Por qué perdió Gallardo Juárez y sus malévolas e ilusas aspiraciones a futuro

20 agosto, 20186:19 pmAutor: Juan Antonio Rodríguez ChessaniCapital

Al respecto podríamos escribir todo un tratado y un compendio de errores que serían una especie de manual de «Cómo perder una elección», lo cual podemos probar fehacientemente. Comencemos con lo que a primera vista parecen ser las evidencias más comentadas, que los expertos en análisis político expresan como su verdad, sin miedo a equivocarse, o sin dar oportunidad al debate. Sin duda y entrando al juego de las aseveraciones incuestionables, enunciaremos algunas. Le ganó la soberbia, le fascinó y aun no reacciona sobre la adulación de propios y extraños, subestimó a los ciudadanos que se hartaron de tanto saqueo y menosprecio, dejó de fingir que era humilde y que era un neófito en la política, sintió que merecía continuar con el hurto brutal de «su» nueva empresa y se lo tendríamos que agradecerle.

Creyó que la clase adinerada lo admitía como un nuevo rico y que hasta había aprendido a comer con cubiertos. Nunca aprendió a vestirse, la ropa de paca era su adoración. Confió en que su apariencia de teco de rancho le garantizaría el voto de las féminas interesadas y paleras, confió en que sus medios de desinformación tendrían la mínima credibilidad y que nos habían engañado. Nunca entendió que un grupo de ciudadanos perderíamos el miedo y que nos ganaría el coraje y la indignación. Se equivocó al considerar a la gente una muerta de hambre al mejor postor y que con migajas humillantes, le sería fiel, creyó que al rodearse de seres despiadados y que sin tenerle la mínima compasión, le ayudarían a comprar más incautos.

Subestimó el conocimiento adquirido por los potosinos y la sabiduría popular para detectar impostores y falsos redentores. No vio que el poder efímero, muy efímero, lo perdió como a todos los que lo ejercen. No distinguió la oleada de cambio que recorría el país, resultado de tanta crisis económica e inseguridad. Siguió los consejos de reprimir y menospreciar a todo mundo y así podríamos citar muchos casos de estupidez que lo caracterizaron con entendible normalidad en una década de barbarie y terror que lo llevaron a ubicarse en su real dimensión, a su real valía. En efecto, intentaron ganar los pollos la elección mediante acciones rurales de estado, entendidas como propias, municipales, acciones premeditadas que mediante el uso faccioso de nuestros recursos, en forma nada oscura y fácil de explicar terminarían por evidenciarlos.

La falsa creencia de tener el control absoluto de los actores políticos, de los factores económicos, de los divinos y hasta de los que han instaurado los nuevos poderes fácticos innombrables. No guardaron las formas, todo fue burdo y premeditado, no supieron planear por la rapacidad que les ganó, que los destruyó. Ahora reparte culpas a poderes superiores, es tanto como creer que somos ciudadanos de quinta, que no razonamos, que no aprendemos, que no estamos vivos. Explicaciones demenciales en relación a la forma de votar ciudadana, aduciendo la ignorancia y traición para sufragar, otra vez muestran la beligerancia y poca prudencia de sus actos canallas y cínicos.

Culpar a los dueños de parte del capital y los que explotan a los más necesitados como los responsables de su estrepitoso fracaso, es tanto como negar que en público recibieron el apoyo de los mismos, al menos de los más voraces, de los más descarados, de los más viles. Claro queda quienes fueron los que dieron la lucha encarnizada contra sus actos de rapiña y represión de los caciquillos rupestres y quienes se colgaron y dejaron sus inmorales intervenciones al descubierto, para ser devueltos lejos de las refriegas. La peor explicación de su caída es culpar a sus verdaderos rivales, declarando que no eran auténticos, que eran mercenarios o grupos de choque. Ni madres, se les ganó sin emplearnos, disculpen la inclusión, a fondo, simplemente se les dejó empinarse solitos y ensartarse en su estaca de la ignorancia y la sinrazón.

Memorables recuerdos, imborrables, nos demuestran y reconfortan sobre el deber cumplido, no los mencionamos para no revivir heridas mortales y no pecar de soberbios, les daremos una oportunidad de redimirse en el más allá en cualesquiera de sus repugnantes círculos. Servidos señores. Misión cumplida sin falsa humildad. Amlo arrasó sin compasión en todo el país. Ojala se haya dado un voto razonado y que en efecto se cumplan las expectativas, lo cual será poco probable si los ciudadanos conformistas no cumplen con una participación responsable y decidida. No nos quejemos después. Congreso local o infierno local. Hay quienes aseguran que en la pluralidad, en el contraste de ideas y -esperemos- acciones, se tendrá el progreso y la reivindicación eternamente pospuesta en el poder legislativo que en cada periodo se jura y perjura que no habrá otro peor.

Sandra Sánchez Ruiz regresó al SAT 62 millones de pesos por lo del desvío o simulacro en la venta de medicamentos al ayuntamiento ex gallardista. ¿Ah sí? Y un servidor reencarnará en la madre Teresa de Calcuta. Un llamado a la paz, reconciliación y la prudencia en aras de una nación próspera y amorosa. Si cómo no, cuestión de tiempo para que arrecie nuevamente la real competencia y las ambiciones desmedidas. Las derechas y las mal llamadas izquierdas mostrarán su verdadero rostro. Al tiempo. Don Fernandillo aguantará vara estoico. Digo, si es que es listo, como dicen que hace décadas lo fue, o que se chingue por culebra. Feliciten a Almaguer Lupita, no cualquiera es tan hábil.

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