Leopoldo Stevens desestima que el puente Tampico tenga un deslizamiento de 14 centímetros

28 agosto, 20177:44 pmAutor: Juan Pablo MorenoCapital Municipios Noticias

Como “cabeza de sector”, el secretario de desarrollo urbano, vivienda y obras públicas, Leopoldo Stevens Amaro, por su ineficacia, ha convertido al periférico norte en un auténtico muladar. Las prolongadas zanjas, basura, escombros, baches, provocaron que la humedad alcanzaran a varios puentes, que por la falta de mantenimiento, ya presentan severas afectaciones. El que se ubica frente a la empresa Pilgrim´s Pride o Tampico ha generado una controversia. Algunos expertos manejan que tiene una caída o declive de 45 centímetros. Fuentes del Centro de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes manejan que se encuentra en el rango de los 8 centímetros permitidos. La Noticia le solicitó a un connotado contratista local hacer las mediciones pertinentes. El inmueble se ha inclinado 14 centímetros. El arroyo vehicular presenta diversos asentamientos y baches. Si las fallas no se remedian en el corto plazo, podría sufrir un desplome.

            A lo largo de un tramo de 9 kilómetros donde se ubican 11 puentes que inauguró el presidente Enrique Peña Nieto en marzo del 2015, en ambas laterales se aprecian incontables montones de escombro, baches, tomas de aguas sin cubrir. En la parte donde se juntan dos tipos de pavimento, dejaron una prolongada cuneta. Un concreto denota calidad deficiente al pegarse con el otro. Varios negocios invaden con sus vehículos el raudo carril sin ninguna señalética preventiva. En los dos sitios donde se recicla la basura, además del olor nauseabundo y notoria suciedad, los trailes y camionetas obstruyen el área de tránsito, constante augurio de accidentes fatales. Las circunstancias se complican por las noches, por el mediocre iluminado y las decenas de lámparas torcidas, casi dobladas, que tienen varios meses en el completo abandono.

            En las partes bajas de los puentes, a través de las escamas, brota una vigorosa maleza que se alimenta de las filtraciones de agua que llega de todas partes por el fenómeno de la capilaridad. En las múltiples fallas técnicas, se infiere que en lugar de tepetate, los constructores pudieron usar cualquier tipo de tierra para el relleno, donde se filtraron las volátiles semillas. Las contenciones de hierro aparecen rotas. Las protecciones centrales se encuentran dañadas. En el puente Peñasco o Laredo las escamas se botaron. Uno de los expertos consultados dijo que semejan la destartalada caja de un camión de carga.

            Varios brocales salen del piso, por lo que se convierten en filosos y agresivos topes que pueden ocasionar ponchaduras en las llantas de los vehículos que se mueven a alta velocidad. En otras partes están sumidos, se transforman en baches que pueden afectar las suspensiones. También son de alto riesgo las cajas de válvulas sin tapa, lo que se complica en la oscuridad. Hay diversas obras de agua potable y alcantarillado, que cuando son cubiertas después de varias semanas de estorbo, por las deficientes compactaciones, forman prolongadas hendiduras. Abajo del puente Tampico, la trasnacional Kansas City, unilateral, con el argumento de ser dueña del derecho de vía, bloqueó la vialidad en los carriles de ida y vuelta con sendos y profundos hoyancos. El propósito es obligar a la Seduvop, haga el proyecto y ejecute las obras para instalar un semáforo y la pluma que evite choques fatales del ferrocarril con los carros que se le crucen.

            Los momentos más exasperantes se viven cuando los trailes y otros vehículos pesados quedan atrapados en la maraña de unidades. Se les complica dar vuelta en “u” al encontrarse en una ruta sin salida. Los embotellamientos generan gran desperdicio de combustible y horas de trabajo-hombre. Algunos conductores avezados, cruzan los rieles y se arriesgan a manejar en contra un tramo de 100 metros. El conflicto se generó año y medio antes que dejara el cargo el ex gobernador Fernando Toranzo. Y lleva el mismo lapso con Juan Manuel Carreras. Los antecedentes del batidero se ubican en la etapa que fue director de la Comisión Estatal de Agua, Aldo Ruiz Hernández, que no tenía el perfil para el cargo, ya que era contador público. Las incontables zanjas que abrió para instalar tomas de agua y drenaje, captaron una gran humedad que alcanzó los cercanos puentes. Después tuvo que romper de nuevo el concreto para hacer otras conexiones que se le olvidaron, lo que complicó el entorno.

El ex vocero de Toranzo, el doctor en políticas públicas, Roberto Armando Naif Kuri, acusó a Ruiz Hernández de cometer actos de rapiña al exigir sobornos millonarios a constructores, hasta por 5 millones de pesos, por asignarles trabajos hidráulicos. Tenía como recaudador al director de planeación, Miguel Ángel García Castillo. También contó con la complicidad del fugaz secretario de gobierno, Eduardo González Sierra. Naif también acusó de tráfico de influencias al ex director de los parques Tangamanga y actual delegado de la Comisión Nacional Forestal, Martín Toranzo Fernández, hermano del ex mandatario. En respuesta, el funcionario demandó por daño moral al ex jefe de prensa, que se alió para atacarlo con el ahora diputado federal, Cándido Ochoa Rojas y el mismo González Sierra… (tomado de la revista impresa, Julio 2017)

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