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Cárcel a los políticos que no cumplan promesas de campaña

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                                                 Chalita. Ya basta

La Confederación Patronal de la República Mexicana local hará una propuesta ante el poder legislativo para castigar con cárcel a todos los políticos que una vez ganadas las elecciones, no cumplan lo prometido en campaña, dijo el presidente del organismo empresarial en San Luis Potosí, Jaime Chalita Zarur. Exigió a la clase política mayor honestidad para que el país salga adelante. Expuso que habrá de señalar los desaciertos de quienes gobiernan el país, pero también propuestas de beneficio social. Puso de ejemplo como falta de honestidad, los recursos económicos que se bajan de organismos internacionales para engordar la burocracia que crece. El dinero no llega a los ciudadanos que lo necesitan. El gobierno los mantiene como reos electorales con una despensa. Dijo que los potosinos no son limosneros ni necesitan mesías modernos ni super populistas, solo fuentes de empleo bien remuneradas.

Anunció que la Coparmex no será más comparsa de nadie. Ya dio muestras de su nueva postura. No firmó el acuerdo de austeridad que se hizo en Los Pinos, tampoco asistió a la inauguración del libramiento poniente en la capital que hizo el presidente Enrique Peña Nieto, que se gastó en tres giras al estado entre 8 y 9 millones de pesos que deberían canalizarse a aminorar la pobreza. Dijo que México es un país donde la miseria es funcional. Lo comparó con Corea del Sur, Corea del Norte o Alemania en la etapa que fueron devastadas por la guerra. Ahora Corea del Sur produce el 12% de su producto interno bruto, Japón el 6%, China un porcentaje similar, mientras México en sus mejores tiempos alcanzó el 2.5% y sigue a la baja.

Otros males que se padecen son los huecos en las leyes que a propósito dejan los legisladores. Los aprovechan funcionarios para irse impunes, como el ex gobernador Fernando Toranzo. Pueden cometer delitos y sólo se les castiga con el cobro de una cantidad mínima de lo que desviaron. Jaime Chalita señaló que en la Coparmex existe una filosofía que consiste en tener empresas socialmente responsables. “Hemos decidido dejar de ser personas que solo ven pasar los acontecimientos políticos y sociales, queremos ser actores de nuestro propio destino». Expuso que algunos sectores empresariales solo asisten a aplaudir. Aludió a las dos últimas semanas de diciembre, cuando los mexicanos padecieron la falta de gasolina y luego el aumento a los precios de los hidrocarburos. La república había caído en la ingobernabilidad en 10 estados, lo que preocupó a Peña Nieto. Entonces convocó a los actores de la productividad, como sindicatos y grupos empresariales. La Coparmex no firmó el pacto de austeridad ya que sólo buscaron los reflectores y que la gente tuviera cierta calma. El mensaje fue muy claro: lo que se anhela es que México trabaje y no caiga en el populismo. Un país que crezca, con oportunidades para todos, no ser limosneros.

Chalita citó a la doctora Verónica Villaresti, investigadora de la facultad de economía de la Universidad Nacional Autónoma de México que decía que en el país la pobreza es funcional, porque le conviene al gobierno tener pobres, sujetos a ayudas de organismos internacionales, por lo que reciben muchos millones de pesos, que son absorbidos por la burocracia. A los marginales no les llegan recursos para mantenerlos como clientes electorales. «Es un fenómeno que ya no puede seguir si buscamos ser protagonistas».

Puntualizó que la Coparmex levantó la voz y mano para decir que busca componer al país. Un ejemplo fue no asistir a la inauguración del Libramiento Poniente por parte del presidente de la república Enrique Peña Nieto el 27 de febrero del año en curso. «Fue un acto de congruencia y para que se note que el presidente no cumple ni siquiera firmando sus promesas. Hay como 50 compromisos que signó en San Luis Potosí y no ha saldado ni la mitad. No fuimso para protestar y decirle que que tenemos la razón. Sus visitas oscilan en los 8 y 9 millones con toda la logística, filtros de seguridad, camiones y camionetas que transportan toldos y sistemas de sonido».

Explicó que la movilidad del avión presidencial y helicópteros cuestan mucho dinero. Las tres visitas del presidente al estado se pudieron ahorrar para el mantenimiento de carreteras, sistema educativo, mejorar el sistema de salud y exigir se transparente la rendición de cuentas. Sostuvo que se vive en San Luis una competencia para ser más populista, ya que hay regalos por todos lados. Pero se le niega la oportunidad a la gente del altiplano para crecer. Les entregan despensas que se traducen en limosnas electorales, que antes entregaban en tiempos de comicios, hoy sucede cada mes. «No somos pepenadores ni necesitamos mesías modernos super populistas. Se requieren fuentes de empleo remuneradas o micro empresarios que luego se hagan grandes empresarios”… continúa (tomado de la versión impresa, abril 2017)