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Feminicidios: ¿a quién le importan?

En San Luis Potosí siguen matando mujeres. Los feminicidios no paran. Las siniestras evidencias son indiscutibles. Los cuerpos sin vida pintan un cuadro terrible. Algunos crímenes cometidos en 2018 dejan ver el macabro rostro de la tragedia. 3 de enero. Una mujer de 20 años es asesinada de un tiro en la cabeza y es tirada en las inmediaciones del aeropuerto de San Luis Potosí. Los restos de la desdichada fueron semi devorados por la fauna silvestre. 6 de enero. Rancho El Malacate, delegación de Bocas, Municipio de San Luis Potosí, es localizado el cuerpo sin vida de otra mujer de 19 años en una zanja de 10 metros de profundidad. Domingo 7 de enero. El cuerpo de “Viviana” es localizado en una noria en el municipio de Ahualulco. 9 de enero. Tamasopo, huasteca potosina. Es asesinada una mujer con arma blanca. El cuerpo presentaba cinco puñaladas en abdomen y pecho. 13 de enero. El cuerpo calcinado de una mujer fue localizado en un recodo de la presa San José, en Escalerillas, municipio de San Luis Potosí. Es el sexto feminicidio ocurrido en apenas trece días de este año.

Esto es violencia de género. No hay duda. Las asesinaron con saña. El feminicidio es el asesinato de una mujer por razón de su sexo, una forma de violencia machista. Las estadísticas no mienten: 15 asesinatos en el 2015, 12 en 2016, 25 en 2017 y 13 en lo que va de 2018. Las cifras confirman la incompetencia para salvaguardar la integridad de las mujeres en nuestro estado. No es novedad, no hay capacidad para revertir los niveles de inseguridad que nos aquejan. Falta compromiso y sobran muertas.

A pesar de que desde de junio de 2017 la Secretaria de Gobernación emitió la Alerta de Género para seis municipios del estado, Valles, Matehuala, San Luis Potosí, Soledad, Tamazunchale y Tamuín, las muertes no cesan. Testimonio. Mi niña Lupita. “Perdóname porque no te pude defender cuando más necesitaste de mí en ese momento, qué hubiera dado todo por tomarte de mi mano y nunca soltarte y mucho menos permitir que sufrieras y menos en la manera que te me fuiste mi niña, pero así como un día llegaste y me pediste algo de comer, me pediste que te diera ropita porque tenías frío, así como llegaste a mi vida y fue suficiente con verte a los ojos y ver el sufrimiento, la ternura, la nobleza que llevabas, sin que nadie te lo pidiera me llamaste papá. Ahora lucharé hasta el final para que se haga justicia y nadie vuelva a sufrir lo que tú sufriste mi niña, mi Lupita, siempre por siempre, seré tu papito donde quiera que estés mi niña”. Alberto. (Padre doliente que perdió a su hija adoptiva en un feminicidio).

La insensibilidad y dejadez de los funcionarios responsables de atender los feminicidios ha propiciado el incremento de la barbarie. Un 10% de las mujeres que entre 2012 y 2015 fueron asesinadas en San Luis Potosí reportaron o sufrieron violencia familiar previamente. Si ya se habían manifestado síntomas de violencia contra las mujeres ¿Qué estaban haciendo las autoridades para prevenir, proteger y atender a las víctimas?
Si acaso estaban haciendo algo lo hicieron en secreto. No informaron. Esto los hace ver apáticos e irresponsables. ¿Cuántas más deben morir para que entiendan que hay un serio problema de violencia contra las mujeres? Es verdad que no es un problema que afecte solo a nuestro estado. Cifras del Instituto Nacional de la Mujeres (Inmujeres) indican que a diario mueren siete mexicanas a causa de violencia extrema. Chiapas, Chihuahua, DF, Guerrero, Jalisco, Edomex, Nuevo León, Oaxaca, Puebla y Sinaloa encabezan los estados con el mayor número de delitos contra las mujeres.

En la última década se tiene registro del asesinato de 22 mil 482 mujeres en todo país. La cifra va en ascenso pues en 2007 se registraron mil 83 casos, mientras para 2016 el número se elevó en 152% al reportarse 2 mil 735. Y en 2018 se siguen acumulando los feminicidios. Son las mujeres entre 26 y 40 años las víctimas más frecuentes. El hogar y la vía pública son los lugares donde con mayor frecuencia son asesinadas.
En San Luis Potosí se aprobó desde el 8 septiembre de 2016 la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, pero de poco ha servido porque es un derecho que en la práctica no está garantizado por las instituciones del gobierno local. El problema es de tal magnitud que debe provocar el debate público que mueva a la indignación para exigir a las autoridades la rendición de cuentas y resultados medibles. No más excusas y pretextos con declaraciones a los medios informativos que solo sirven como coartada encubridora.

Hay que dejar señalado que no es que exista la motivación de “politizar” el tema para sacar raja política. Entendamos que lo que ocurre en “La Polis” (la ciudad, la comunidad, la sociedad) es un hecho político por naturaleza, un asunto que interpela a los ciudadanos que habitan en una democracia. De lo contrario el silencio o disimulo pueden confundirse con complicidad.

Así que ONG´s, academia, medios informativos, familiares de las víctimas, pero sobre todo las autoridades que nos gobiernan tienen la responsabilidad de frenar la ola de asesinatos que evidencian la violencia de género en nuestro estado. Hasta hoy el gobierno no ha podido. Nos sale a deber y la sociedad tiene todo el derecho de exigir resultados. Urge que la política pública orientada a desterrar la violencia contra las mujeres funcione. Que se establezcan acciones afirmativas para eliminar los feminicidios. Ya es tiempo de que la Secretaria General de gobierno, la Fiscalía General del estado, el Instituto de las Mujeres y el Sistema Estatal para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres se pongan las pilas y atiendan el inadmisible incremento de feminicidios en la entidad.