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¿Y?

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Autores: Oralia Guzmán, Elida Mendoza y Juan Pablo Moreno

PRELUDIO

El ¿Y? es una pregunta a otra pregunta. La petulante negativa a informar a los subordinados. Ano rendir cuentas. Es ya el axioma de un modelo autoritario de gobierno, enemigo de la crítica. Es un aviso que asfixia, para no indagar, cómo se abordan y resuelven los asuntos de la comunidad. Es la semántica abreviada que inhibe, cercena el diálogo, el derecho a preguntar y saber. Es un comportamiento arbitrario que entierra al otro. Lo pulveriza y desaparece. Es un asomo al fascismo.

El ¿Y? fue la actitud retadora que asumió Marcelo de los Santos, cuando le dijeron que la policía golpeaba a opositores a la minera San Xavier, en el contexto del primer informe de actividades. El ¿Y? vino cuando revolvió la figura política con cuestiones religiosas, al acudir a un aniversario de la diócesis potosina. El ¿Y? fue la intestinal reacción al reclamo de los costosos e inútiles viajes a Europa, acompañado de un obeso séquito. El ¿Y? fue el descaro asumido, al ser descubierto, de pagar con la nómina estatal, a domésticos particulares.

Casi a la mitad del camino, Jesús Marcelo de los Santos ha delineado, nítido, los perfiles de su mandato: el derroche a ultranza y la prepotencia. Ni siquiera ha presumido que arribó al poder con la aureola de opositor, ya que es beneficiario de oscuras maniobras, instrumentadas por los grupos hegemónicos. Y en la práctica cotidiana, encarna los peores vicios, que se creyeron extintos.

Editado por la serie, Libros de La Noticia, en la tercera obra, se analiza el dispendio irracional, de un personaje índole en el manejo de las finanzas, en una entidad sumida en la pobreza. Marcelo de los Santos, desfasado, sin freno alguno, dilapida el patrimonio colectivo, como si fuera jeque petrolero, mandante europeo, importado para el altiplano guachichil.

Por su lacerante actualidad, se retoma el fraude carretero y el caso de los fallidos invernaderos de Santa Rita, donde se confirman los nexos políticos y económicos, que guarda Marcelo de los Santos con su predecesor Fernando Silva Nieto, al que efectivo, lo hizo impune, ajeno a los incesantes reclamos de justicia.

Y aunque el soberbio ejecutivo se presume autónomo, en al penumbra y en la luz, se constata su dependencia umbilical con el jefe político de San Luis, Horacio Sánchez Unzueta, que lo vigila y acota con cientos de espías, disfrazados de colaboradores en el gabinete, donde son mayoría.

No obstante que los números son la especialidad de Marcelo de los Santos, ha resultado un pésimo administrador, que trastoca las cuentas y se muestra insensible a las prudentes voces que lo conminan a no incrementar los débitos y apegarse a la ley de transparencia. También se ofrece el retrato de un mandatario de extrema derecha, inmune a los cuestionamientos colectivos, enemigo del sindicalismo independiente. El velo se corre y aparece el rostro oxidado de un auténtico baluarte del viejo régimen, salido de las entrañas del PRI.

Hacer negocios, parece ser la divisa de Marcelo de los Santos, lo que lo convierte en uno más, en la convulsiva historia de la política local. Y como Carlos Jonguitud Barrios, Leopoldino Ortiz Santos o Fernando Silva Nieto, tiene de principales aliados a sus familiares. Un capitulo pendiente, que debe ser contado con máxima objetividad a los potosinos, es la historia de Marcelo de los Santos Anaya, traficante de influencias, metido de lleno al deporte profesional, la especulación del suelo urbano y los carros “chocolates”.

Una característica sui generis reviste de oscuro demócrata a Jesús Marcelo de los Santos Fraga: salpica hacia arriba, abajo y todos lados. Sus principales funcionarios, al final del sexenio, podrán engrosar las reducidas filas de los nuevos ricos en San Luis Potosí. Pero se trata también de otra crónica que habrán de esperar los sufridos lectores de La Noticia. Por lo pronto, para su completo beneplácito, les contamos, sin ambages, los entretelones de una tragedia local, donde el anti héroe trasciende al revés, en una buhardilla perdida en el tiempo y espacio.

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FERNANDO SILVA NIETO O EL SEXENIO PERDIDO

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PREFACIO

En su desdibujada campaña de candidato a gobernador por el suspicaz Partido Conciencia Popular, uno de los mayores aciertos de Gonzalo Andrade Reyes, fue calificar a Fernando Silva Nieto, como el más corrupto de todos los tiempos.

Quizá resulte difícil un símil histórico con el sátrapa Gonzalo N. Santos, que además de homicida confeso, a través de sus memorias, tuvo el temple indispensable para ceder el manejo financiero de la capital a la burguesía potosina y la huasteca convertirla en su bastón absoluto.

En su época de oro, Carlos Jonguitud Barrios manejo a su antojo, las cuotas del magisterio nacional. En San Luis, fue el ejemplo más contundente del despotismo, aunando al saqueo sin limite, vía su impune yerno, Eibar Castilla Sosa.

No se quedó atrás Leopoldino Ortiz Santos, que combinó su acentuada frivolidad con un apetito insaciable para derrochar el erario. A sus colaboraciones preferidos, les llenó los bolsillos de dinero, que venía de los contratos de obras más sustanciales. A los amigos y familiares, les colmó de beneficios.

En el contexto de la sucia competencia, agravios e ilícitos, Andrade puso en la cima a Fernando Silva Nieto, que no obstante comprar a la mayoría de la prensa local, le fue imposible impedir se conocieran sus constantes atropellos.

La fábula que pudo pintar a un Silva Nieto inocuo, manipulado por su tutor, Horacio Sánchez Unzueta, que le impuso el gabinete, contrastó con la figura de un ejecutivo sin escrúpulos para hacer negocios personales con el dinero del pueblo, siempre apoyado por sus sobrinos, Rafael Eduardo y Francisco Xavier Silva Melgarejo, igual de perniciosos.

Silva Nieto tranzó sin buscarlo, un paralelismo con el interino y fallido reeleccionista, Gonzalo Martínez Corbalá, que ocultó sus despliegues en la poderosa constructora, Ingenieros Civiles Asociados, cuya sede está en el Distrito Federal. Por medio de amañado concurso, le cedió el distribuidor vial Benito Juárez, que costó más de 40 millones de pesos. Fernando Silva se coludió con la Compañía Contratista Nacional, ajena al ámbito local.

En un tramo de su mandato, Silva Nieto actuó sin piedad contra su propia legión extranjera, a la que desarticulo cuando pudo convertirse en un fugaz contrapeso. El astuto secretario de gobierno, Juan José Rodríguez Medina, que le arrebató el poder por poco tiempo, pereció cuando trato de repetir la formula de su jefe, al meterse al ámbito de los fáciles y seguros negocios.

Si Horacio Sánchez tuvo las riendas de la política y Silva Nieto el manejo del dinero, al final, juntos conspiraron para destruir el PRI y entregar la gubernatura al amigable panista Marcelo de los Santos, con el compromiso capital de mantener a salvo a su antecesor.

Pero el futuro de Fernando Silva Nieto puede complicarse en extremo, si sus adversarios políticos, los diputados locales, Juan Ramiro Robledo y Eduardo Martínez Benavente, logran acuerdos internos en el congreso, para hurgar los renglones donde obtuvo pingues ganancias, junto con la élite burocrática.

En las primeras sesiones, la bancada del PRI, que comanda Manuel Medellín, perdió posiciones claves, como la gran comisión, oficial mayor, contador de hacienda y la cartera de vigilancia, lo que abonó la posibilidad de socavar rápido la endeble figura de Fernando Silva Nieto, que habló de auto exiliarse a Inglaterra donde ampliará su perfil académico.

En el trayecto del saqueo sin límite, Silva Nieto afinó un estilo de evadir cualquier cuestionamiento sobre los temas torales. Con una sonrisa de oreja a oreja, parsimonioso o a veces con un inocultable fastidio, hábil se salía  por la tangente. “Es un tema del que ya hablé demasiado y no volveré a tocar. No insistan por favor.” Y nadie lo hizo cambiar.

La fortuna del controvertido Fernando Silva Nieto puede cambiar, según sus propias versiones. Ya adelantó que existe un complot para afectarlo, cuando terminen sus gestiones. Lo cierto es que apenas empieza a vivir el costo del desprestigio, que renuente, se niega a pagar.

El libro Fernando Silva Nieto o el sexenio perdido, es la suma de artilugios que airoso, sin trabas, sin conflictos de conciencia, desplegó el cínico ejecutivo en beneficio propio, a costa de la comunidad. Si para Gonzalo Andrade, Silva Nieto es el más deshonesto de todos los gobernadores que han tenido San Luis Potosí hasta la fecha, el castigo debe ser también una regla de excepción.

 

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EL PAN EN SAN LUIS

 

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Por: Oralia Guzmán , Juan Pablo Moreno

Prólogo

El PAN en San Luis es un ente envuelto en contradicciones internas y externas. Como nunca antes en su historia local, llegó tan cerca de ganar la gubernatura. El pragmatismo, las oscuras negaciones, el empuje paradójico de siempre, pusieron en la antesala de la victoria a Alejandro Zapata Perogordo y Marcelo de los Santos Fraga.

El PAN enfrenta también un fenómeno sui generis: la influencia del maximato, Horacio Sánchez Unzueta, con un férreo control del PRI y el PRD. Y ante las múltiples evidencias, con tentáculos en el PAN, a través de sus alfiles, Marcelo de los Santos y el delegado de la secretaria de desarrollo social, Ramón Zamanillo Pérez.

Aunque para muchos resulta increíble, los más de 60 años de lucha regional, ubicaron al PAN en la encrucijada de llevar a cabo una lucha intestinal, definitiva, entre sus presuntos correligionarios.

No obstante que las corrientes internas mas fuertes empujaron a Marcelo de los Santos desde 1997, en la coyuntura, los atrapó el corto utilitarismo. A destiempo, critican su falta de militancia. Quizá por eso, Alejandro Zapata y Francisco Xavier Salazar, insisten en regresar a la fuente de la doctrina y los principios partidistas

La contienda interna de noviembre, seria el escenario real donde el supuesto panismo ortodoxo, daría la pelea decisoria para sacudirse un yugo ajeno, ya enraizado en sus estructuras. Al zafarse de la tutela del caudillo Salvador Nava Martínez en 1991, los panistas dieron muestras de su capacidad negociadora autónoma.

El segundo acertijo pinto complejo, por sus imperceptible influencia. Al coaligarse para enfrentar a un enemigo común, los estrategas del PAN, expertos en maniobras y artimañas electorales, medirán fuerza ante un adversario que se multiplica disperso. Con la misma capacidad de alquimista, ávido de pisar consecutivo, 16 años en el poder. En el 2003, además de la gubernatura, los panistas se juegan la vergüenza, el decoro, de no ser humillados y burlados en su propio terreno.

El libro El Pan en San Luis, no es un pretexto para denostar. Tampoco pretende ser una memoria académica. Es un reportaje de perfil, de un amplio espectro que muestra los altibajos de la presunta oposición política. Cada línea tiene como sustento, la objetividad. Se apega a los hechos, sin ideología.

Es quizás el libro que se nutre de una modesta tesis filosófica, antropológica: dejar un mínimo de conocimiento. Informar en el sentido de aportar un dato nuevo al lector ideal.

 

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LOS CANDIDATOS DEL 97

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PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN

 El gran motivo que impulsó revivir el libro “Los candidatos del 97”, fue mantener vigente la memoria periodística, salvar el dato que resulta vital.

Y como la historia de San Luis parece que camina al revés, por decisión de sus gobernantes, es también oportuno no dejar de lado las biografías de los hombres del poder, en su mayoría, los mismos, con la mínima variante de haber dado el bandazo a un partido político antes ajeno, adverso.

En el inmediato panorama, se antoja desalentador, trágico, el futuro de la colectividad, sin alternativas de escape, ante lo repetitivo de los nombres de las inminentes autoridades, siempre latentes, que no muestran siquiera, la mínima fatiga para goza a plenitud del erario.

Otra de las razones para sacar de nuevo este libro, fue mejorar, aunque sea en menor grado, la modesta primera edición. Por lo que tal vez, muy pocos aun la conserven por casualidad.

Además de salvar algún error tipográfico, incluso de sintaxis, se añaden las fotografías de los que entonces buscaron con y sin éxito, gobernar a los potosinos. También se aspira a que ahora si, el libro cumpla su objetivo inmanente de ser leído y quizá desdeñado.

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LA CORRUPCIÓN EN SAN LUIS POTOSÍ

CORRUPCION

PRESENTACIÓN

La corrupción es un flagelado que invade a todo mundo dejando una estela de degradación humana.

Y no es un asunto menor: el cardenal brasileño Paulo Evaristo Arns ha considerado “que la corrupción es la peor plaga de la tierra”. Proposición que nadie puede impugnar, en particular si se constata, como lo afirma el episcopado uruguayo que “la corrupción goza de buena salud” a grado de haberse “convertido en un modo de vida, ajeno a la ética, la moral y las leyes”

Este libro, el primero editado bajo el signo de Semanario 1, de tema tan acuciante es de lo que trata. No más. Y contrayéndose a nuestro tiempo y espacio demostrando cuán verdadero es el enunciado de que lo más local es lo más universal.

Sin embargo, es indispensable precisar una diferencia substancial entre hechos similares. Sin idealizar lo ajeno en lo propio nos abruma la impunidad institucionalizada. Probémoslo recurriendo a dos escándalos paradigmáticos.

Italia.- Ante la imposibilidad de hacer un recuento exhaustivo apenas tocaremos algunos acontecimientos con él animo de proporcionar una pálida imagen.

  1. El empresario Michel de Mita intervino en la reconstrucción de la zona Irpina manejando 45 millones de dólares (MD), multiplicando por tres las estimaciones iniciales para al final dejar igual a miles de familias afectadas por un temblor, pero en tanto obtuvo también un subsidio gubernamental por 16 MD para construir un establecimiento procesador de papas: la fábrica nunca entró en producción.
  2. E invariable la clase empresarial inmiscuida hasta la médula. Carlo de Benedetti, presidente de la Internacional compañía Olivetti, judicialmente declaró que en 4 años pagó a diversos políticos 6.5 MD por concepto de sobornos, acotando que “sólo cedí cuando creí necesario defender la supervivencia de la empresa y los intereses de decenas de miles de trabajadores y accionistas, hacia quienes siempre sentí la mayor de las responsabilidades”.
  3. El clero no se quedó atrás. El Instituto para las Obras de Religión (IOR), entidad bancaria de El Vaticano “sirvió para lavar alrededor de 60 millones de dólares en títulos de la deuda pública, consignados por el grupo (empresarial) Ferruzi- Montedison y reciclados a varias cuentas secretas en Luxemburgo, Suiza y otros paraísos bancarios a favor de políticos e intermediarios socialistas y democristianos. La montaña de dinero era parte del maxisoborno de 100 millones de dólares destinado a pagar los favores políticos por la completa nacionalización de la sociedad química Enimont en 1990-1991”.

El presidente del JOR, cardenal venezolano Rosario Castillo Lara, al considerar que no se siente moralmente imputado, justificó el cobro de sus comisiones: “nuestro banco no está obligado a exigir el origen de los bonos del tesoro a un cliente que viene a depositar títulos legítimos”, “lo nuestro fue un exceso de ingenuidad porque creíamos en la buena fe de los Ferruzzi, que instrumentalizaron y usaron al instituto”.

  1. Pero la crisis no se redujo a reportajes, informaciones periodísticas. Se puso en marcha la denominada “operación manos limpias” que abarca miles de procedimientos penales y sus consiguientes detenciones, han derivado en suicidios como el del diputado Sergio Moroni (ex secretario general del Partido Socialista Italiano en Lombardía, 3 IX 92), renuncias y cambios (en 9 meses en el gabinete de Guliano Amato por el escándalo de la “corruptópolis” cayeron 5 ministros, entre ellos el de finanzas, Franco Reviglio).

Todo insuficiente, ya que tan sólo el Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales “Eurispes” detectó 46,000 millones de dólares depositados en Suiza cuyo origen son las comisiones ilegales recibidas por los políticos.

Brasil.- prototipo de tercermundismo, de capitalismo dependiente, sus corruptelas alcanzan el extremo de crímenes de lesa humanidad.

  1. Políticos y empresarios. Todo es truculencia. El diputado José Alves dos Santos, detenido en relación al homicidio de su esposa, negó estar involucrado en este delito, pero en cambio, confesó haber recibido unos 2.6 millones de dólares en sobornos y de paso delató a decenas de sus colegas parlamentarios de desviar fondos públicos en beneficio personal.

Paulo César Farías, el genio “financiero” de Collor de Mello, consignado ante la autoridad judicial admitió que siendo tesorero de la campaña del ex presidente, recabó 170 millones de dólares para la misma y del sobrante (25 MD) le entregó 8 al ejecutivo electo para sus gastos personales. Aclaró que “los empresarios no dan dinero por los ojos bonitos de un político”.

La comisión Parlamentaria Investigadora del congreso, documentó la existencia de un “cártel de la corrupción”, que agrupaba a las más importantes compañías constructoras del país: “cualquier obra pública ejecutada por una de las empresas privadas que participaban en el cártel tenía un costo extra de 36%, volumen destinado a mantener funcionando la cadena de corrupción en los poderes legislativos y ejecutivos”.

En el estado de Sao Paulo se descubrió una gigantesca red de fraude, cometido por empresarios del azúcar y el papel: simulaban envíos obteniendo subsidios fiscales. Captaron beneficios por no menos de 2,000 MD.

  1. La deformación de los fines y de los medios llega al colmo. El Instituto Nacional del Seguro Social, en un año fue estafado con 523 MD mediante indemnizaciones por supuestas prestaciones. Un caso: el chofer Alaide Fernandes Ximenes recibió 127 MD por incapacidad permanente, 88 para él y el resto para sus abogados que recibían la “colaboración” de funcionarios. El trabajador gozaba de cabal salud.
  2. Dos efectos evidentes, monstruosos, que se traducen en no-vida para millones y millones:

i).- En tanto para la cuarta parte de los 146 millones de brasileños que está sumida en el hambre se destinarán 20 mil MD a través del Consejo de Seguridad Alimentaria (“lo importante, dice el presidente Itamar Franco, no es cuánto se gasta, sino cómo se gasta”), según investigación del diario O Globo, la corrupción, los gastos innecesarios y la evasión fiscal suman una pérdida anual de 140 millones de dólares (cantidad por encima del total de la deuda externa brasileña en al menos 20 mil MD).

ii).- Por un lado el entonces presidente Fernando Collor de Mello derrochó 2 millones 500 mil dólares para la construcción de un jardín sin igual en Brasilia en los 13 mil metros cuadrados de su residencia Casa de Dinda, por el otro Regina Maia, viuda, cocinera, con 7 hijos (4 trabajan en las calles de Brasilia cuidando y lavando carros), en un cinturón de miseria dispone de “un cuarto de tablas de unos 20 metros cuadrados, y está contenta porque hasta hace un año disponía de un espacio menor. En números describe esta realidad el Instituto Brasileño de Estadísticas y Censos de la siguiente manera: en la altura, los más ricos, el 10% de la población detenta el 48.7 del Producto Interno Bruto, en el infierno, los más pobres, el 10 % de la población comparte un 0.8 del mismo Producto Interno Bruto.

Si el país es enorme, su corrupción lo supera. Entonces ante la pregunta de “¿cuánta corrupción puede soportar el pueblo brasileño sin volverse loco?”, las acciones se impusieron, desde la defenestración del presidente Collor de Mello hasta la consignación de miles de presuntos responsables de la corrupción, mayormente políticos, pues a diferencia de Italia los iniciativos privados de hecho no han sido tocados.

De lo universal llegamos a lo particular: ¿cuánta corrupción puede soportar el pueblo potosino sin volverse loco?. La pregunta para los mexicanos en general es difícil de responder, a menos que convengamos en que el cinismo es una forma de locura.

En el plano nacional, sin ninguna repercusión así fuese mínima, Gustavo Aguiñaga, director de auditorías de obras públicas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, declaró: “en siete de cada diez obras materiales que ejecutan en el país el gobierno federal y los estados, hay desviaciones presupuestales con fines lucrativos” y, añadió que los desvíos presupuestarios con fines lucrativos en obras de todo tipo son normales” (La Jornada, 31×93).

Locamente, la dirigente sindical de los trabajadores al servicio del gobierno potosino manifestó: “basta ya de corrupción, el dinero debe ir a las arcas del estado y destinarse a obras que beneficien a los habitantes de San Luis Potosí, no al bolsillo de jefes y funcionarios”, esto en relación a que el secretario de finanzas “ se confensó impotente para vigilar la conducta de sus subordinados y evitar el saqueo y la extorsión” (Pulso 14 X 90).

O bien, la pregunta recibe otra respuesta en esa forma de locura (el ideal) que afectó a don Alonso Quijano, que toda proporción guardada, es la que impulsa a Juan Pablo moreno (Río Verde, 1962).

Egresado del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (el claustro jesuita de Guadalajara), cumple su vocación de manera inusitada: funge como director, voceador, publicista, redactor, reportero, gerente, cobrador y barrendero de Semanario 1.

Sostiene una noble tradición potosina: la de un periodismo subversivo. La prueba esta selección de sus trabajos publicados en los dos primeros años de éste , que no es “su” periódico, sino un espacio que sirve de voz a los que no tienen voz.

El hilo conductor de este conjunto de piezas periodísticas es la corrupción en San Luis Potosí. es un amargo retrato social que incluye políticos, empresarios, clérigos, líderes sindicales, mafiosos académicos… en una palabra: a los representantes del poder, a la oligarquía potosina.

No para hacernos creer que la corrupción somos todos, que quien esté limpio de corrupción que tire la primera piedra, que la corrupción es lo que engrasa todo el sistema, que no pedimos que nos den sino que nos pongan donde podamos corrompernos…no. Este libro exhibe que la corrupción permea a quienes están en la cúspide. Y devela el mecanismo para tocar la cima.

El clérigo que inserta fotografías en los diarios donde se luce saludando (en audiencia colectiva) al Papa asciende en la escala hasta la responsabilidad de encargarse de la pastoral indígena y/o apropiarse patrimonialistamente de programas caritativos (que no justicieros). Un empresario que se pone el disfraz de político populista (o al revés) para asegurar, con sus contlapaches, sus proyectos de especulación urbana. Los militantes de la leal oposición a su majestad se arrojan a los brazos de lo que dicen repudiar enlodándose con acciones exactamente iguales a las que ofrecieron combatir. Los políticos profesionales (grillos).

Diriámos nosotros más: lo institucional es la corrupción. Este libro es apenas un pequeño muestrario que abarca un determinado periodo. En San Luis Potosí el relato ni tiene principio ni fin. Por una razón fundamental: todo se cubre con el manto de la impunidad. Entre lo universal y lo particular tal es la diferencia: la apatía generalizada en nuestro medio. ¿Conformismo, resignación, impotencia, acumulación de rencores y agravios, carencia de líderes?. Cada cual aventure su criterio.

Por último anotemos que en tanto artículos periodísticos tienen, forzosa y necesariamente, los predicables que les son propios. Como tales los ofrecemos, sin correcciones, fieles al texto original producto del trabajo cotidiano. Juan Pablo Moreno es, en todos ellos, el conductor de variadas voces. O sea estos testimonios son la historia verdadera de las cosas potosinas. Del centro a la periferia o viceversa. Entendiendo que nuestra entidad no es sólo la capital.

Cargan su expediente de corruptelas cuál curriculum vitae para obtener otros cargos, brincando de defraudadas dependencias a nuevos destinos en los que puedan seguir medrando. Sátrapas que ni si quiera un barniz de cultura se untan para disimular su rufianería, encumbrados en la “academia”, y la cereza del pastel: la grotesca deformación del más rudimentario civilismo, la corrupción electoral para adueñarse “legítimamente” del poder y desde ahí mantener la putrefacción.

Deducción necesaria: en la mejor de las posibilidades la corrupción viene de lo alto, pero esta afirmación es falsa. En las cúpulas se queda estancada, es decir, para su curso y corriente y por ende su fetidez es insoportable.

Asimismo el periodista del Semanario 1 cumple una función: la denuncia oportuna. Constátese la fecha en que se divulgaron los señalamientos y compruébese que considerados en su momento por quienes ejercen el monopolio antidemocrático de la conducción pública se hubiesen evitado males mayores que rompieran el cauce.

Otra deducción necesaria: “las instituciones no parecen tener respuesta institucional (valga la redundancia) a esas demandas crecientes y diversificadas lo cual es sumamente delicado para la estabilidad social y el estado de derecho. O de otra manera dicho, las instituciones (…), han sido rebasadas por las demandas de la población, al extremo de preferir (o verse obligada a optar por) las medidas de presión y ocasionalmente de fuerza al margen de toda norma, para conseguir lo que debería darse por la vía institucional” (Octavio Rodríguez Araujo, Instituciones Rebasadas, La Jornada, 17 III 94).

¿Hasta cuándo el pueblo potosino se movilizará de la periferia al centro o viceversa coreando una sola consigna: ¡ya basta! ¿Hasta cuándo?.

Por Fidel Briano