Un escenario difícil de sortear

4 enero, 202110:28 pmAutor: Juan Pablo MorenoCapital Noticias

Apenas anunció el magistrado administrativo con licencia, Juan Ramiro Robledo Ruiz, que se sumaba a la contienda por la gubernatura a través de las siglas de Morena, cuando rápido se le fue a la yugular el delegado de programas integrales de bienestar, Gabino Morales Mendoza, quien le restregó, abandonar al ahora presidente, Andrés Manuel López Obrador, en la fallida campaña del 2012, cuando lo dejó sólo en su recorrido por la entidad, pues se cansó. Resaltó que tampoco lo vieron en el 2015. Expuso que en el video donde el ex senador anuncia sus intenciones de competir, el funcionario recalcó que se le nota forzado, no muy convencido de participar. Entonces el catedrático y ex asesor panista, Oswaldo Ríos Medrano, publicó una sintética currícula del también ex diputado federal. “Abogado, litigante, 40 años de docencia, secretario de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, subsecretario federal, candidato a gobernador y presidente de la Asociación de Magistrados de Justicia Administrativa. Gabino Morales, burócrata de Azcapotzalco”. Rápido le contestó: “bájale el cierre”. Se armó el escándalo.

Ríos calificó de zafio a Morales, al sentirse en desventaja “por comparar su miserable trayectoria. Su vulgaridad confirma su bajeza, ¿qué más se puede esperar de un violento, abusador sexual y patán?”. El funcionario atajó que no se le puede contestar de otra manera, al que insulta todos los días al que se le pone al frente. El académico le restregó, “no eres relevante, ni en Twiter, en la vida ni en nada. La diferencia es que eres servidor público, pero tu presencia es deshonra y ensucia todo lo que toca. Yo no insulto, cuestiono. Es mi derecho como ciudadano. Razona, a lo mejor entiendes”. Morales increpó: “tú no cuestionas, sólo revisa tus últimos tres tuits, son insultos, descalificaciones y ofensas”. Ríos se defendió. “Además de todo eres un vulgar mentiroso. ¿Insultos?, no. Cuestionamientos frontales a la farsa de gobierno y al simulacro de presidente que tenemos. Entérate, que no dejaré de hacerlo, aunque te arda, les quité la careta: su farsa será descubierta”. Se sumó al pleito la directora del registro civil, Luz María Lastras, sempiterna seguidora de Robledo. Juntos no pudieron ganarle a Morales las primeras elecciones del comité estatal de Morena. La disputa tenía un halo de revancha. “¿En serio, no puedo creer que la respuesta sea real? Lástima que funcionarios de alto rango, no estén a la altura de la tarea que se les encomendó. Es triste, haya gente que demerite el gran esfuerzo del presidente y la 4T”. Sumó el emoj de una cara pensativa.

Morales aprovechó el error. “Ya supéralo, ha pasado mucho tiempo y no aceptas la derrota”. Se sumó un interlocutor más. Un tal Jaime CCS Redes, que denostó a Morales. “Solo al verle la cara en su perfil, queda a deber mucho, es de los que se mantiene en cero de trayectoria y se sienten los reyes de la galaxia”. El aludido se defendió. “Se nota que no tienes espejos”. Jaime CCS Redes siguió. “¿Es el nivel de super delegado que ostentas? Resultaste de lo más corriente que puede tener la cuarta tranza. En lugar de defender tu postura con acciones, lo haces con insultos detrás de un teclado. Dan pena todos ustedes”. Morales: “¿que no saben leer?, se describen tal cual”. Otra vez Lastras. “Pobre, nada tendría que fuera tan feo, como lo es, si tuviera un poco de decencia, pero aunado a su naquez, también está señalado de pederasta y acosador”. Le pone un emoj de vómito. Morales insiste. “Aún recuerdo tu cara de frustración y desencanto, después de leer tu carta de renuncia al PRI. A los 5 minutos estabas de regreso, donde siempre debiste quedarte”. El ex delegado regional de la zona metropolitana, Leonel Serrato, al que Morales le dejó la estafeta de la contienda, destacó que Robledo está acostumbrado a la vieja usanza, sacarlo del domicilio y rogarle que los abandere. Resaltó que López Obrador jamás lo volverá a buscar, después de abandonarlo en tres ocasiones vitales, cuándo lo necesitaba.

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Falta hacer un recuento minucioso del paralelismo que existe entre Juan Ramiro Robledo y el maximato local, Horacio Sánchez Unzueta. Las etapas donde convergieron, quizás simpatizaron, hasta confrontarse sin reposo. Robledo era elemento fundamental del llamado Grupo Universidad, de donde salió el fallido gobernador, Florencio Salazar Martínez, que impuso a sangre y fuego como alcalde de la capital, al abogado patronal, Guillermo Medina de los Santos. Fue el inicio de la debacle de Salazar, que se abrió un flanco de ataque, irreconciliable, con el matador de dragones, Salvador Nava, que no iba a descansar hasta llevarlo al

patíbulo. Salazar también se había confrontado de manera suicida con su antecesor, el líder nacional del magisterio, Carlos Jonguitud, que esperó paciente el momento para hacerlo talco. La muerte de varios reos comunes y líderes sociales encerrados en la penitenciaría, aceleraron la caída del que antes fuera un icónico apagafuegos del PRI en zonas inestables como Oaxaca.

Antes de hundirse el banco, lo abandonaron sus espantados colaboradores, como el titular de programación y presupuesto, Horacio Sánchez Unzueta. Robledo se fortaleció al cobijo del rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Alfonso Lastras, que lo nombró secretario, con facultades plenipotenciarias. Desde el cercano palacio, controlaban a distancia al endeble interino, Leopoldino Ortiz Santos, que luego tuvo como secretario de hierro a Robledo, que se convirtió en el poder tras bambalinas, los 4 años restantes del sexenio. Sánchez Unzueta se refugió en México, con el jefe del departamento el Distrito Federal, Manuel Camacho, que encargó a su alfil, Marcelo Ebrard, fundar el Partido del Centro Democrático. Robledo facilitó el escenario para que después de Ortiz, llegara el diplomático y ex senador Fausto Zapata Loredo, que dimite a los 14 días, acusado por Nava de fraude electoral. En la revuelta, se cuela como diputado federal, Sánchez Unzueta. El ex alcalde de Valles, Antonio Esper, su futuro mecenas, certero brujo, vaticinó: “no le pierdan la pista al próximo gobernador”.

Se vienen los frenéticos y voraces interinatos. El presidente Carlos Salinas envía de relevo a su “maestro político”, el agregado cultural en Chile, Gonzalo Martínez Corbalá, al que le carga el maletín, el todavía mandatario, Juan Manuel Carreras. Aprovecha la coyuntura para ensayar la guajira estrategia de reelegirse a través del también ex director del Infonavit. Todo resultó un fracaso rotundo. Llegó el empresario del ramo automotriz, Teófilo Torres Corzo, que reparte durante 7 meses, maletines repletos de dinero a sus incondicionales. Convoca a comicios. Sánchez Unzueta mide fuerzas contra su querida suegra, Concepción Calvillo Alonso y el testimonial panista, Jorge Lozano. Gana sin el mínimo esfuerzo en 1993, termina en 1997. Mientras, Robledo es ungido senador del PRI en 1994. Sánchez firma un pacto de sangre con su otrora aliado: al término del mandato, le dejará la estafeta. Pero no cumple. Se inclina por el incondicional secretario de finanzas, Fernando Silva Nieto.

Los seguidores de Robledo acusan a Sánchez de fracturar el relevo generacional, que afectó el futuro político de incontables Macabeos, como se conoció a sus huestes, renuentes a comer carne de puerco. Era el rechazo eufemístico al cacique Jonguitud. Robledo busca venganza. Con un trato tirante y distante, Sánchez y Silva le hacen creer que lo apoyarán para convertirlo en alcalde de la capital. Lo sacan a flote después de un ríspido encontronazo con el comerciante de insumos electrónicos, Fernando Pérez Espinosa. Pero falta la aduana más complicada, el panista en ascenso, Marcelo de los Santos, con el que empata en los primeros comicios. En la segunda ronda, lo sepultan. Robledo aguante estoico las zancadillas. Al menos ubicó como diputado local a su belicoso lugarteniente, Fabián Espinosa Díaz de León, un molesto contrapeso de Silva. En el 2003, confiado en que el dueto adverso le dará mejor trato, Robledo se inscribe a la contienda interna del PRI para la gubernatura. Compite contra sus correligionarios, Manuel Medellín, Elías Dip y el ex alcalde de la capital, Luis José García Julián, que se impone.

Los derrotados alegan dados cargados a favor del ex alcalde de la capital. Dip y Robledo emigran al PRD. En las votaciones constitucionales, Sánchez se inclina por Marcelo de los Santos, deja solo García, que tapizado de deudas, remata el patrimonio. En la etapa proselitista, Robledo hace equipo con otro cismático, el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, que busca infructuoso la presidencia de la república. Robledo y el notario uno, Eduardo Martínez Benavente, acceden a una curul y se convierten feroces opositores del contador público, al que obligan a comparecer ante el congreso. Marcelo de los Santos busca zafarse del asfixiante yugo de Sánchez Unzueta, que lo acusa de vender la plaza al crimen organizado. El tribuno Leonel Serrato se planta cada semana afuera del palacio de gobierno, donde denuncia la conducta criminal del mandatario. El jefe político unge al cirujano de bajísimo nivel, Fernando Toranzo, que incorpora como secretario del ramo educativo a Carreras, que ya en el mando, nombra como secretario de gobierno a Alejandro Leal Tobías, cercano en los afectos de Robledo.

Su hijo, Juan Ramiro Robledo López es designado secretario de comunicaciones y transportes. Sabedor de su cercanía con López Obrador, cercana la competencia electoral, Carreras impulsa a Robledo como

presidente del Tribunal Estatal de Justicia Administrativa. Leal provoca que Robledo se reencuentre con López Obrador, lo que lo impulsa a entrar a la complicada contienda interna de Morena, donde de nuevo, su histórico enemigo le lleva la ventaja. Controla de manera férrea al notario Serrato, al senador Primo Dothé y no se descarta al edil de Valles, Adrián Esper, sobrino del director de los parques Tangamanga, Antonio Esper y primo del secretario de turismo, Arturo Esper Sulaimán, a los que el maximato controla desde hace décadas. El escenario para Robledo es apocalíptico.

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En las diversas entrevistas que Robledo ha dado a medios electrónicos, estableció que entró a la competencia porque busca como el presidente, se instaure el estado de bienestar y garanticen los elementos mínimos de apoyo a la ciudadanía en lo educativo, salud y seguridad. “La violencia es un problema difícil. No hay en México una policía eficaz, apenas la Guardia Nacional camina, se organiza. Enfrentan criminales organizados, con poder corruptor y gran armamento. Pero tenemos algo a la mano, le podemos solicitar a la secretaría de seguridad local, aumente la presencia de las fuerzas federales. Hacer un recuento de todo lo que sucede en la materia. Coordinar a los militares, policías estatales y municipales en lo que puedan ayudar. Se puede repetir el esquema central, en lo inmediato. Los programas sociales pueden ayudar a mediano plazo, porque apartan a los jóvenes de caer en las redes de delincuencia organizada”.

Recordó que en 1995-96, le tocó crear e instalar el Sistema Nacional de Seguridad Pública, sobre la base de coordinar todas las policías del país, capacitarlas para formar un ente profesional. Fue donde nació la policía federal. “Ahora es distinto, la delincuencia está desbordada. Los feminicidios son otro tema sensible, delicado. Hay una deuda con las mujeres, un rezago en atender el papel que desempeñan. Su rol histórico ha sido relegado. En varios aspectos han conseguido espacios, como en la política. Hay que reforzar los cuidados preventivos, inducir en la niñez y adolescentes, el respeto al papel de las mujeres”.

En economía, busca el beneficio de la mayoría, para evitar el desbordamiento social, saqueos y que el hambre no motive rebeliones. “El gran problema de México es la enorme desigualdad que existe entre los que tienen muchísimo y los que ganan un salario de vergüenza, que no se movió desde 1989 al 2019, abajo del crecimiento inflacionario. En diciembre del 2018, cuando llega el presidente López Obrador, estaba en 82 pesos diarios. A enero del 2020, sube a 122 y se propone acercarlo a los 200. No obstante, se trata de la paga más baja de América Latina. Falta procurar que el trabajo se pague más, se reconozca y recompense. No me explico, se haya incumplido con el reparto de utilidades desde hace muchos años. No se han promovido las sociedades cooperativas, para que los obreros sean dueños de sus propias empresas. El trabajo para mi es lo más importante, el que labora tiene derecho a todo”.

“La mujer ha sido relegada por patrones mentales y culturales de una sociedad machista. Cuando éramos niños, nos dijeron que teníamos roles distintos. Sin darnos cuenta, crecimos con estereotipos. En los últimos años hubo cambios ligeros cuando en las universidades abrieron la matrícula a las mujeres. En los 80, hubo una apertura importante, se reconoció la autonomía de las universidades públicas. Ahora en la autónoma, es mayor el sector femenino. Imparto clases desde hace 45 años, donde tengo más mujeres. Debemos pugnar que la preparación sea igualitaria. Las damas son más responsables, cumplidas, honestas, eficientes. Como alumnas, son las más aplicadas”.

“El gobernador Carreras ha sido cuidadoso y respetuoso de todos los potosinos. Ha entendido la propuesta de cambio del presidente. La huasteca será la prioridad en mi gobierno, ya que existen miles de indígenas postrados, debido a la desigualdad social. En el campo se paga poco, la riqueza está mal repartida. Es una nación de Mesoamérica, hay una cultura sincrética. Piden ayuda para el estómago. He recorrido el estado en campaña, como secretario de gobierno y senador. En el altiplano hay pobreza porque faltan recursos naturales. La gente solicita obras colectivas, escuelas, caminos, pozos de agua, mejorar alguna obra comunal. Pero se puede desarrollar la ganadería. La zona media tiene un gran potencial agropecuario, agro industrial. Soledad, la capital y municipios aledaños, están apuntados para ser un emporio industrial, en el ramo automotriz”.

“No soy miembro de Morena, me salí del PRI en el 2003 y no me he inscrito en ningún otro partido. Fui diputado externo del PRD. Sigo en el mismo estrato, guardo igual respeto para la militancia de Morena y la dirigencia. Con López Obrador tengo un trato positivo. Fui su coordinador de redes ciudadanas y de campaña en el 2006. Empezamos el trabajo en una etapa heroica. En el 2009 fui candidato a gobernador por el PT, PRD y Convergencia. Eran los partidos del presidente, anduvimos juntos en campaña. Es un hombre con gran carisma y liderazgo extraordinario. Sin su ayuda, la competencia será muy pareja, hay que redoblar esfuerzos, hablarle claro a la gente y competir con éxito. Las alianzas son figuras que en todo el mundo funcionan. En unos países, son obligatorias para poder formar gobierno. En México, con un sistema presidencialista, se elige en las casillas una figura con facultades muy importantes. Se necesitan alianzas para formar el parlamento y tener concordia”.

“Hasta ahora en San Luis se han manejado las coaliciones. Son figuras parecidas a las que antes se llamaban candidaturas comunes, donde cada partido conserva su emblema, personalidad jurídica y llevan al mismo candidato. En las alianzas, todos los partidos conforman uno nuevo, solo para las elecciones. Es más difícil, confunden a la gente. En lo que toca a Morena, las dirigencias toman las decisiones, calculan lo que conviene a cada integrante. La alianza del PRI y PAN es una contra natura. No sabemos qué dirán los priistas, cuando les pongan en su emblema, la cara de un panista o viceversa. Hay que ser solidarios con el resultado de la encuesta, es el método que ha elegido Morena para sacar al candidato. Es obligado, es una condición para participar. Puedo ayudar con la experiencia que tengo y mi voluntad. Al que resulte, lo apoyaremos. Tengo el carácter suficiente para conseguir el cargo. Lo que se debe hacer en San Luis para gobernarlo. Está a la vista mi hoja de servicios. Si alguien encuentra que me coludí en un acto de corrupción, lo señale. Lo ponen en la mesa y me retiro”.

Un complicado futuro

Los escenarios trágicos en San Luis, parece que se repiten dialécticos. El anuncio inesperado de que la cúpula de Morena sólo quiere a cuatro contendientes, en perjuicio de los demás, podría desatar en los días sucesivos, una revuelta intestinal que socavaría la vida ordinaria o nada. Lo que abona a la tesis de la emboscada que se cierne sobre Robledo, el único que no se dejaría ningunear por el maximato local, que buscará aniquilarlo para siempre. El magistrado con licencia ya recibió los primeros avisos. Gabino Morales lo pintó como un hombre exhausto y de haber traicionado la confianza del presidente, al que antes desairó en tres ocasiones, cuando lo invitó a sumarse a otras luchas electorales. Y sobre los presuntos cuatro ungidos a competir, tres, Leonel Serrato, Primo Dothé y Adrián Esper, se pueden poner muy fácil de acuerdo. Al alcalde de Valles lo pudieron doblegar con ortodoxas maniobras vinculadas a los manejos del erario. Antes, ya lo había destapado el diputado federal, Gerardo Fernández Noroña, como candidato del PT a la gubernatura. La suma del huasteco independiente, la pudieron urdir Serrato y Morales.

La última batalla de Robledo se puede circunscribir a la emboscada casera que ya le tejen. Su incursión tardía, lo ubican casi igual, a la etapa en que se apuntó a la contienda interna del PRI, en la búsqueda de la presidencia municipal de la capital, donde, sin esfuerzos, derrotó al comerciante del ramo electrónico, Fernando Pérez Espinosa. Pero la sorpresa vendría después, en el rejuego constitucional. Fue demolido, inmisericorde, por el panista, Marcelo de los Santos, al que le confeccionaron unos comicios de estado. A Robledo le pueden cambiar el escenario, acribillarlo en los prolegómenos. Las encuestas amañadas dirán que sus intenciones de voto no llegan ni al 10%. O que nadie lo conoce fuera de su hogar. Aunque lo pueden dejar fuera más fácil, decir que no está afiliado al partido, como la gran mayoría de contendientes. Y entregar de manera absurda la gubernatura, al que determine Sánchez Unzueta. La insidia camina para enterrarlo en definitiva. Salvo que sea, como algunos temen, el caballo negro, el candidato del tabasqueño.

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