El funesto desempeño del cleptócrata Ramón Torres García

14 octubre, 20208:51 pmAutor: Juan Pablo MorenoDestacada Municipios Noticias

No bastó la positiva respuesta del electorado hacia el ex candidato a la alcaldía de Rioverde por el PRI, Arnulfo Urbiola Román. No le ayudó un mediocre equipo de abogados, simuladores, sin conocimiento electoral ni experiencia. Aunque tenían documentos, fotografías y videos de funcionarios panistas en pleno mercadeo, no supieron canalizar y lograr que el Tribunal Federal Electoral revirtiera el resultado.

Y si Ramón Torres compró votos para reelegirse, nadie le impide que lo vuelva a repetir, mientras no le realicen una auditoria y quede al descubierto el desfalco, desvío de recursos, peculado, manejo arbitrario de los fondos del pueblo y parchar oscuras cuentas. Inició con el trabajo sucio y descarado, al mantener en sus cargos a quienes lo apoyaron de manera descarada. Le pagó el respaldo al ex edil  Sergio Gama Dufour, al colocar al frente del departamento de agua potable, al ex tesorero Gildardo Moreno, famoso por haber extraviado 38 cheques firmados que se cobraron en el ayuntamiento de Soledad. Fueron entregados para la campaña del ex senador Alejandro Zapata Perogordo.

Ramón Torres no es ajeno a los desmanes financieros de su colaborador, el ex alcalde interino, Horacio Balderas Ávalos, que se ha convertido en el mago de los números. Fue tesorero del patronato de la Feria Regional de Rioverde en el 2015, 2016, 2017, 2018 y 2019, con pérdidas por 16 millones 500 mil pesos. La ciudadanía se salvó en el 2020, gracias a la pandemia del coronavirus. Ya tenía autorizados otros 8 millones aprobados por el cabildo más lacayuno de la historia.

La mayoría de regidores se convirtieron en cínicos levantadedos. En campaña prometieron hacer cumplir la ley, que han pisoteado de manera sistemática. Presumen un gobierno honesto y facilitaron el pago del impuesto predial y cambio de uso de suelo en unos terrenos propiedad de la gente, ubicados en las antiguas bodegas de Andsa, en el bulevar Ferrocarrilero. Un oscuro negocio donde metió la mano el ex presidente municipal del PRI, Pedro Morales Sifuentes, representante de la inmobiliaria fantasma Thiery, que peleaba un predio ubicado en bulevar Carlos Jonguitud Barrios, entronque con el bulevar Ferrocarrilero.

También le dieron un cambio de suelo y permiso para construir en áreas de uso común, en la calle Rodolfo Verástegui, entre Lauro Islas y Gama, al director de imagen y desarrollo urbano, Luis Demetrio Meza Morales, el cual fue “destituido” por órdenes de Ramón Torres García, por entregar las escrituras a los antiguos posesionarios, herederos ferrocarrileros, que le hicieron un plantón para presionar. Para enfriar a los enardecidos y engañados beneficiados, relevó a Meza con Olimpia Díaz, que también es titular de catastro.

Los mismos errores comete el indolente alcalde al ubicar al frente de cultura y turismo a Osiel Antonio Loredo Juárez. Su gran aporte es hacer enchiladas y arreglar los escenarios de la Feria Regional, Plaza Principal y la fachada del palacio municipal. Al hacer un balance de los ediles más corruptos en la historia de Rioverde, Ramón Torres supera a todos del PRI juntos, donde se incluye el ex comerciante cervecero, Margarito Ortiz Saldívar, que todavía reclama un adeudo que supera los 15 mil millones de pesos.

Torres García es cómplice del mega robo a la hacienda pública, con la venta ilegal de varias toneladas de chatarra que ofertó de manera ilegal, su comadre, la ex oficial mayor, Gloria Guadalupe Olvera Montes, prima de la actual diputada local del PAN, Vianey Montes Colunga, que ya se alista para saltar a la curul federal por el distrito tres. Mientras, su familiar carga sobre sus espaldas las averiguaciones penales 930 y la 936/2017, una presentada por la ex regidora Luz Elena Hernández Tenorio y otra por el ciudadano, Salvador Ceballos Uribe.

No obstante estar ligado a bandas delictivas de asaltantes y malversar la hacienda, para blindarse, Ramón Torres García figura en las listas para convertirse en diputado local. Busca romper el récord de completar 18 años de vivir a costillas del erario. Fue director de Servicios Municipales, director de Desarrollo Social, regidor con el ex alcalde Hilario Vázquez Solano y 6 años munícipe. Todo gracias a la astucia del astuto asesor, que lo maneja a su antojo, el que mueve los hilos tras bambalinas, el eterno secretario del ayuntamiento, Rubén González Juárez. Hasta en las anécdotas chuscas sale perjudicado el deshonesto alcalde. Hace 5 años, el director de educación, Humberto Torres González, denunció el desvío y preferencia en la entrega de becas de su antecesora, Ernestina García Zamora, que benefició a hijos de maestras que no justificaban el respaldo. Ya como regidora electa, se echó en brazos de García. Se le olvidaron las quejas sobre las incontables corruptelas de su jefe. Sólo busca seguir pegada a la ubre.

 

 

 

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