Caminante

26 abril, 202212:03 amAutor: Antonio MartínezCapital Municipios Noticias Opinion

Gobernador Ricardo Gallardo, los huastecos no somos ningunos palurdos. Le corrijo la plana. Somos herederos de extraordinarias culturas que nos forjaron un carácter de respeto a los dones de la tierra, a la naturaleza, con valores fincados en la cosmovisión de armonía con nuestro entorno y la convivencia organizacional, para la búsqueda constante del conocimiento.

No somos ni incultos ni salvajes, tampoco «indios» como sinónimo peyorativo de baja escala evolutiva y mucho menos nativos para conquistas.

Los legados culturales, científicos, la forma de intercambiar los frutos de la madre tierra a cambio de su cuidado y honrar a la montaña, el bosque, el agua y toda forma de vida a través de rituales de connotaciones más allá de nuestro universo cosmográfico, no se someten a la veleidad de criterios políticos, dogmáticos ni de escalas sociales.

La huella de la historia está plasmada en escritura con glifos, figuras, colores, esculturas, ornamentos, arquitectura de recintos que perviven a través de los tiempos para asombro y maravilla del mundo.

El » Arco de las Tres Culturas» que ordeno derribar, gobernador Gallardo Cardona, en la entrada a Ciudad Valles, y que simbolizó la puerta a la nación huasteca, contenía símbolos de la grandeza de los pueblos náhuatl, tenek y pame, para orgullo de los huastecos y conocimiento del visitante.

Hoy, por tal decisión caprichosa suya, alejada de todo respeto a su emblema y desdeño a la obligación constitucional de consultar al pueblo, justificada en presunta fatiga de su estructura, el «Arco de las Tres Culturas» quedó convertido en escombros, polvo y ofendió grave, la esencia y sentimiento de los huastecos.

Es lamentable la pobreza cultural y minúscula visión que lo llevaron a cometer la irreverencia. Se impuso la ignorancia sobre lo importante que es convivir en la pluralidad étnica, como de todo género, en un régimen democrático del siglo XXI. No tiene lógica ni sentido. Gobernador Ricardo Gallardo Cardona, nadie escapa al juicio de la historia y usted construye el propio a pasos agigantados con acciones equivocadas. Ojalá no se equivoqué más.

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