“¡Feliz cumpleaños, amigo Alejandro Leal Tovias! Que un nuevo año te colme de salud y te traiga muchos éxitos. ¡Un fuerte abrazo!�, es el mensaje que el gobernador Ricardo Gallardo Cardona, le envío hace poco al ex diputado local del PRI, Alejandro Leal Tovías, al que identifica como el ícono vigente, real y más cercano, de lo que denomina, “herencia maldita�. Fue el brazo derecho del ex mandatario Juan Manuel Carreras.

En las peroratas que vierte cuando entrega las despensas con gorgojos, donde se pinta como el mesías de los potosinos, víctima y hombre de hierro, los fustiga sin miramientos. Los acusa de haberse robado del erario, más de 20 mil millones de pesos. Pero nunca dice que también son sus más confiables cómplices en el mega fraude electoral que le aplicaron a la panista Sonia Mendoza y la morenista Mónica Rangel. Múltiples versiones indican que en la imprenta de Leal Tovías, se elaboraron miles de boletas que los mapaches Gallardo Cardona y Ricardo Gallardo Juárez, usaron para rellenar las urnas, lo que permitió el ascenso de Carreras, que luego les pagó la factura, con las mismas chicanas. Se ha ventilado que si el doctor en derecho, hubiera castigado los latrocinios del padre, en su etapa de alcalde de la capital, por más de 3 mil millones de pesos, hubiera frenado a la voraz familia que lastima a los potosinos, saquea sin límites las pobres finanzas y se alista para quedarse con la chequera estatal los próximos cinco sexenios.

Gallardo escupe para arriba cuando ataca a sus presuntos detractores, que andan a salto de mata. Aunque en esencia, son sus aliados estratégicos, sin los cuales jamás hubiera llegado al cargo que demerita todos los días, con su prepotencia sin límites. En el tiempo que fue legislador local, con la guadaña de la amenaza encima, Leal aprobó sin reticencias las iniciativas absurdas y ventajosas que mandó al congreso el super diputado Gallardo. Lo doblegó con sus tácticas fascistas, como lo hace con múltiples alcaldes, que con terror, le rinden pleitesía y le entregan sin condiciones, el manejo del presupuesto, que dilapida inclemente en inútiles bulevares, carísimos accesos a los municipios, a los que ahora les impondrá su grotesco estilo charro, al construirles, sin que lo pidan, lienzos para los jaripeos. Al tomarse una placa con el sumiso Leal Tovías, Gallardo se proyecta en los hechos, como el gran encubridor de la “herencia maldita�, a la que debe convertirse en super millonario, con dinero del pueblo.

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