Eon los ajustes de cuentas que lleva a cabo el gobernador Ricardo Gallardo, sobresalen algunas aristas que pueden resultar contradictorias o jocosas. Por ejemplo, se juntan en la cárcel, por sus historiales fraudulentos, la ex secretaria de salud, Mónica Rangel y su otrora cómplice, el motivador y dueño de empresas fantasmas y factureras, Gabriel Salazar Soto. Gallardo castiga los saqueos que hizo Rangel, coludida con su jefe, Juan Manuel Carreras, en las compras de medicinas chafas para combatir el cáncer a través del hospital central. Pero en esencia, es el mismo caso que pudo llevarlo a las mazmorras, al malversar como alcalde de Soledad, más de 200 millones de pesos, que lavó a través de diversas firmas, como las clínicas Wong y Axioma Kuzuri. No es casual que ahora busque con denuedo, convertirse en altruista promotor en investigaciones sobre el cáncer.

Al actual mandatario y su padre, Ricardo Gallardo Juárez, los acusan de robarse del erario de Soledad y la capital, más de 20 mil millones de pesos en un lapso que supera los 15 años. Es la misma cifra que le atribuyen a Carreras, pero en un sexenio y en lo individual. Otra de las razones para que sea considerado candidato a inquilino de la penitenciaría de La Pila. Rangel y Gallardo fueron los candidatos predilectos a la gubernatura de su mecenas, el presidente Andrés Manuel López Obrador y del dirigente nacional de Morena, Mario Delgado.

Ambos defendieron a ultranza las tesis de la llamada Cuarta Transformación. Pero en campaña, Rangel y Delgado despotricaron contra el comerciante de pollos, al que acusaron de no tener el perfil ético para representar el cambio digno. Pero Gallardo ganó con el Verde Ecologista. El tabasqueño y Delgado, rápido encomiaron su triunfo, que hicieron suyo. Rangel fue traicionada por todos y ahora es la única que paga los latrocinios cometidos en equipo.

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