El gobernador Ricardo Gallardo Cardona, coludido con el fiscal José Luis Ruiz Contreraras, decidieron dar carpetazo, cerrar las nulas pesquisas en tornos al asesinato de la bachiller de Villa de Arista, Chuyita Rodríguez. Culparon del femincidio al primer menesteroso que se les cruzó por el camino. Se llama Jorge Reyes, pasará tal vez, el resto de su vida encerrado, sin haber cometido delito alguno. El defensor de la víctima, el doctorante Luis Fernando Leal Beltrán, le exigió a Ruiz, abrir otras vertientes sobre el homicidio alevsoso, pero jamás hizo caso. Ni siquiera recolectó como “prueba madre�, la tapadera de un depósito de sanitario, con la que pudieron segar la vida de la estudiante. Nunca analizó la sábana de las llamadas que hizo la muchacha, minutos antes del deceso, que pudieron ayudar a encontrar al feminicida. Incluso se habló que la ejecutora del crimen pudo ser otra mujer. Oportunista y ventajoso, ante las críticas de su comprobada ineptitud, Gallardo aprovechó la coyuntura para alardear que iba a proponer al sumiso congreso, una ley donde se manejara castrar a los violadores sexuales. El principal mecenas del también contratista núimero uno de San Luis, el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, lo censuró por sus exageradas poses, sólo para lucirse a nivel nacional. El ominoso caso de Chuyita Rodríguez constata el nulo interés de Gallardo por aplicar la justicia. El asunto debería ser una prueba contundente para correr del cargo a Ruiz y abrirle un expediente criminal, por condenar al encierro a un inocente y dejar libre a un asesino, que puede cometer más delitos monstruosos.

Comments

comments