El azoro que rápido pasó al enojo de la sociedad potosina y gracias a los medios masivos de las redes sociales, se extendió al ámbito nacional e internacional, la evidencia de la profunda corrupción que carcome a las instituciones en el estado con la revelación expuesta de los panistas, funcionarios públicos, uno presidente municipal de Ébano, Crispín Ordaz y el nomoteta del congreso del estado, Enrique Flores. No es que lo que revelaran fuera nuevo para la sociedad mexicana. No, de manera alguna. México es de los países más corruptos del mundo y San Luis la entidad más corrupta del país, desde el pasado gobierno priista. Hay en el conjunto de la sociedad un raro malestar que se manifiesta ante las evidencias de las corruptelas que lo circunda. Quizás se debe a la cultura que el PRI por décadas ha impuesto en la vida de las instituciones y de la vida misma de los ciudadanos todos. Lo “normal� dentro del entorno social y productivo en que vivimos es que “todos� seamos corruptos.

No es concebible que un ciudadano o empresa busque participar en los “concursos� del estado y espere que sean llevados a cabo de manera honesta. Todo mundo sabe que ya están arreglados. Y si no lo están en el arranque, se ponen de acuerdo en el inter en que se da el “fallo�. En una sociedad creada con la cultura priista y panista, desde el máximo poder federal que es el ejecutivo federal, el listo, el “triunfador�, el más guapo, el que nunca hace chiras pelas con los amigos es el que tiene mucho dinero, por medios corruptos. El desadaptado social, el pobre estúpido, el enemigo del estado, el que es un fracaso en la sociedad de consumo es el que se conduce con los principios de la honestidad y la verdad. El imperio de las leyes está subordinado al acuerdo político. Las normas se tuercen o se ignoran de manera olímpica para cometer todas las fechorías de los delincuentes empoderados y sus asociados.

Y de manera contraria, en la sociedad corrupta, “el imperio de la ley� se aplica con todo “rigor� para llevar a efecto ajustes de cuentas políticos entre adversarios o por desacuerdos de la mafia. Como pasó reciente con el tema de la llamada “gallardía�, que pretendieron hacer alianza con el PAN para la gubernatura en el 2015 y el PRI en coordinación con el poder estatal y federal pulverizaron el arrojo metiendo a la cárcel al hijo del cacique, Ricardo Gallardo Cardona. Y no es que haya sido un “preso político� el ex presidente municipal de Soledad, solo se le aplicó el “brazo de la ley� con fines políticos. Hay muchos ejemplos más de la corrupción que se vive de manera descarada entre los poderosos, que ha generado en el ánimo de la gente una especie de “naturalidad� en la convivencia con el flagelo que nos destruye como nación. Hay motivos para el desaliento, pero con firmeza, no se puede aceptar de manera fatalista como algo que no se puede cambiar. Aunque el actual sistema político mexicano no cambiará por sí mismo.

Se reproduce. El evangelio de la clase política empoderada es la que le ha costado mucho trabajo mantener sus privilegios, “la corrupción somos todos�, “el que no transa no avanza�, “el que más se arrastra más sube�. El cambio que podemos esperar en que se empiece a detener el flagelo de la corrupción en el país. Se puede dar si la inmensa mayoría de la gente se decide a cambiar en el proceso electoral del 2018. Y es que en el país sólo tenemos la posibilidad cada seis años en que se renuevan los poderes federales. No hay otra forma de hacerlo por la vía pacífica. Después del escándalo de corrupción que los panistas potosinos pusieron en los reflectores nacionales, la vulgar clase política, que encabeza el gobernador Juan Manuel Carreras como jefe real de una de las facciones de poder que representa el PRI y el cacique alcalde de la capital potosina, Ricardo Gallardo Juárez, que representa a la “izquierda� del PRD y la burocracia panista, manipulan los tiempos para desvanecer el malestar social real que se vive entre la sociedad potosina.

Dicen los pedantes cínicos que están en el “control de daños� de la encuerada que se auto infringieron. Los nomotetas que salieron con licencia, fue parte de la estrategia para calmar la furia nacional que se desató por sus indecencias expuestas. Pero el estado, en su “profunda� investigación nada encontrará de peso contra los tunantes. Y si en lo político conviene que ya no regresen, pues no hay ningún problema. Ya se les buscará la forma de que tengan parte del botín en que han convertido a las instituciones públicas. Es lo que nos señala burlón el poder con el sostenimiento del corrupto nomoteta del Partido Verde, Manuel Barrera, en su puesto. A los señalados les importa un comino las mentadas de madre que reciben. No les interesa que los llamen corruptos, siempre y cuando no les quiten lo mal habido. El desafuero es otra concesión que la clase política puede ceder en el camino de la estrategia de desvanecer el escándalo.

Pero no cederá un ápice en el control de seguir robando, violando la ley y garantizando impunidad para sus integrantes mafiosos. Si aceptamos por un instante que se aplicaría la justicia entre los corruptos del gobierno en todas sus instancias, no quedaría quien cerrará la puerta. Es algo que no va a pasar. La corrupción y la impunidad son los pilares en que se sostiene el actual sistema político mexicano. Si en verdad lo queremos cambiar, debemos, en términos masivos, acudir a las urnas para darle un golpe significativo a los corruptos que agobian al país.

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