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A Garza Herrera no le importan las desaparecidas de San Luis

Con un despunte en los índices delictivos en la entidad y la inoperancia del fiscal Federico Garza Herrera, queda al descubierto el pésimo desempeño de las demás autoridades para salvaguardar el bienestar de los potosinos. Datos del semáforo delictivo en San Luis Potosí arrojan que desde diciembre del 2017 a febrero del año en curso, se habrían cometido 112 homicidios, 4 secuestros y 9 feminicidios. A las cifras se suman los casos de personas desaparecidas en la entidad. El cuadro se complementa con la angustia y nerviosismo de sus familiares que se pierden en trámites burocráticos y nulas pesquisas.

Un trágico ejemplo lo constituye la señora Leticia Ramos Medina que denunció el mínimo interés de Garza y sus colaboradores para localizar a su hija Johana Natalí Montoya Ramos que desapareció el 7 de marzo del año curso. Fue vista a la altura de la carretera a Rioverde, cuando se comunicó como a las 10 de la noche. Dijo que iba para la casa, pero nunca llegó. “Tiene tres hijos, con los que siempre se comunica. Cuando no les habló dos días, acudí a poner la demanda”.

Ramos Medina resaltó que no ha obtenido ninguna respuesta sobre las investigaciones. “Sólo dicen que van a proceder, pero no hacen nada. Hacen caso omiso. No sabemos a quién dirigirnos. Comparecimos ante Garza Herrera para que ponga cartas en el asunto. Insistiremos para que no quede impune. Pareciera que les pagan por hacerse tontos”.

El ciudadano Julio César Aguilar, esposo de Johana Natalí Ramos expuso que las investigaciones por parte del fiscal son nulas y lentas. A casi una semana de haber interpuesto la queja, no activó el protocolo de alerta Ámber. Exigió se investigue a fondo y que regrese con vida su cónyuge.

La última vez que la vio fue cuando salió de su domicilio en compañía de varios amigos. “Se fue a las 11.30 de la noche y ya no la volvimos a ver. Al día siguiente solo volvieron sus conocidos, dijeron que andaban en Cerro de San Pedro. Los cuestioné dónde quedó mi señora. Contestaron que en el Oxxo de las Cruces, que se ubica en Gálvez. Eran las cuatro de la mañana. Después ya no supieron nada. No empiezan las investigaciones, tenemos tres hijos. No saben lo que pasó. Sospecho que algo le hicieron o la desaparecieron. Todos los días lloro. Me siento impotente por no saber dónde buscarla. Garza tiene los elementos para buscarla y no lo hace. Puse la denuncia y nos han traído vuelta y vuelta”.

La señora Susana Michel Escalante denunció que también se halla desaparecido su esposo Cristian Guadalupe Rosa, que es amigo de Johana Ramos. Ambos desaparecieron juntos. Relató que lo vio por última vez cuando salió de su domicilio, ubicado en la colonia Hogares Populares, Soledad, antes de irse con unos amigos. Desde entonces perdió contacto. “Salió a las 11 de la noche y ya no se comunicó. Siempre lo hacía en Facebook o mensajes de celular. Puse la denuncia, porque se supone que son tres las personas que están desaparecidos. No sabía hasta que la hermana de Johana Ramos me fue a buscar a la casa. Me dijo que también no la encontraban. No sabía que era amiga de mi esposo. Volví acudir a la fiscalía, ya que en el periódico, dijeron que apareció un cuerpo en una caja de cartón. Era un joven entre 25 y 30 años. No traía identificaciones. Mi esposo dejó la cartera en la casa”.

Expuso que en las investigaciones solo exponen pretextos y largas para no resolver el caso. ”Me han dicho que me marcan si hay avances, pero no han hecho nada. Estoy desesperada, son muchos los que desaparecen. La vez que vine me enseñaron el cuerpo de un muchacho que fue calcinado para ver si era mi esposo. El otro tampoco lo reconocí. Ahora me da miedo salir.”

También expuso su caso la señora Marta Patricia Orta, ya que no encuentra a su hija Santa Sayuri Hernández Orta, la cual fue vista por última vez el 3 de marzo cuando salió de su casa a las 9 de la noche en el Saucito. “Me dijo que iba con unos compañeros de la preparatoria. Se investigó a los jóvenes y dijeron que no llegó. Entregué todos los documentos a los agentes ministeriales, los cuales me dijeron que por ser viernes, hasta el lunes a primera hora me tendrían resultados que no entregaron”.

Orta explicó que su hija cursa el segundo semestre de la preparatoria San Luis Rey. Antes de reportar que estaba desaparecida, las autoridades empezaron las investigaciones 24 horas después. Se negaron a activar la alerta Ámber, ya argumentaron, no se encontraba en peligro. “Tiene 15 años, los agentes se molestan cuando marco y pregunto por avances. Su excusa es que se pudo ir con el novio. Es lo que nos dice la funcionaria Magdalena González. La cuestiono que si tiene conocimiento de lo que afirma, me la regrese. No es la primera niña que desaparece en San Luis. Uno investiga y se da cuenta de más casos”.

 

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Nulos avances en las pesquisas de Cinthia Paola Castro

La maestra de baile folclórico Cinthia Paola Castro Rodríguez despareció el pasado 4 de octubre cuando esperaba el camión en las calles de Constitución, esquina con Salvador Nava. Su caso desnudó por completo la ineficacia y torpeza de las autoridades locales para resolver un delito semejante a otros que se han acumulado en los últimos meses. En lugar de buscarla, de mostrar pruebas contundentes de los avances, lo responsables minimizan y desdeñan testimonios que podrían ayudar a encontrar a la profesora.

El padre de la víctima, Gustavo Castro Flores, cuenta que su hija era una persona entregada al trabajo. En el 2016 tenía el propósito de terminar su tesis para graduarse en la escuela estatal de danza. Después especializarse en nuevas técnicas y aplicarlas en niños con problemas psicomotrices, su gran dilema. Para obtener más conocimientos trabajaba en gimnasios donde impartía clases de zumba que le ayudaran a solventar los gastos educativos.

El día que la instructora se perdió, acudió como cada martes a las 8 de la mañana a impartir clases en la asociación Abres mi Lus, donde se atiende a personas con problemas de sordera y ceguera. Salió cerca de las 2 de la tarde para dirigirse a dar la asignatura de ballet en la calle Progreso. Enseguida se dirigió a impartir otra materia de zumba en Rutilo Torres. Concluyó con sus instrucciones de pilates a personas adultas en la colonia El Paseo. Su rutina acabó alrededor de las 8 de la noche. La encargada del lugar, Margarita, le ofreció llevarla a la parada del camión.

En el lapso, Castro se comunicó con su madre, la señora María de Jesús Rodríguez, para decirle que iba en camino. Le dijo que estaba por Soriana, El Paseo. Llegó a su destino y volvió a charlar con su progenitora por última vez a las 8:57 de la noche vía whatsapp. Acordaron que la iría a esperar a la bajada del camión a las 9:30, por más lento que fuera. Al mirar que pasaba una y otra unidad y que su hija no llegaba, le entró la angustia. Con otro hijo, la buscaron sobre Constitución. El esposo de la danzante, Juan José Martínez, preguntó a locatarios de la zona si habían notado alguna anomalía.

El padre de la víctima supo que no llegaba cerca de las 10:30 de la noche, por lo que se salió de su trabajo para unirse a la búsqueda. Destacó que el whtasapp de su hija se desactivó alrededor de las 9:08, pues los mensajes ya no llegaron a su destino. Las llamadas al celular las mandaba directas a buzón. Cercanas las 12 horas, se dirigió a un módulo de vigilancia ubicado en la calle Simón Díaz. Los agentes le dicen que siga las pesquisas o la reporte al 066. Se enojó por su conducta al negarle ayuda. “No me hicieron caso. Relataron que deben transcurrir 48 horas para actuar y dar como desaparecida a una persona”. Entonces decide llamar al 066 donde lo tratan con desdén.

Gustavo Castro resaltó que mientras su hija espera el camión, tiene al frente una patrulla de la policía, que acudió a un llamado de los vecinos por un problema familiar. Pero el reporte y número de la unidad no existe, no hay evidencia, aunque fueron testigos presenciales de los hechos. Sin embargo, en un video de la procuraduría se constató que en efecto, una patrulla estuvo presente. La familia buscó a la víctima en hospitales, Cruz Roja y con las autoridades, pero no encontraron rastro alguno. El papá expone que a 50 metros de la parada del camión, donde se especula despareció la maestra, se encuentra una cámara del C3 que rota constante, por lo que es difícil ver lo que pasó. En las cámaras de algunos negocios de la plaza Constitución, se observa de manera tenue una figura que podría ser Paola Castro al descender del carro que la llevó a la parada. Es la única evidencia lograda con la ayuda de la señora Margarita, que la llevó hasta el sitio.

Castro negó que su hija tuviera algún conflicto con alguien. Siempre fue muy tranquila. Su única pasión fue la música. Tal vez por falta de malicia, no debió confiar mucho en las personas. Otra de sus ocupaciones era estar con su hija de dos años a la que le preocupaba festejar sus onomásticos. Si planeaba huir, no hace planes a futuro, menos a corto tiempo. Expuso que el procurador Garza Herrera los ha recibido dos veces. Les habló sobre el avance de las investigaciones, que no llegan a nada. Ordenó que se integraran dos agentes más al equipo de búsqueda. Le dijeron que tienen una línea de estudio cercana, pero no los informan para no entorpecer las pesquisas. “Ahorita por lo pronto estamos en cero, con la ausencia de una persona muy querida para nosotros”.

Los familiares de otras desaparecidas aprovecharon la comparecencia de Garza en el congreso para exigirle resultados. También censuraron la apatía de los diputados. “Viven en un burbuja, dónde nadie los lastima. No tienen sensibilidad, cuando a un lado hay personas que sufren, imploran, lloran. Muy tranquilos se dedican a tomar café y comer galletitas. No captan el dolor de la ciudadanía a la que deben servir. Se olvidan que son padres». Solicitó difundan la imagen de su hija.

El testimonio que las autoridades desdeñan

La directora de la escuela Abres mi Lus, María de Lourdes Ruiz Pichardo, denunció que las autoridades no investigan a fondo para encontrar a Paola Castro. Señala que la conocía demasiado, ya que era maestra de un grupo al que enseñaba baile. La describe alegre, entregada al trabajo con los niños.

Relató que semanas antes de que desapareciera su actuar cambió de manera drástica. Expuso que el 20 de septiembre laboró normal, pero del 21 al 26 sufrió un asalto donde le quitaron el celular. El martes 4 que se perdió, se desempeñó introvertida. Incluso no respondió a la broma de un padre de familia. En una charla que tuvieron, le comentó que debía cerrar el face, debido al robo.

Tras la plática, cobró su último sueldo de 850 pesos y se retiró. Distraída, olvidó la botella de agua. La directora enfatiza que según la madre de la víctima, el facebook de la maestra de baile fue cerrado el 5 de octubre, un día después de que se perdió. La familia no supo del asalto hasta después que ya no la vieron. Ruiz Pichardo comenta que solicitó a las autoridades abrir la página electrónica de la instructora, donde podría haber una pista que ayude a encontrarla.

Pero le contestaron que no se podía hacer nada, ya que es imposible acceder a la cuenta. Pichardo exigió contratar un especialista, un ingeniero en sistemas, para que haga la tarea. “Haremos una colecta para pargarlo. Pero por favor, háganlo. Podría haber algo que nos ayude. ¿Cómo es posible que lo cierren el 5 de octubre, cuando desaparece el 4.” Insiste con voz cortada la directora del plantel.

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Carreras, misógino

La delegada en San Luis de la Red de Organizaciones Ciudadanas, Yasmín Escobar Domínguez, calificó de misógino al gobernador Juan Manuel Carreras López, al que no le interesa saber el destino de las mujeres desaparecidas, violadas y asesinadas. Apenas se mueve por las marchas y protestas de los padres que reclaman el paradero de sus hijas raptadas. Dudó que exista la figura del mandatario, que sólo ha demeritado las instituciones que deberían apoyar a las víctimas. Su conducta excluyente también se refleja con el escaso número de colaboradoras en el gabinete, como la secretaria de salud, Mónica Rangel. Censuró la apatía de las diversas dependencias estatales para atender los casos donde se violentan las garantías del sector femenino. Aludió a las cambiantes cifras de la procuraduría de justicia, que manejó primero 6 y luego 13 desaparecidas. El organismo de Escobar consignó 44. Expuso que una excusa muy recurrente para no investigar, es atribuir las causas al crimen organizado. Según sus pesquisas, en la zona norte de la capital es donde se registra un alto índice de atentados contra las mujeres y menores, ya que los padres acuden a trabajar a la zona industrial. Los vacíos se llenan con la influencia perniciosa de las redes sociales.

-¿Cuál es la cifra real de las desaparecidas en San Luis Potosí?.

-Oscila en 47 personas, de las que he tenido la oportunidad de documentarlo. Pero hay algo. No todas son desaparecidas por el crimen organizado, por cuestiones de delito. Según el trabajo que he realizado en la zona norte. Pedí desde el año anterior, cuando inició la administración estatal, que sería importante hacer un mapa de riesgo, que nos sentáramos a elaborarlo. Clasificar las zonas donde se han dado los secuestros y tipificar por qué se registran. Por la experiencia adquirida, las desapariciones de personas menores de 12 años, algunas veces ocurren por cuestiones de divorcios, pensiones alimenticias, conflictos. No se ha documentado que sea robo de infante. En la entidad, no tenemos la certeza de que sea ejecutado por una banda. Se limitan a decir que vieron una camioneta rara por una escuela. Suben fotos de personas porque alguien las busca. Las autoridades no han salido, no han desmentido nada. Les conviene distraernos. Las desapariciones de chamacas de 13 años a 22 años, son por el mal uso de las redes sociales. Lo mencioné en abril del año en curso. Incide además la carencia de valores, la falta de diálogo entre las familias, de los cuidadores, cuando no tienen a sus papás. Es la permisividad».

«Está el caso de una joven a la que le destrozaron el cráneo en la huasteca. Fue un grupo de su escuela. Se fue con los muchachos, le aplican el conocido bullyng y la masacran. La desaparición por trata de personas es distinto, cae en la categoría de los 19 a 30 años. Tenemos la historia de una niña de 15 años. Fue enganchada por la red social. Junto con una amiga, se ponen de acuerdo para verse con un sujeto. La compañera se regresó con el novio, que era el enganchador. Al final se logró rescatar. Otro caso muy doloroso sucedió en el 2013, con la señora Verónica Ruiz Manzanares, en la capital. Una amiga se la llevó y la vendió en Zacatecas. Le gustó a un hombre del crimen organizado. Le entramos a una campaña internacional para recuperarla. Hicimos postales. Una pintora nos regaló su trabajo para ayudar a todas las desaparecidas locales. La víctima dejó dos niños que adoptaron los abuelos. No tienen casa propia, rentan una de interés social, pequeña. La responsable, para mantenerlos, vende dulces afuera de una escuela. El niño más grande ya tiene 18 años, dejó de estudiar porque no tuvo acceso a los programas de apoyo. El más pequeño está en la primaria. Es un caso de trata de blancas. Se la llevó el crimen organizado. Se denunció el lugar donde está en Zacatecas. Es un pueblo tomado por tales hombres. Ya casi se volvió fantasma».

«La procuraduría no quiso investigar porque estaba en Zacatecas, sabían que se la llevaron de San Luis el 20 de septiembre del 2013, en el sexenio de Fernando Toranzo. La mamá es una persona humilde, llegó hasta la comunidad, la amenzaron, puso la denuncia en Zacatecas. Hubo un ministerio público y de la marina que se comprometieron ayudarla, pero luego los cambiaron. El que los relevó, le dijo que la olvidara y se retirara. La que la vendió confesó y está libre. Estuve hace poco con los papás de la afectada. Me dijeron que la enganchadora se fue a vivir a Saltillo. Es un caso real. La secuestrada tiene ahora 32 años. También está la historia de la periodista de Rioverde, Yasmín Alcaraz López. Junto con otras compañeras de lucha, empezamos a investigar. Nos reclamaron que ya no le moviéramos al asunto. Les dijimos que era amiga y conocida. Nos contestaron: aquí está, hecha pedacitos. ¿Quieren terminar igual?, síganle. Para su infortunio, fue pareja de un ex jefe de la policía municipal de Rioverde y Cárdenas, llamado Juan Blanco. Los señores del crimen organizado, cuando alguien entra en sus redes y alegan que son traicionados, acaban con toda la familia. Muchos de los policías están inmersos en tantos delitos. Ya no llevamos el tema de Alcaraz ni de otras desaparecidas. Sólo el de Zacatecas. Lo de la reportera, la familia lo dejó por la paz ante las amenazas. Lo único que quieren saber es dónde está el cuerpo, si ya falleció. La afectó estar ligada con alguien metido en el crimen organizado. Temían que supiera algunos detalles no gratos».

«Al gobierno le interesa tratar a la gente con paternalismos, callarla con dádivas. Nosotras queremos hacer un mapa de riesgo y si tienen el interés que trabajemos juntos, lo hagamos. Consiste en clasificar todos los casos que se han dado. Si se ausentaron por la amiga, redes sociales, fin de semana o en realidad están desaparecidas. Conocer las circunstancias para clasificarlas, abrir los ojos. En la zona norte, se pierden mujeres de 13 a 20 años. En el oriente y otros municipios, si revisamos la declaratoria, hay hasta de 70 años que traemos en las listas. La procuraduría ni siquiera manifiesta las causales. Existe algo importante y lo reitero: a la autoridad no le interesa el tema de las mujeres violentadas, revictimizadas, desaparecidas. Antes de las marchas, no recuperaban a nadie. Pero en los días que presionamos, hallaron tres o cuatro. Necesitamos reclamar de manera constante. En el caso de Paola Castro, la procuraduría tiene varias líneas de análisis. Dicen que tuvo una desavenencia con la pareja, que anda en las marchas. Cuántos casos tenemos que las matan o encostalan y se hacen visibles para ver cuánto se avanza en las pesquisas. No quiero decir que sea responsable, porque tampoco existe una línea concreta. Como representante de la red nacional de organizaciones civiles, estamos preocupadas y pedimos una cita con el gobernador Carreras, para abordar el uso negativo de las redes sociales».

«Hay muchos perfiles de jovencitas donde los sujetos ponen una foto atractiva y las engañan. Hicimos algunas pruebas. Tuve la oportunidad de trabajar en prevenir el delito. Realizamos algunos sondeos con perfiles falsos, donde se les pregunta si están en equis escuela, contestan a la que asisten. Cuál deporte les gusta. Les sacan todos los datos. Es algo muy grave. Se pierde credibilidad en las desapariciones. Son chamacas que se fueron con el novio porque les dio la gana. Hay varios casos. Hace poco se perdieron cuatro jovencitas de secundaria en el sector norte. Salieron a divertirse con los amigos. Me tocó constatar un caso en Tequis, cuando sujetos que viajaban en una camioneta roja doble cabina, trataron de llevarse a dos jóvenes que se dirigían a la universidad. Gritaron pero nadie salió. Lograron zafarse. Se encierran. Mi hijo les llama porque no llegan. Las busca y encuentra aterrorizadas. Un día de febrero a las siete de la mañana, rescatamos a una joven que se la trajo un hombre de la zona media. Estaba en el hotel España, que se ubica en Universidad. El sitio tiene algo de raro, también agarraron a unos seudo sicarios. Sacamos a la muchacha, le conseguimos un lugar donde estudiar. Tenía 22 años. En su perfil, el sujeto exhibía mujeres desnudas. La niña optó seguirlo. No le gustaba la disciplina. Le valió, andaba en sandalias y con lo que traía puesto. Se volvió a escapar. ¡Cuántas desaparecidas quisieran otra oportunidad!. Como red, hacemos un documento para entregarlo al congreso y ejecutivo, para cuando surjan casos similares, de las que huyen para probar lo que se siente, traer a la autoridad y familia como locos, se les aplique un trabajo comunitario, darles terapia psicológica. A los padres fijarles una pena administrativa en pesos, semejante a los que son encontrados al momento de orinar en la vía publica. Todo se genera por la permisividad de los padres, que ahora les dejan el cuidado de los hijos a los medios electrónicos. Se carece de valores y falta de comunicación. Es lo que provoca tantos descalabros y le resta credibilidad a las demás situaciones que muchas veces son reales. La mamá de la joven secuestrada en Zacatecas me abordó en un acto del ayuntamiento. Me imaginaba que el problema de las desaparecidas era algo mínimo, pero me equivoqué. En San Luis Potosí las activistas no se meten de lleno. Son de oportunidad. No acuden a la procuraduría por un documento, que se investigue. No hay seguimiento en los medios. La procuraduría maneja números rosas. Les pedí todo el 2015, cuántos feminicidios hubo de enero a diciembre en lo general. Despues solicité el dato desglosado, por municipios. Añadí robos con violencia, violaciones, extorsiones»… continúa (tomada de la versión impresa, Octubre 2016)