Negocios privados con dinero público
21 noviembre, 20249:41 pmAutor: Juan Pablo MorenoCapital Destacada Municipios Noticias
El gobernador Ricardo Gallardo Cardona encarna de manera primitiva, rudimentaria, prosaica, la figura del estado empresario-transa, que se creyó sepultada después de los jugosos negocios que hizo el ex presidente Carlos Salinas, quien le entregó en bandeja de plata, Teléfonos de México, al magnate Carlos Slim. La infraestructura de lo que ahora es TV Azteca al deudor contumaz de impuestos, Ricardo Salinas Pliego. El traidorzuelo Ernesto Zedillo subastó, cínico, los ferrocarriles a sus ahora empleadores. Los diversos críticos del mandatario establecen que posee más de 400 hectáreas urbanas de alta plusvalía, similar a lo extenso del parque Tangamanga uno. Su fortuna podría oscilar en los 50 mil millones de pesos, obtenidos en 15 años de cacicazgo en Soledad y exprimir las arcas estatales en tres años de desastroso desempeño.
Ya se ubica en la categoría del juicio inclemente del vulgo, el fiscalizador más efectivo, que no necesita de números para enunciar lo evidente: en cualquier sector del gabinete, donde se le haga el mínimo arqueo, brota pus. En el caso concreto del mega coleadero conocido como Arena Potosí, tendrá serios problemas para demostrar que los casi 700 millones de pesos malversados, los incluyó en el plan estatal de desarrollo y presupuesto anual de gastos. Carece de pruebas físicas de consultas ciudadanas, donde le exigieron de manera sistemática, construyera el vilipendiado elefante blanco.
Tendrá problemas legales y fiscales, cuando le descubran que las licitaciones del adefesio, las hizo de manera tramposa, para beneficiar a sus socios y prestanombres. Cuando la presidenta Claudia Sheinbaum decida borrarlo del mapa político, para abrirle camino a la gubernatura, a la secretaria de gobernación, la huasteca Rosa Icela Rodríguez, manejará que se auto contrató a través de una empresa fachada, para supervisar los convenios de artistas y grupos musicales, como lo hizo con el palenque de la Feria Nacional Potosina, con el objetivo de incrementar las ganancias financieras.
Gallardo creó un enredijo numérico al traer “gratis” al cantante Luis Miguel, que cobra en promedio 30 millones de pesos. No aclara si también agarra de las cadavéricas arcas, dinero para repartir más de 20 mil boletos para sus ahijados, a los que humilla, al obligarlos a formarse desde la madrugada, en las afueras de palacio estatal, con el fin de obtener el ansiado pase. Les exige, lleven una fotografía donde lo tienen al lado. Aunque nunca aclaró cuánto entró y salió del primer torneo nacional charro en el 2023, de manera ilegal, compró a los federativos, para que le dieran otra vez la sede e inaugurar el coliseo.
Aunque el engendro de acero y vidrio ya cobró dos vidas y apenas tiene cupo para 10 mil almas, en sus afanes incontenibles de lucro, lo habrá de saturar con más de 23 mil, como pregona soberbio y omiso. Se ignora si la venta del boletaje y bebidas alcohólicas le quedan a los potosinos o termina en los bolsillos del gobernador-charro-cantinero-promotor grupero-posadero-pailero. Lo cierto es que Gallardo se ha convertido en el proveedor único de todos los servicios que ofrece el coleadero, que ya determinó, sea además, un ente descentralizado. Alardeó vender la mayoría de los palcos, con lo que recuperó la mitad de lo erogado, pero no tiene permiso del congreso para hacer transacciones con dinero e inmuebles de los potosinos. Aunque compró el título que le permite ostentarse como “licenciado”, tampoco necesita ser contador público para cometer estafas al nivel Wall Street.
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