La perversidad del PRIAN en Rioverde

16 abril, 202111:59 pmAutor: Salvador Ceballos UribeNoticias Opinion

Una historia sin nombre, llegó al máximo: por primera vez en la vida política de nuestro bonito Rioverde, llegó un cabildo con mayoría opositora, ya que entraron 8 regidores, de los cuales la ciudadanía esperaba resultados que se tradujeran en hechos con beneficios, pero fueron un fraude. Auténticos bucaneros al asalto porque levantaron la mano para aprobar cuentas y acciones en favor de sí mismos. Lo malo que cada vez los electores no confían.

Empecemos con los de la Alianza Morena y PT, que a través de la candidata Brenda María Juárez Chong, obtuvo 7 mil 500 votos y empezó la canallada. La regidora que iba en el primer lugar, ya había firmado la licencia a partir del primero de octubre, para que entrara la suplente, Ángeles Castillo Rodríguez, hermana del cacique sempiterno de la Cuarta Transformación, Eduardo Castillo. La relevo pasó sin pena ni gloria, siempre levantó la mano, nunca la voz, tuvo cero iniciativas para reformar la Ley de Ingresos y Egresos. Ahora busca una curul local por el Distrito 10, con nulas opciones de ganar. Compite por reflectores y deja fuera a morenistas con trabajo. Sigue un muchachito que entró al cabildo, se llama Augusto Flores Grande, de peor labor y nulos compromisos con los ciudadanos. Jamás participó y su único logro individual fue cobrar cada quincena y sin futuro político alguno.

Por el PT llegó Virginia Torres Solano, cuyo desempeño fue gris. No se podía esperar mucho, ya que nunca trabajó, carece del mínimo conocimiento político. El cinismo identificó a los regidores del PRI-Panal. En primer lugar aparece el exhibicionista doctor Carlos Espinosa Rincón, cuyo mayor trascendencia que tuvo fue organizar actos “altruistas” de su Club de Motos, a los cuales el tibio alcalde, Ramón Torres García, les dio el banderazo a sus despliegues populistas. Nada redituó el poblano, que fue despedido del Hospital Regional y de la clínica del ISSSTE.

Otra regidora sin honor ni rumbo fue Alejandra del Carmen Torres, originaria del ejido San Marcos, donde presumió al candidato del PRI, Arnulfo Urbiola Román, que iba a arrasar. Perdió 4 a 0, le dio una soberana arrastrada el PAN en su reducto. Torres le vendió espejitos a su patrocinador.

Peor resultó el vividor del magisterio, Rómulo García Hernández, hizo alianza con el PRI y pidió el 25% de los votos, con lo que entraba fácil al cabildo. Hizo dos intervenciones, reclamó que no había contratos, convenidos, facturas ni notas, en dos hojas de máquina que entregó el patronato de la feria regional. En el informe se registraron pérdidas por 4 millones de pesos.

Rápido le dieron su moche y nunca volvió a decir ni reclamar nada. Luego intervino para solicitar licencia, ya que aspira a una curul local. Propuso hacer un acta, se firmara y sellara, para que el alcalde interino, Saúl Moreno, le autorizara al banco, la firma, tal vez para cobrar los emolumentos, por entregar la presidencia. Gratis no levantan la mano.

A los regidores panistas no se les puede reclamar nada, son como los perritos del circo, hacen lo que su domador les indica. El que no tiene dignidad ni debieron otorgaron la licencia por unanimidad, es el dueño del circo, el falso alcalde Ramón Torres García, ya que le dijo a sus seguidores íntimos, delante del psiquiatra Antonio Amador Blanco, que a su hija la iba hacer presidenta municipal, aunque fuera Interina. Triste promesa, peor, ya que Julia Isabel Amador Nieto, intervino y propuso a su compañero panista, Saúl Moreno. Le costó hacer pucheros, al no ser elegida. Sobre la regidora del Verde Ecologista, Rosario Sánchez, no existe un solo indicio que sustente, haya desquitado el sueldo que recibió del pueblo de Rioverde. Buscó una curul local, pero ni de chiripa fue propuesta. Tuvo sueños guajiros.

Las cartas están echadas para el periodo 2021-2024. Desesperado y ambicioso, el diputado federal Óscar Bautista metió mano pachona para tratar de reelegirse. Hizo alianzas bajo la mesa con los partidos políticos en todos los municipios del tercer distrito. Donde más miedo tiene es en Rioverde, ya que en los comicios anteriores, no ganó una sola casilla.

Lo derrotó el panista Jorge Luis Díaz Salinas. Pero como un tahúr profesional, en el consejo electoral, burdo, metió urnas con boletas falsas, que ya tenía preparadas. Para que se fuera a revisión, mandó quemarlas, ya que no transmite simpatías. La gente ya se cansó de sus mentiras y promesas incumplidas, de tantos proyectos insulsos. Le auguran una amplia derrota.

Se puede llevar la sorpresa de la vida, que un desconocido y novato candidato de Morena, Kevin Ángelo Aguilar Piña, le provoque un ininfarto y se convierta en el matador de dragones de papel y finiquitar la carrera política del jarocho Bautista. Como aderezo de la avaricia política, se dio el vergonzoso arribo del político de cartón, Eduardo Castillo Rodríguez, que busca ser regidor, ya que se apuntó en la planilla de Morena que encabeza Dolores Guadalupe Morales.

Para cerrar con broche de oro, el regidor suplente, Omar Méndez, asumió el encargo como un auténtico novato. Aplaudió la grabación de una empleada de agua potable, que de manera vulgar, los llamo “cu…os”. Hubo una protesta, ya que los afectados, tenían un mes sin agua potable. La ensalzó, sin importarle que recibieron recordatorios maternales. Méndez fue acusado por un ex funcionario panista, Rogelio Escobar, de vender un equipo de cómputo sin tener negocio en el ramo. La denuncia fue por alterar el precio al doble del costo real.

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