La democratización postergada

10 febrero, 20205:50 pmAutor: Felipe de Jesús Cervantes PérezCapital Noticias Opinion

Cuando Vito Lucas era secretario de la sección 26 del magisterio, (1992-1995) descalificaba nuestra demanda de voto universal. Recuerdo que en una reunión, al proponer el procedimiento nos contestaba, entre serio y burlón, que no imaginaba cómo podría hacerse si éramos muchos, que no había un auditorio donde cupiera toda la membresía. Bueno, también descalificaba nuestra demanda de 90 días de aguinaldo porque las leyes federales no los contemplaban.

En un pleno seccional, cuando fungía como secretario general Juan Miranda (1995-1998), hicimos una propuesta de reforma estatutaria para democratizar la vida sindical. La guardaron en el cajón o la tiraron al bote de basura. Por cierto, quien presidía, se resistió cuanto pudo a que leyera completa la propuesta. Tuvo que ceder ante los reclamos de los delegados, donde figuró mi compa, Marcelino Loyde, que hasta lanzó al piso su saco durante su intervención de apoyo.

Para el 2003 topamos a la entonces dirigente nacional, Elba Esther Gordillo, durante el cierre de campaña del candidato del PRI a la gubernatura, Luis García Julián. Llegamos hasta el templete, donde se encontraba el entonces candidato acompañado del gobernador Fernando Silva Nieto, con más personalidades tricolores. Antes que iniciaran los discursos, gritamos a Gordillo por su nombre. Cuando se acercó, se puso en cuclillas para saludarme, creyó que era uno de sus partidarios. Tomé su mano y sin soltarla, le entregué con la otra libre, una carpeta, diciéndole que era la demanda para que la elección siguiente de la sección 26 se desarrollara mediante el voto universal, libre y directo.

Quiso soltarse furiosa varias veces sin éxito, reclamó que estaba en un acto partidista, que ya estaba contemplado el voto universal en el estatuto, que en otra ocasión nos atendería. Pero yo no la solté hasta sacarle el compromiso de recibirnos el mismo día, al terminar el acto.
Nos reunimos en un hotel del oriente de la ciudad con el profesor Rafael Ochoa Guzmán, quien justificó la ausencia de su jefa. Nos escuchó y se excusó por retirarse de manera prematura porque no quería perder su vuelo. La demanda fue ignorada y fue electo en congreso seccional el profesor Enrique Rodríguez Uresti (2004-2008). En tal comité fui electo secretario de créditos y vivienda.

La reforma estatutaria realizada a la caída de Carlos Jonguitud e impulsada por el salinato, permitió la integración de grupos disidentes a los comités seccionales. Las planillas de unidad se sucedieron en los congresos donde fueron electos Vito Lucas Gómez (1992), Juan Miranda (1995), José Luis Briones (1998), Dimas Sagahón (2001) y Enrique Rodríguez (2004). Con un grupo de militantes de la disidencia potosina, impulsamos romper el esquema de la planilla de unidad. En la elección de 2004, buscamos presentar una fórmula opositora, estando dispuestos incluso a entregar la candidatura a la secretaría general al entonces encargado de conflictos de primarias, profesor José Díaz Díaz. Pero no se tuvo respuesta de los delegados que lo apoyaban y terminaron por disciplinarse a la línea nacional.

Para la elección de 2008 presentamos ante los delegados, la primera alternativa opositora y contendí como candidato a secretario general contra la planilla encabezada por el profesor Crisógono Sánchez. Fue un esfuerzo que trabajamos durante los cuatro años que estuvimos comisionados, enfrentando resistencias, aún de algunos disidentes que se habían acostumbrado a negociar a la segura alguna posición y una o dos presidencias de la comisión. Obtuvimos casi el 20% de votación, superando el mínimo de 15% estatutario y la mayor representación histórica obtenida por los disidentes, con presencia en siete secretarías de todas las regiones.

Pero teníamos pendiente del voto universal. Siempre lo dijimos: o cambiamos por nuestro gusto o nos cambiarán desde afuera. Pasó lo segundo. Tuvo que ganar la presidencia de la república un auténtico demócrata para que la dirigencia atendiera lo que no quiso ceder a la base trabajadora. Contra todo pronóstico, el magisterio tendrá en sus manos el destino de nuestro sindicato. No será fácil, nunca lo ha sido

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