Mandamientos gallardistas (corregidos y aumentados)

14 junio, 20187:46 pmAutor: Juan Antonio Rodríguez ChessaniCapital Opinion

*Dedicado con cariño para aquellos que escupen para arriba y excretan para todos lados, pegándole a los que los mantienen, con críticas falsas no sentidas, cursis, en domingos columneros.

La única forma de aceptar una serie de preceptos morales para conducirnos y regir comportamientos sería que provinieran de una deidad o de alguien con solvencia diversa para tomarse como ejemplo a seguir. En la última década se ha instaurado a la fuerza una nueva manera de hacer política en la atribulada Soledad, municipio conurbado al de la capital guachichil. Se han replicado los peores vicios que solo reflejan la vileza humana y la falta de escrúpulos o carencia de sentimientos. En un plano al borde del llanto, podría deducir que es por falta de progenitora o por no haber sido amamantados conforme al mandato natural.

Coincido con los dilectos lectores que poco importa mi estado anímico o mis lágrimas, solo a mí me interesa, por lo tanto procedo a enlistar los mandamientos de un sujeto torvo, ignorante, desquiciado y peligroso. Se hace la pertinente advertencia de quién no los cumpla, será excomulgado y privado de tanta sabiduría y beneficio social.

El primer mandamiento reza que este nahual deschavetado deberá ser amado como un dios, se le tendrá que rezar y adorar ante todas las circunstancias. Hincarse a su paso, jurarlo como patrón o jefe, nunca decir que sus atuendos son muy especiales por no decir vulgares y corrientes, que su inteligencia está por encima de santos y vírgenes y poner un altar en cada hogar con el busto de un adefesio de bigotito, so pena de ser olvidados y castigados por obra y gracia del señor de los jumentos.

El segundo mandamiento advierte que tantas plegarias, odas y alabanzas al rumiante, no deberán ser tomadas o proferidas en vano, será con una fe inquebrantable y un fervor como si de ello dependiera la vida misma. El tercer juramento ante el despojo de remedo de dictadorzuelo, será dedicarle todos los días del año, al menos hasta que concluya la pesadilla absurda, delirante y rupestre de sometimiento y esclavitud inconcebible.

No habrá otro padre y madre más que el antropófago de rancho. Es al único que se honrará. Se le besará la mano por saludo aunque esté enguantado por su delicadeza y exquisitez. Fieles a las tradiciones silvestres, se dirigirán a semejante payaso como “Tata Ricky†o en su defecto don Ricardo, con la mirada gacha, sin verlo a los enrojecidos ojos o puestos en blanco con todo y aureola.

El quinto mandamiento me lo brinco mejor. Estoy muy joven y me falta mucho por amar y ver. Creí que ya lo había visto todo y surge el energúmeno de la nada, siendo nada, sin nada de propuestas y sin nada de nada. Según la biblia lo peor está por venir con los dictados y ordenanzas silvestres de tal ente anodino.

Se cometerán todos los actos impuros posibles. El desenfreno sobre las pasiones carnales será una forma de vida, sin recato, sin límites y sin el menor pudor. Se robará todo lo humanamente posible y lo que no…también. Estando en el entendido de que solo hurtando se podrá asegurar la subsistencia. La única restricción que se impondrá será de que todo lo pillado se entregará a un solo recaudador que celosamente confiscará tales inmensas fortunas, ajenas, se sobreentiende.

Los falsos testimonios serán el pan nuestro de cada día. Conscientes estaremos que las masas inertes siempre serán crédulas hasta la ignominia. Podrán perder todos sus bienes escasos, pero nunca la creencia de que algún día se cumplirán las promesas proferidas por personas avariciosas que lucrarán con la fe y esperanza de los incautos que inundan los confines del universo.

Los deseos inmorales, los pensamientos impuros y toda la depravación que se pueda concebir en la tierra como en el cielo, serán adoptados religiosamente y nos ubicaran en nuestra realidad, en la única posible, lo demás serían sermones moralinos proscritos mediante una enmienda que el todopoderoso hará de su puño y letra o huella de sangre.

Codiciarás los bienes ajenos y te los apropiarás. La codicia no bastará, los expropiaremos de todas las formas posibles, aprovechando el temor de los poseedores. Entre más riquezas se acumulen, mas salvoconductos, perdones y condolencias se nos otorgarán en la búsqueda final del perdón divino, solo al desprendernos de una parte que se compartirá para que nos garantice la absolución obligada.

Las hordas y legiones de nuestros vasallos llegarán a conquistar vastos territorios, encabezados por el dios terrenal inspirado en el padre que de nuevo vendrá a juzgar a vivos y muertos… y su reino tendrá fin.

 

 

 

 

 

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