Antes de que lo corra el presidente Andrés Manuel López Obrador, el delegado federal de programas sociales, Gabino Morales, debe aclarar de dónde sacó tanta plata para festejarse, opíparo, ante la clase política y económica de la entidad. En términos conservadores, se maneja un dispendio que podría superar los 2 millones de pesos. Se sabe que gana 90 mil pesos al mes.

Con 6 meses de escándalos, no junta ni para la botana. Otras versiones apuntan a que pasó la charola entre su fiel efebocracia. Una más establece que voraz, con todos los antecedentes de su conducta corrupta, le metió mano al erario. Al fin que maneja una montaña de recursos para sus programas asistencialistas, donde ha tenido un mediocre desempeño. Lo cierto es que a su cumpleaños 30, no asistieron los pobres a los que defiende con la vida el tabasqueño. Le dio un portazo en las narices a los beneficiarios de la llamada Cuarta Transformación, a los que persigue, día y noche, con su ejército de Servidores de la Nación, con el ánimo desbordado de llenar cien listas.

Mientras el ineficiente Gabino Morales compartía el pan y la sal con sus otrora explotadores, un centenar de mujeres a las que no les han llegado los beneficios de becas y demás programas, bloquearon las oficinas del sospechoso funcionario. Un fracaso absoluto han sido los primeros meses de «labores» del vilipendiado personaje. En cualquier puesto semejante en la iniciativa privada, ya lo hubieran corrido con una patada en salva sea la parte, por su incompetencia. Pero lo sostiene un mandatario obsecuente, que en cualquier momento también le dará las gracias.

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