Desde el siglo XIII, los teólogos daban por hecho que el mal podía intervenir en el mundo terrenal a través de los hechiceros, brujos o brujas. Un manual sobre brujería, muy popular a finales del siglo XV, “El Martillo de las Brujas�, señalaba que las mujeres lograban sucumbir a los engaños del diablo, por ser más crédulas, malignas y embusteras por naturaleza. Otra de las creencias era que las ancianas utilizaban la sangre de los niños, bebés o no natos, para crear sus pócimas. Les servían también como alimento. Tales supersticiones otorgaban a las brujas, la alternativa de convertirse en animales y ser capaces de volar.

María Josefa de la Soledad Alonso Pimentel y Téllez Girón, de Osuna, nació el 26 de noviembre de 1752 en Madrid y murió el 5 de octubre de 1834 en la misma ciudad. La duquesa fue una mujer inteligente, culta, adinerada y una figura muy destacada para la sociedad española. Se casó con su primo, Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco. Fue mecenas del pintor Goya y de otros artistas, escritores y científicos de la época.

Francisco José de Goya y Lucientes fue un pintor y grabador español. Nació el 30 de marzo de 1746 en Fuendetodos, España. Muere en 1828, en Burdeos, Francia. Entre otros aspectos, fue conocido por su mal humor y sordera. Es considerado el padre del arte contemporáneo, por estar siempre un paso adelante de los movimientos pictóricos de su época y uno de los pintores más reconocidos en el mundo. Cultivó todos los géneros, destacó en los retratos y las escenas costumbristas de Madrid. Los temas populares y la crítica social, fueron parte de su esencia. Realizó cuadros sobre los momentos históricos de la época.

Dentro de sus obras, que incluyen cerca de 500 óleos y murales, sobresale una de sus colecciones, “Asuntos de brujasâ€�, 6 trabajos con escenas demoniacas, donde los personajes principales eran brujas. “El Aquelarre, Las Brujas, Vuelo de Brujas, El hechizado por la fuerza, La cocina de las brujas y Don Juan y el Comendadorâ€�. Goya utilizó las pinturas como crítica social a la época, a la Santa Inquisición y la ignorancia de las creencias populares. Sin embargo, alude también a que el pintor exponía en los cuadros, su lado más oscuro.

Los diseños fueron un pedido especial de La Duquesa, quien contrario a fomentar el temor a fuerzas malignas, buscó denunciar creencias absurdas de la iglesia, que estigmatizaba a las mujeres como brujas, sólo por rebelarse contra los cánones de la época. Las obras formaron parte de las decoraciones de la estancia de una enorme finca en Madrid, perteneciente a la duquesa, llamada “El Caprichoâ€�.

No obstante, la duquesa mostró interés en los temas esotéricos, tenía conocimientos sobre las ciencias ocultas y simpatía hacia las hechiceras. En “El Caprichoâ€�, mandó construir extraordinarios jardines temáticos, que denostaban una mezcla de la cultura e intelecto. Pero también de simbología y el enigma que la caracterizaban. Durante el periodo, la Duquesa ayudó a muchos intelectuales de la época, inventores, científicos, pintores y músicos, con los cuales tenía temas en común, como la literatura y masonería.

Su gusto creciente por tales intereses, la introdujo en mayor medida en el mundo de lo desconocido. Lo evidenció al incorporar construcciones a su palacio, “El Capricho�. Contaba con enormes salas temáticas, donde se debatían las ideas más modernas de la época. Una biblioteca personal con más de 60 mil libros, numerosas colecciones de obras de arte, espacios de juego y recreo para los aristócratas, como teatros, jardines botánicos, fuentes, laberintos, una isla, un abejero. La Duquesa murió a los 83 años sin ver concluida su obra maestra.

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