Los problemas estructurales del Valle de San Luis

10 marzo, 202010:55 pmAutor: Agustín de la Rosa CharcasCapital Opinion

He planteado, desde el 2000, de manera más estructurada y contenida en un documento que fue puesto a disposición del debate de quien así lo haya querido hacer, que desde las esferas del poder, los oligarcas potosinos han pretendido ignorar, pero ya no lo pueden evitar es que el debate circule. Existe la necesidad, desde el siglo pasado, de legislar sobre nuestro futuro. Los que habitamos en la explanada del valle de San Luis, la capital potosina y el municipio de Soledad, hemos sido presas de los intereses utilitarios de la burguesía, aliada con el poder político o para ser más precisos, con sus empleados. Se le define como plutocracia.

Es la razón de fondo de contar con una ciudad como la que ahora tenemos, caótica en su movilidad, enferma por los desequilibrios en torno a su biodiversidad, con fallas hídricas graves. Además de escaso, contaminado, con metales pesados, lo que impide, no sea apto para el consumo humano.

Es peligroso el desequilibrio del subsuelo, producto de la sobre explotación del acuífero profundo, lo que pone en riesgo la vida y los bienes de cientos o miles de sus habitantes. Es donde se definen los problemas estructurales del valle. Desde el poder no hacen absolutamente nada para resolverlos, aunque empeoran.

La plutocracia que nos ha gobernado durante siglos, solo ha destruido la ciudad al atender sus intereses de acumular capital. La ciudad se encuentra en una explosión de crecimiento sin control. Desquiciada por cualquier parte que se transite. Cualquier lluvia ligera que se presenta, genera un caos por las inundaciones que atrapan a miles de automovilistas que circulan por sus calles y avenidas. Quedan secuestrados por la lluvia los que quedan por dentro de la avenida Salvador Nava y los de afuera no pueden ingresar por que se encuentran inundados los accesos debido a la nula planeación urbana con que contamos. Desde el poder se han atendido los síntomas y no las causas de los problemas que padecemos. Es el caso de la movilidad.

Cuando se empezó la construcción del distribuidor Juárez, se advirtió que no se iba a resolver el caos vial. Lo que se requería era un proyecto urbano de gran visión que nos permitiera amortiguar con armonía el crecimiento. Planear cómo crecer como ciudad, cuidar el entorno ecológico, sentar las bases técnicas y socio económicas para tener una ciudad sustentable que beneficiara a sus habitantes.

Nunca se escuchó la advertencia. Sosteníamos y sostenemos que la plutocracia, lo único que desarrolla es infraestructura que estimula el uso del vehículo. Se trata de una política nociva que no genera una ciudad que pueda tener un crecimiento ordenado en materia vial. Lo que nos ha generado una enorme polución de contaminantes que enferman a toda la especie viva que cohabita en el valle.

Sigue sin entender la plutocracia. Ahora hacen un ruido mediático con una obra, como lo es el caso del nuevo brazo del distribuidor Juárez, que se le ha sumado a uno de los ombligos que desquician el tránsito en la capital y Soledad. Se volvió quizás el sitio más caótico. Es una obra cara, con un retraso en su ejecución, que describe la indolencia del gobierno y los constructores. Pero no habrá de resolver los congestionamientos.

El ruido que se ha suscitado por la curva que tiene, se ha utilizado para distraer del problema de fondo de esa obra. Y el fondo de esa obra es que no resuelve el caos vial, que nos quieren vender desde el poder y sus espacios de difusión masiva convencionales y las redes sociales. La obra en sí, representa un buen negocio para los corruptos que manejan este rubro con el moche correspondiente y para los constructores afines al poder que con sobreprecios obtienen sus nada despreciables ganancias.

La Secretaría de Comunicaciones y Transportes es la normativa que autoriza los proyectos ejecutivos de las obras carreteras y puentes, como el del distribuidor. El peralte de la curva que ha desatado el morbo de un sector de la ciudadanía así como la velocidad permitida, no es otro que la inclinación transversal de la vía, que se calcula para equilibrar la fuerza centrífuga con la fuerza que genera el peso del vehículo.

Lo que se logra con éste cálculo matemático es evitar que el vehículo salga disparado fuera de la calzada vial. El caos vial es otro más de los problemas estructurales que tenemos como ciudad. Y este gobierno, así como sus antecesores no han contribuido a su solución. Lo han empeorado. Ya veremos la inutilidad de esa obra millonaria que no resuelve en lo absoluto para el propósito que se dice fue construida.

 

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