Los huachicoleros de la zona media

14 mayo, 20198:27 pmAutor: Salvador Ceballos UribeColaboradores Municipios Noticias Opinion

Los rioverdenses creyeron que habría un cambio, vinculado al progreso y desarrollo del municipio, ya que la oposición en el cabildo es mayoría. Pero los regidores se fueron por la vía cómoda, ya que autorizaron 4 millones de pesos para la kermes mal llamada Feria Regional de Rioverde 2018. Después de 6 meses, no hay un informe, a pesar de ser el mismo patronato que organizó las 3 últimas ediciones, 2015, 2016 y 2017, con pérdidas por 6 millones 350 mil pesos. Hay que agregar otros 4 millones y un cabildo sumiso al alcalde Ramón Torres García, quien ya se convirtió en pervertidor de regidores, sin moral ni dignidad. En campaña se presentaban como los próximos defensores del pueblo. Los panistas se justifican porque no morderán la mano de quien les da de comer. Son huachicoleros pasivos. Los que no se justifican son los demás. En particular, los dos de Morena.

La primera es hermana del sempiterno dirigente del comité municipal del partido, Eduardo Castillo, que en una jugada perversa, colocó en la primera posición de suplente a María de los Ángeles Castillo Rodríguez, con la carta compromiso de licencia a partir de la primera sesión de cabildo de octubre del 2018, de la propietaria, que ni siquiera vale la pena nombrarla. En segundo lugar llegó un joven de apellido Grande Flores, inexperto en el ámbito político. Ambos parecen más panistas que morenistas. Los huachicoleros que no tienen pena ni vergüenza son los tres priistas. El señor Carlos Espinosa Rincón, Alejandra del Carmen Torres Reséndiz y Jafet Pérez Flores, quienes en campaña prometieron donar el 50% de su sueldo. Alardearon firmar el acuerdo ante el notario uno, Ramiro Rocha Sierra. Después de la derrota, se deslindaron. Argumentaron que lo harían en caso de ganar. Es falso, nunca platearon lo contrario. Rápido mostraron a lo que iban: a levantar la mano, ya que en 7 meses solo han nadado de a muertito. Hasta aguinaldo por 2 meses y medio de “trabajo” se aprobaron. En la alianza del Panal con el PRI, llegó sin batallar el profesor Rómulo García Hernández que al menos ya exigió el informe de la Fererio 2018.

Su mérito fue pedir el 25% de la votación total y sin ir a campaña, porque tenía asegurada la llegada al cabildo 2018-2021. Por el PT llegó la conocida comerciante Virginia Chávez, la cual no ha dado muestras de ser opositora. La regidora del Partido Verde, Rosario Sánchez ha hecho lo mismo, votar todo lo que les presenta el alcalde. Firmar los acuerdos y puntos a tratar con el encargado de hablarle al oído al señor presidente, su gurú, Rubén González Juárez, que ya tiene 12 años en el cargo de secretario. Torres, sin recato alguno, hace lo que su sensei le indica a pesar que su equipo de confianza ya se empezó a desmembrar. No le daban jugada al ex director de servicios municipales, Fernando Marcos García Barrera ni a la ex oficial mayor, Gloria Guadalupe Olvera Montes. Sólo lo acompaña el contador público Daniel Nieto Caraveo, que repite en desarrollo social. Hace las funciones de huachicol mayor, ya que también con 12 años de experiencia, se las sabe de todas, todas. Impulsa para diputado federal a su patrón de cartón, Ramón Torres, el cual tiene un compromiso con el ex regidor y ex coordinador de campaña, Antonio Amador Blanco, a quien le prometió, haría a la hija, la regidora Julia Isabel Amador Nieto, presidenta interina.

Al que ya le anda es al alcalde de Ciudad Fernández, Alfredo Pérez Ortiz, quien en el afán de ganar la presidencia del olvidado municipio, «negoció», así se le llama ahora, con los panistas Rodolfo Loredo y Gustavo Jasso, y con el ex alcalde Rafael Lara, del PT, por lo que pagó con cargos dentro de la administración que convirtió en una capirotada. Atento a los errores está el ex alcalde Guillermo Mendieta, que no suelta el poder y ya está posicionado para las siguientes votaciones. No ha despertado, no se acuerda que cuando buscó reelegirse, le dieron hasta para llevar. Sigue terco, cuando debe hacerse a un lado y dejar sus calenturientas aspiraciones para alguien que vea por el municipio. Lo único que hizo fue fortuna y su equipo lo abandonó. Solo saber vivir del presupuesto. Cuando pierde en Ciudad Fernández, se viene a Rioverde de funcionario y viceversa. Al parecer su partido premia a los perdedores, hoy es flamante coordinador del DIF estatal. Los fernandences lo esperan en el 2021, para sumarle otra derrota.

El que se despachó como huachicolero fue el ex alcalde de San Ciro de Acosta, Salvador Hernández Martínez, Chafita, que en un afán desesperado por comprar impunidad, se auto destapó para dirigente estatal del PAN, con magros resultados. Se desapareció del municipio para buscar el padrinazgo del senador Marco Gama Basarte, que como diputado federal, realizó obras mediocres, coludido con su ahijado político. Inflaron los trabajos en forma desmedida, en un lugar donde todo se ve. La gente los hubiera castigado con el voto. Los ayudó a que el PRI se dividió, de lo contario, no gana la panista María Isabel González Serna. Está obligada a denunciar las raterías de su antecesor ante la Auditoria Superior del Estado si quiere reelegirse o quedará como cómplice.

 

Salvador Hernández Martínez se lleva el título del mejor huachicolero de la zona media, ya que rentó por 3 años, el relleno sanitario, sin permiso del cabildo, al vecino municipio de Arroyo Seco, Querétaro, sin ingresar un peso en beneficio del pueblo. Falsificó 4 facturas por 80 mil pesos cada una, por la renta de una moto conformadora. Se embolsó 320 mil pesos sin bochorno alguno, ya que el ayuntamiento proveedor le pagaba 30 mil pesos cada mes por el uso de la máquina.

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