La muerte sin resolver de Alan Francisco Ibarra Castillo

19 mayo, 20222:58 pmAutor: Julio Alfredo Ceballos AlonsoCapital Destacada Noticias

                             

La señora Silvia Castillo, sigue en su incansable lucha por alcanzar justicia en el asesinato de su hijo Alan Francisco Ibarra Castillo. Ponga atención en su dicho, es revelador para iniciar una verdadera pesquisa en torno al cruento homicidio. El 17 de mayo de 2019, se presentó ante la Unidad de Homicidios y Feminicidios de la Fiscalía del Estado de San Luis Potosí, lugar donde fue entrevistada y refirió que el motivo de su comparecencia voluntaria, era con el objetivo de solicitar, “se me otorgue la calidad de ofendida y decir los hechos que me constan, donde mi hijo, primero lo desaparecen y después lo encontraron fallecido”.

“Vivía en un departamento en la avenida Constitución, sin saber el domicilio, solo sé que se encontraba en la parte de arriba, de una pulquería. Lo acompañaba su pareja, de nombre Jessica, con la que vivió en diversos lugares. Tenían juntos como tres años, su trato era muy conflictivo, con muchos pleitos, ya que ambos fumaban marihuana. Desde que mi hijo la conoció, cambió en muchos aspectos. Como su manera de vestir y de ser, se influenciaba muy fácil. El sábado 23 de marzo del 2019, mi hijo llegó a mi casa cerca de las nueve de la noche. Venía del trabajo, ya que era coordinador de trailes, sin conocer el nombre de la empresa, que está en el eje 140 de la zona industrial”.

“Me comentó que andaba con un compañero de trabajo y me dijo que iba a salir a la casa de su primo, un hijo de mi hermana. Se fue y regresó como a la media hora. Me dijo que no había pasado ningún taxi para moverse. Mejor se quedaría en la casa, porque ya era muy tarde. Entonces sacó una silla y se sentó afuera de la vivienda. Al poco tiempo llegó José Adrián, quien es vecino. Se saludaron y lo invitó a una fiesta. También arribó mi otro hijo, el mayor, de nombre David y les dijo que si lo invitaban. Le dijeron que sí, pero que lo esperara, en lo que entró al baño. Pero Adrián se mostraba muy desesperado, les insistía en que se fueran. No los aguardó. Adrián y Alan se fueron en taxi”.

“Luego mi Alan no llegó a dormir en toda la noche. A la mañana siguiente, fui a casa de Adrián, como a las 10 de la mañana. Me abrió la puerta su abuelo. Creo que su nombre es José, es una persona ya grande, es maestro jubilado. Todos le dicen El Profe. Le pregunté por Alan y Adrián. Me contestó que Adrián se había ido. Ya no lo busqué, esperé a que regresara. Como a las tres de la tarde, volví a la casa de Adrián. Me atendió su mamá, de nombre María. Me dijo que no había vuelto. Desapareció junto con una prima e iba a denunciar los hechos. Yo también me animé, para encontrar a mi hijo”.

“El domingo 24 de marzo del 2019, como a las siete u ocho de la noche, acudí a la fiscalía a denunciar la ausencia de mi hijo. Me  regresaron porque no llevé el acta de nacimiento, motivo por el cual regresé de nueva cuenta hasta el lunes 25, ya con los documentos y fotos. Hice la denuncia por la desaparición. En plena entrevista, me comentó la agente del ministerio público, de la Alerta Ámber, que también habían ido los familiares de Astrid, prima de Adrián, que habían estado juntos. Decidí suspender la denuncia e ir a buscar a mi hijo. Creí que ya había llegado y fui a su departamento de Constitución”.

“Pero estaba todo oscuro, ya era noche y nadie nos abrió. Entonces acudí a la casa de Adrián, traté de hablarle, pero estaba muy drogado. Sólo me dijo que los encaminó a la bodega Aurrerá. Se me hizo extraño, porque se contradecía. Si andaban en coche, le dio raid. O andaban a pie. Sin embargo, mi hijo no aparecía. Fue hasta el martes 26 de marzo del 2019, cerca de las 10 de la mañana, voy al departamento de mi hijo, pero nadie nos abrió. Hasta que salió la dueña que le renta el departamento a Alan, platicamos y le dije lo sucedido. Me dejó pasar al interior de la casa, pero el departamento estaba cerrado. Tenía las cortinas abiertas y pude observar que en su interior prevalecía el desorden”.

“Había latas de cerveza, trapos aventados, le pedí que si tenía las llaves. Me dijo que no me las podía prestar. Lo único que me comentó es que habían llegado como a las 10 de la mañana y bebieron alcohol. Hicieron borlote, se drogaron y los corrió, por lo que se fueron como a las 12 ó 13 horas del domingo. Es todo lo que me dijo la rentera. Motivo por el cual, el 26 de marzo, formulé mi denuncia en la fiscalía por la desaparición de mi hijo Alan Ibarra. Es todo lo que deseo manifestar. Lo que recuerdo al momento. Firmo mi entrevista de lo que manifesté a la autoridad”.

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