Derecha huachicolera

11 febrero, 201910:12 pmAutor: Agustín de la Rosa CharcasCapital Colaboradores Opinion

El estado mexicano, durante el periodo de lo que se conoce como gobiernos neoliberales, esto es, en las últimas tres décadas, fue subordinado a la red de corrupción que ha hecho posible que los recursos que la nación produce, se queden en muy pocas manos del crimen organizado que han operado en los más altos niveles del poder. Hasta antes del primero de julio del 2018, verdaderas hordas depredadoras, son los que de manera promiscua, se han apoderado de los recursos naturales de la nación durante décadas. Su jefe real fue el presidente de la república. Un caso que ilustra el nivel de bajeza moral de los que han gobernado, desde Miguel de la Madrid hasta Enrique Peña Nieto, es el de Pemex. La corrupción en la industria paraestatal, que fuera orgullo nacional, ha sido sometida a un despojo permanente. Pero el saqueo de la riqueza de la industria petrolera no se puede afirmar que parte desde Miguel de la Madrid, pasando por el jefe de la mafia Carlos Salinas de Gortari, el saqueo bestial se empezó a generar desde que el frívolo y corrupto José López Portillo anunció al mundo que nadábamos en la abundancia petrolera y que éramos inmensamente ricos.

Su gobierno apátrida cambió la política de producción petrolera del país, a partir de entonces nos convirtieron en exportadores de petróleo al grado tal de petrolizar la economía. Desde el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) y en forma destacada, el trabajo acucioso y profesional que desplegara el destacado científico mexicano y líder del PMT, el ingeniero Heberto Castillo Martínez, nos opusimos a la desleal política económica desnacionalizadora que ponía en riesgo la soberanía nacional e independencia económica. La lucha que se dio quedó registrada en el documento que escribió Castillo en coautoría con el magistral caricaturista Rogelio Naranjo. “Cuando el petróleo se acabaâ€, fue publicado en 1984. Al ahondarse la corrupción el usurpador Carlos Salinas amarró su espurio poder al lado de la derecha, hasta entonces romántica (así la llamaba Heberto Castillo, porque desde la “oposiciónâ€, el PAN proponía y el PRI desde el poder disponía).

En Pemex ha explotado un escándalo, que se conocía de manera amplia, pero no en forma masiva como ahora, en particular lo que se ha llamado el huachicoleo (robo de combustible). Pero estaba documentado el robo impune de combustible en trabajos periodísticos, que en forma destacada, ha realizado la periodista Ana Lilia Pérez en su libro “El cártel negro†y el más reciente “PEMEX RIPâ€. En los documentos, se tiene de manera muy clara y amplia un estudio en el que deja al descubierto los modus operandi de todos los que desde dentro de Pemex, en todos los niveles, participan del saqueo de los combustibles desde hace varios años. Pero además se documenta la injerencia de los cárteles de la droga en el jugoso negocio, que desde las alturas del poder, han venido operando en detrimento de la principal industria que ha sido Pemex. El trabajo de la reportera muestra cómo se fortaleció el saqueo, con la complacencia de las más altas autoridades de Pemex y del presidente de la república.

De manera destacada en los gobiernos panistas encabezados por Vicente Fox y Felipe Calderón y desbordado en el de Peña Nieto. Fox dejó 213 tomas clandestinas al terminar su periodo. Calderón tejió 1635 tomas ilegales y Peña Nieto 10,363. Es la realidad documentada, que de manera profesional y ética, soportada con documentos genuinos, la periodista ha contribuido al debate en el país de una de las practicas, que por su magnitud, causa vómito el nivel de pudrición a que ha llegado la clase política emanada del PRI y del PAN en contubernio con una amplia red de integrantes de la iniciativa privada. El actual gobierno federal ha generado cambios en la práctica del poder. No sólo a los que se dicen de oposición los tiene desconcertados, también a un gran número de los que han llegado al poder en la jornada histórica del primero de julio del 2018, por la coalición “Juntos haremos historiaâ€. Y uno de los cambios es el de informar de los temas de mayor relevancia de lo que acontece en el país.

La apertura sin taxativas a los periodistas que lo cuestionan en total libertad, genera un aire de renovación democrática, que sólo los conservadores reaccionarios no aceptan y no terminan por digerir. En los actos de información diaria del quehacer del gobierno de la república, se nos informó del nivel y profundidad del saqueo de los combustibles en Pemex y la complicidad de los funcionarios de todos los niveles, alcanzando a los más altos de la paraestatal y del poder político. Nos enteramos que el robo de combustibles por las llamadas “tomas clandestinas†es sólo una pequeña parte del gran saqueo que se ha dado durante décadas en la industria petrolera, que llega al 20% del total. El 80% restante se da dentro de las instalaciones de Pemex, operado por funcionarios de primer nivel y de trabajadores sindicalizados de la empresa que operan los transportes de carga de los combustibles.

La operación gansteril le ha costado al pueblo de México la pérdida de 65 mil millones de pesos cada año. Miles de millones de litros de gasolina robada por la mafia que ha controlado a Pemex, distribuía en centenares de gasolineras regadas por el territorio nacional, generó una competencia totalmente desleal en contra de la empresa social. Los personajes de la iniciativa privada que han comprado gasolina robada deben ser llamados a cuentas por el gobierno de la república. Ningún mandato federal se había atrevido a llevar una acción tan contundente como el actual, en un tema que tiene, por la dimensión del saqueo y los nexos políticos de poder que lo encubren, varias aristas peligrosas para la estabilidad del país. Pero los mexicanos votamos en forma masiva el primero de julio del 2018 para enfrentar y erradicar de cuajo la corrupción que mina nuestra vida cotidiana.

Pemex fue durante décadas orgullo del país, en todas las actividades productivas. Sí, la corrupción es enorme. En la misma medida es el desafío que enfrenta el actual gobierno popular y democrático. En el caso particular, el pueblo mexicano ha manifestado su apoyo abrumador a las medidas adoptadas, como lo muestra uno de los diarios de la derecha conservadora del país. El “desabasto†de los combustibles se presenta en sólo once estados. Es forma preponderante donde el huachicoleo surtía de forma masiva el producto robado. Al entrar en vigor el operativo en contra del saqueo, se quedaron sin gasolinas. No es casual que la furia desatada por la derecha conservadora y corrupta en contra de las medidas tomadas por el gobierno federal, se han dado de manera ruidosa y cínica en apoyo a los huachicoleros. Son los mismos, los responsables del despojo de la riqueza de la nación. Es la derecha huachicolera la que rumia sus frustraciones ante el despliegue de un gobierno patriota y con respaldo popular.

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