de compromiso”.

“Cuando buscó la alcaldía por el Verde Ecologista, lo hizo aislado, apenas con el respaldo de Andrés Piña. Apostaron al voto corporativo de Bronce y los universitarios, que se fueron con el x comisionado de la Policía Federal, Enrique Galindo Ceballos, candidato de la alianza PRI, PAN y PRD. Por Morena se registró Xavier Nava. La mera figura del notario no aportó votos. Los que alcanzó, se los dio el Verde, pero no lo querían las bases, que no lo apoyaron. Lo que aportó otra vez fue su agresivo discurso. Apenas consiguió que lo hicieran secretario de comunicaciones y transportes. Al final, su hermana, Gloria Serrato, mediante una jugada de traiciones, consigue estar al frente del Imes. A veces se va a las playas, no sabemos si acompañado. Hace unos 8 años, tuvo un accidente que lo encamó cerca de tres meses. Circulaba por periférico, para dar vuelta en Chapultepec. Narra que escuchó un gran estruendo, cerró los ojos y estuvo en coma varios minutos. Un camión chatarrero lo arrolló. Durante un año, no fue a la notaria. Estuvo a punto de morir. Salió afectado el BMW en que se movía y su salud. Tenía además un Mercedes Benz y carritos de dos plazas, Mac. Cada 30 de abril, hace una misa a las once de la mañana en la iglesia de San Juan de Guadalupe. Por toda la ciudad, los enfermos festejan con niños dioses, vestidos de doctores. Es como una fiesta infantil, con piñatas y brinca brincas. Serrato le da las gracias al niño doctor”.

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