Comenzó de manera institucional el despilfarro de recursos público, perdón, campañas a distintos cargos empezando con los candidatos presidenciables, la cámara alta y baja, como algunos congresos locales y presidencias municipales, donde veremos un bombardeo publicitario, una guerra de mercadotecnia, spots de televisión, buscando el mejor guion, como si se tratase de una telenovela, aunque los políticos la han hecho de la política. Se ha convertido en un drama espectacular. Las imágenes no se parecen a los candidatos por tanto retoque, con lo que engañan al electorado, quieren convencer a una sociedad lastimada, decepcionada, engañada, al convertirse en la mejor opción de cambio con mensajes o discursos desgastados, llenos de demagogia pura.

Candidatos con una imagen no creíble, ahora parece que los participantes tratan de descubrir el hilo negro, buscan un baño de pueblo, sacarse la foto con la ama de casa, el chavo banda, el comerciante, con la crema y nata de la sociedad para después si te vi, ni me acuerdo. Cada momento de elecciones es la misma historia. Como dice el dicho, el indio no tiene la culpa, el ciudadano que lo hace servidor público y le da el voto. Lo que más lastima es el gasto que nos cuesta a todos, donde todos ponen y unos cuántos se lo gastan. En días recientes, la revista Forbes, la que fiscaliza el top ten de los millonarios más famosillos (porque a los dueños del mundo ni los mencionan) comentó que serían las elecciones más caras de la historia mexicana. Se destinarán 2 mil 148 millones de pesos de nuestros impuestos a los gastos de campañas, al mega simulacro que vivimos en una democracia cara y ficticia.

Se habla que cada voto nos costará más de 5 mil pesos, sin contar a los independientes y al propio INE, al cabo que pueblito paga. En medio de todo el escándalo, los ciudadanos esperan que ya no digan más mentiras, que sea una contienda de propuestas y alternativas reales, alcanzables. Y que los políticos hagan a un lado sus propios intereses egoístas. Nada de ataques, insultos, denostaciones, que muestren nivel de debate, madurez política. El país requiere cambios sustanciales, radicales, ya que gobiernos anteriores han sumido al país en grandes problemas que laceran, agravian y lastiman a cada ciudadano y que siguen latentes como la inseguridad extrema, la corrupción inmersa en todos los niveles de gobierno, amparada en la impunidad. Contienden 4 partidos en alianza o coaliciones, 2 por la vía independiente, cada uno trae su propia historia (cola) más negativa que positiva. El ciudadano debe elegir al menos peor.

En la vertiente de las corruptelas más recientes destaca el desvío de recursos públicos de miles de millones de pesos con la llamada estafa maestra de la secretaria de estado, Rosario Robles, solapada por los que dicen que no sabían. No existen instituciones que le pongan freno. Hace falta aplicar la ley ante tanta voracidad y ambición desmedida. Sigue vigente el tapaos los unos a los otros, se respeta el pacto no escrito sobre la impunidad, donde no pasa nada. En el primer debate organizado por el INE se abordó el tema política y gobierno, como subtema, la seguridad pública, democracia, pluralismo, combate a la corrupción, impunidad, ojalá que los candidatos, además de tener nociones de los problemas de México, sepan los cómos, las soluciones reales para los que enfrentamos la crisis económica, social y política.

No se diga la inseguridad y el cáncer de la corrupción e impunidad. El país, los ciudadanos, ya no estamos para esperar en vano falsas promesas, mentiras, debates sin propuestas concretas. Se necesitan soluciones sin simulaciones, el combate a la pobreza extrema, quitar el flagelo de la inseguridad, hacer cambios, reformas a las leyes que traigan beneficios colectivos, que los aspirantes a la silla presidencial tengan una mirada de estado, que hablen con la purita verdad. Estamos a tiempo de rescatar nuestro querido México, señores candidatos, un poco de ingenio y voluntad política para hacer los cambios que requiere la república. Ya no más transas para avanzar. Tampoco que van a cambiar la historia, que está en el pasado. Mejor preocúpense por el presente y solucionar los grandes problemas. Es donde está el reto.

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