En varios medios electrónicos se empieza a manejar la muerte del ex presidente estatal del PRI, Aurelio Gancedo Rodríguez. La fiscalía estatal no ha informado nada sobre el tema. Un supuesto anuncio de la Secretaría de Seguridad consigna que se trata de una falsa noticia. Familiares cercanos desconocen datos sobre un cadáver tirado en la periferia. Están consternados porque desconocen el paradero del ex funcionario de la Procuraduría General de la República.

Se filtró que el auto del director del Instituto Reyes Heroles apareció en un basurero de la colonia Las Mercedes. Si fue levantado, los agresores lo cambiaron de vehículo en el trayecto. Algunas versiones sugieren que Gancedo pudo ser levantado desde el sábado 18 de enero. Su madre visitó afligida en las oficinas del PRI, al dirigente estatal, Elías Pecina, con el que se reunió en privado.

El experto en temas del crimen organizado, Julio Alfredo Ceballos Alonso, adelantó la tesis del levantón, ya que si fuera secuestro, no se hace público el extravío. «Cuando sucede, lo único que resta es ponerse en manos de Dios. Nadie se salva». Apoyado en el dato de que en la unidad de Gancedo estaban dos bolsas negras, se podría tratar de una ejecución. El mensaje que se transmite es «lo que se debe se paga». No descarta una venganza por alguna operación que haya realizado la víctima como encargado de incautar bienes e inmuebles de los grupos mafiosos. Asentó que al lugar llegó una camioneta de Servicios Periciales, que aparece sólo cuando se debe trasladar un cadáver.

A los pocos minutos de que llegaron elementos de Servicios Periciales, se anunció de manera imprecisa, que el cuerpo de Gancedo fue encontrado con huellas de tortura. No se aclaró si fue en el mismo lugar donde estaba el carro. Ceballos estableció que la estrategia fue no sembrar terror y ocultar la incompetencia de la policía investigadora. Sugirió no descartar alguna injerencia del binomio integrado por los ex alcaldes de Soledad, Ricardo Gallardo Juárez y Ricardo Gallardo Cardona, cuyos medios electrónicos fueron los primeros en denunciar los hechos de sangre.