Gallardo Cardona, la “herencia maldita†de López Obrador

14 octubre, 202411:11 pmAutor: Juan Pablo MorenoCapital Municipios Noticias

Después de los fraudes electorales cometidos por Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, ante la amenaza de perder por tercera vez consecutiva, debido a las trampas de la “Mafia del Poderâ€, el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador tuvo que pactar con fuerzas oscuras y oportunistas, como las del senador Manuel Velasco, dueño de las siglas del Verde Ecologista, experto en colarse en coyunturas, como lapa, con los partidos hegemónicos, para sacar ventajas económicas y políticas, sin el mínimo esfuerzo.

Fue el trato que lo obligó a no cumplir la oferta de campaña en San Luis, de meter a la cárcel al par de mafiosos, Ricardo Gallardo Juárez y Ricardo Gallardo Cardona, que siempre lo trataron con desprecio. El padre, en su etapa de alcalde de la capital, le negó al oriundo de Macuspana, la Plaza de los Fundadores, para el cierre de campaña.

Soberbio y autoritario, lo mandó al cruce de avenida La Paz y 20 de noviembre. También le dieron un susto tremendo cuando lo “levantaron†en el río Santiago, para imponerle la agenda que más les convenía. Atado de manos, el presidente sólo atinó decirles a sus subalternos, no pedirle al dueto ni un vaso de agua, porque se los iban a cobrar toda la vida. Cada que pudo, los eludió para no invitarlos a comer a la misma mesa.

Por el pacto de sangre con Velasco, fue como se coló Gallardo a la gubernatura. Ganó al usar de tapete a Morena, lo que repitió en las recientes elecciones. Pero no cumplió la cuota, al dejar que se colara al senado, la panista Verónica Rodríguez, lo que le valió severos reclamos de los influyentes Gerardo Fernández Noroña y Ricardo Monreal. Pero todo indica que el futuro inmediato de Gallardo es oscuro y peligroso. Su ineptitud y misoginia, lo llevaron a inclinarse en la sucesión presidencial con los perdedores Marcelo Ebrard y Adán Augusto López, quien habló de sumarlo al gabinete como secretario de agricultura.

En una especie de venganza eufemística, López Obrador se desligó del mandatario procaz, al atestiguar, junto con la ambientalista, Claudia Sheinbaum, el destape en Tamazunchale de la próxima secretaria de gobernación, Rosa Icela Rodríguez, a la que quieren como próxima mandataria de San Luis.

A Gallardo, ya le restregó la futura presidenta, que sólo habrán de coincidir tres años más y que no lo quiere de aliado en los próximos comicios. Tampoco le simpatiza la dos veces senadora y titular del DIF estatal, Ruth González, responsable de que su cónyuge, haya atacado feroz a la huasteca predilecta, Rita Ozalia Rodríguez, que fue derrotada por su traicionero “aliadoâ€, que ya no tiene de mecenas al sospechoso ex dirigente de Morena, Mario Delgado, quien le iba a garantizar, seguir con su ola de atropellos, otros 6 años.

Al contrario, ahora Gallardo enfrentará a dos enemigos potenciales en las figuras de Luisa María Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán, que buscarán sacar a flote a Rosa Icela Rodríguez o al magnate de Tanquián de Escobedo, Gerardo Sánchez Zumaya, que tiene la encomienda de encerrar a su principal detractor en las mazmorras de La Pila.

Se cumplieron tres años del fatalismo histórico, que permitió el ascenso de Gallardo Cardona, el único y gran beneficiario del presupuesto. Desde su llegada al mando, se convirtió en el contratista número uno de la entidad, que hace falsos puentes atirantados, caminos y carreteras sin concurso. Aunque el kilómetro de concreto está valuado en 5 millones de pesos, en las obras del río Santiago lo cotizó en 200.

Es el dueño absoluto de la Feria Nacional Potosina, donde embriaga a sus ahijados que le aportan ganancias exponenciales. Es el único pailero que construye armatostes que ha colocado a las entradas de los parques Tangamanga. Es el proveedor solitario de todos los útiles escolares, mochilas, zapatos, uniformes, pinturas verdes, que surte el gobierno estatal.

Aunque López Obrador le ha exigido no haga rúas privadas, construirá la de Villa de Arista-Matehuala e insiste en crear un segundo piso en el distribuidor Juárez, para sangrar a los potosinos los próximos 50 años. Es el cacique que tiene de caja chica a Soledad, donde ya se eternizó. Hará lo mismo en Pozos, que convirtió en municipio con severas violaciones jurídicas.

Es el dueño absoluto de las haciendas de casi 40 ayuntamientos. Se robó descarado 5 mil millones de pesos de las pensiones estatales y 2 mil millones provenientes de la venta de terrenos que regresó la trasnacional Ford.

Lo acusan de malversar casi 3 mil millones de pesos del sector salud, para comprarle 500 mil votos a su esposa, a la que busca dejar como relevo. Hizo quedar en ridículo a su segundo jefe, López Obrador, al no arreglar el ducto de la presa El Realito y tener en el abandono pleno al hospital central, reducto del programa toral Imss-Bienestar, donde los enfermos se mueren en el piso, por la falta de camas e insumos básicos.

Los críticos de Gallardo estiman que al final del sexenio, se habrá embolsado más de 50 mil millones de pesos, lo que le permitirá comprar la gubernatura por los siglos de los siglos. Salvo que la doctora Sheinbaum y su grupo de predilectas digan lo contrario.

Pésimo alumno de López Obrador, Gallardo alardea ser un defensor a ultranza de la Cuarta Transformación, cuando es su principal vergüenza. Presume que el pueblo lo protege, cuando lo vigilan varias decenas de guaruras armados con armas de alto calibre, escondidos en camionetas de lujo, blindadas y con vidrios polarizados.

Mientras el Peje cobró 100 mil pesos de salario al mes, su escolapio, por los negocios que hace con dinero público, se lleva más de un millón de pesos al día. López Obrador se fue sin reivindicar a los potosinos.

Fue rehén del pragmatismo político. La militancia de Morena espera que en el nuevo decálogo del partido o si persiste la cartilla moral, agreguen otra cláusula imperativa: “encerrar a la bestia salvaje, depredadora, que sigue libre en tierras huachichilesâ€.

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