Fin de una dictadura

14 octubre, 201910:50 pmAutor: Francisco Parra BarbosaColaboradores Opinion

El primero de julio de 2018, Andrés Manuel López Obrador triunfó de manera contundente e infringió una aplastante derrota a la dictadura priista que duró noventa años en el poder. Es fecha que, a pesar de haber transcurrido hace más de un año, a muchas personas, aún no les cae el veinte, no asimilan que en México y en cada uno de los rincones del país, asistimos a nuestra propia caída, toda proporción guardada, de lo que para el régimen soviético significó el derrumbe del muro de Berlín. La gente sigue atolondrada, cruda, no atinan a entender lo que sucedió ni las consecuencias de los hechos históricos actuales. Aplica la frase de que quien no sabe de dónde viene, no sabe a dónde va. Los días de campaña terminaron. Las elecciones fueron la fecha culminante del ajuste de cuentas con la historia y un régimen dictatorial y abusivo, expoliador, violento, salvaje y genocida, traidor, vende patrias y exterminador que llegó a su fin.

El PRI se acabó, el PAN, su satélite hipócrita y oposición farsante, mordió el polvo, luego de acreditarse la mentira en el año 2000 con Vicente Fox de que era la alternancia, lo demás fue solo la constatación de que PRI y PAN son la misma calaña, uno le abre el paso al otro, el mismo régimen dio atole con el dedo en una supuesta democracia. Y es que no podía entenderse de otra manera, no era creíble que un partido como el PAN hubiera sobrevivido tantos años como oposición. Ahora se entiende que por debajo del agua todo era una simulación. La hija de Maquío, Tatiana Clouthier, fue determinante en la defensa de López Obrador. En los foros que hacían los medios informativos, se plantó y enfrentó a los agónicos agoreros de la dictadura en ciernes. Es la hija del panista más encumbrado aún recordado, se puso del lado triunfador. Aún es espectacular recordar cómo a semanas de los comicios, López Obrador en Mérida, bastión panista, y flanqueado por dos expresidentes del PAN, Manuel Espino y Germán Martínez Cazares, fue vitoreado mientras le alzaban los brazos ambos personajes en señal de victoria.

Millones de maestras y maestros en el país se movilizaron para votar por López Obrador, humillados por la reforma laboral encubierta de educativa. Sabían lo que sucedería si continuaba el régimen priista. La guapura de Peña nieto les costó el trabajo a miles. En 1989 se cimbró el mundo al caer la dictadura soviética, se balcanizó la otrora URSS y sus repúblicas se disgregaron. Tuvieron que pasar más de dos años para que los pueblos esclavizados en el régimen comunista entendieran que estaban en una nueva situación política, la borrachera por la libertad los tenía atontados. Ni siquiera los mismos rusos sabían cómo actuar. Boris Yeltsin lideró un difícil proceso, con un Mijail Gorbachov pro occidental, superado por las circunstancias. Fue el momento donde Estados Unidos se quedó solo, unipolar y tampoco supo cómo manejar al mundo. La debacle económica de 2008 es el mejor ejemplo, quebró el capitalismo por la voracidad de los lobis financieros que crearon burbujas a partir de las ficciones llamados derivados, dinero sin sustento en la realidad, sin riqueza tangible en la producción, el trabajo y el desarrollo. Al final el estado debió rescatar a gigantes como la General Motors, por citar un ejemplo.

Al país le llegó su hora, era inevitable, nos tardamos muchos años, 30 años para ser precisos. Los Ceausescu rumanos cayeron pronto después de que los alemanes derribaran el muro que los separaba entre sí. En otras latitudes, Venezuela con Chávez, Argentina con los Kirchner, Brasil con Lula y Dilma, Uruguay con Pepe Mújica, Bolivia con Evo Morales, España con Zapatero, China, que superó en lo económico a la Unión Europea y desplazó a Estados Unidos, las transformaciones políticas y económicas nos hacían ver ridículos y anquilosados a los mexicanos. ¿Cómo era posible que todo el mundo se sacudía las dictaduras militares y políticas entreguistas y nosotros seguíamos sometidos a un mandato priista disfrazado con Fox y Calderón, renovado con el estúpido de Peña, manejado por el traidor a la patria y antimexicano Luis Videgaray?

Era inaudito. Lo último que hicieron los neoliberales priistas fue entregar el petróleo a los ingleses y norteamericanos, mismos a los que Lázaro Cárdenas en 1938 les había arrebatado la riqueza de nuestro subsuelo y que nos daba verdadera independencia y soberanía energética frente al mundo. Millones de mexicanas y mexicanos votamos el primero de julio por López Obrador porque el precio de la gasolina con José Antonio Meade se fue a las nubes. El entonces secretario de hacienda Meade decía en 2016 que el gasolinazo se hacía efectivo a partir del primero de enero de 2017, «por amor a México». El gobernador de San Luis Potosí, Juan Manuel Carreras, junto con la mafia pandilleril política en el país, se aliaron en las semanas finales de diciembre de 2016, para promover por cielo, mar y tierra, los 15 años de Ruby, celebrados en Villa de Guadalupe. Fue una cortina de humo para desviar la mirada a partir del mitote y el desmadre mediático, para distraer a todo mundo y nadie reclamara nada contra las alzas en impuestos, gasolina y cobros rateriles.

Es como actuaba la dictadura, soltando el golpe envuelto en estallidos de cuetes y fuegos artificiales, reprimiendo y desde la televisión, distraía con vedetes y rumberas en cueros, con radiodifusoras que nada informaran y con un internet amañado, bloqueado y millones de bots defendiendo al sistema establecido y hackeando a los opositores. Los últimos meses hemos visto cómo la dictadura derrocada va en picada, aunque al principio del año atacaron cualquier información del gobierno federal encabezada por López Obrador. Es palpable y evidente que, ante la ausencia de financiamiento y la quiebra económica de los grupos clandestinos y terroristas que actuaron contra el tabasqueño, se observa cada vez menos los bots pagados, casi desaparecen. Redujeron los ataques y todo lo que difunde y representa el nuevo gobierno.

Se les acabó el veinte a los patrocinadores que durante 18 años golpetearon duro y tupido a López Obrador. Hace falta ver estatuas que sean echadas por el piso, de expresidentes y gobernadores priistas, que desaparezcan nombres de calles y avenidas con nombres de políticos que su sola mención ofenden al oído como Deportivo López Portillo, Auditorio López Mateos, colonia Carlos Salinas de Gortari, avenida Gustavo Díaz Ordaz, calle Miguel de la Madrid Hurtado, clínica Felipe Calderón, puente Vicente Fox Quesada, estación Ernesto Zedillo, aeropuerto Luis Echeverría Álvarez, escuela Enrique Peña Nieto y miles de placas que inauguraron personajes siniestros, con grandes letras donde los faraones resaltan sus nombres por encima del motivo de la placa misma, como Marcelo de los Santos Fraga, Carlos Jonguitud Barrios, Elba Esther Gordillo, Carlos Romero Deschamps y decenas de faunas nocivas que se han auto ensalzado. Lógico, en el contexto de una dictadura que alabó y promovió el culto a la personalidad, aplastando a la gente y dando mérito absoluto a un vividor cuya única gracia fue haber ido a cortar un listón y enriquecerse de forma ilícita hasta por 16 de sus propias generaciones.

No cabe duda que aún no saben muchos dónde están parados, creen que la dictadura sigue operando y que la impunidad les dará para más. Lo cierto es que se corre el riesgo de que López Obrador sea asesinado, que se desate el diablo y que todo terminé mal. Los privilegios que han perdido las familias exquisitas que se atascaban de dinero en las delegaciones federales, hoy están agazapadas, murmurando entre dientes y maldiciendo. Los del poder judicial se parapetan en amparos que se auto obsequian, como ratas, chillan jueces y magistrados los recortes. Se niegan a vivir de un sueldo real, como los que percibimos el resto de los mortales, quieren seguir medrando y gozando como marajás orientales. Lo gandalla les aflora y el sabotaje contra López Obrador los tiene muy entretenidos para estorbar proyectos que beneficiarían a todas y todos, la refinería de Dos Bocas, porque si López Obrador logra bajar el precio de la gasolina, entonces demostraría que la dictadura no era el único camino.

A tal nivel está la podredumbre. Está preso el abogado de las ratas, Juan Collado, defensor de la mafia del poder que decían, no existía, integrada por Salinas de Gortari, Peña Nieto, Carlos Slim, Norberto Rivera, Claudio Xavier González, Rosario Robles, Emilio Lozoya y toda la madriguera de ejemplares que luego tienen sus réplicas en cada estado y municipio del país. En San Luis potosí pululan las ratoneras, la camada sigue en la pública cueva a donde Alí Babá cuenta más de cuarenta ladrones. En San Luis Potosí familias completas simulan ser oposición, hermanos en uno y otro partido y otros ms del clan en los puestos de decisión, copan todos los espacios.

La dictadura cuenta su horas, los estertores los hacen declararse morenistas para, en su imaginación, librarla. Acostumbrados a un siglo de dictadura, tales roedores de pronto se ponen muy democráticos. Eran conocidos que dejaron de interactuar conmigo en las diversas redes sociales, porque opinaban distinto, defendían y defienden aún la dictadura. La historia habrá de juzgarnos. Mientras sucede, la rebatinga por el poder se extiende por infinidad de grupos que se volvieron admiradores de López Obrador, cuando hace años eran férreos críticos. Hoy, muy juaristas, intentan agregarse a las filas de la «justa medianía», con tal de no perecer como emisarios fantasmales de la otrora dictadura.

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