Desesperado porque el gobernador Ricardo Gallardo lo tiene con un pie en el cuello, urgido por recuperar las cantidades millonarias que invirtió en dos campañas por alcanzar la alcaldía de Valles y patrocinar la de su nuevo y exigente jefe, el edil David Medina Salazar, buscó un poro de respiro. Trató de zafarse del yugo de su inexorable capataz. Para sortear a los contratistas que le impuso para ejecutar las obras más boyantes, sin licitar ni dar a conocer los elevados costos, fugaz, sin sustentos técnicos ni jurídicos, con la misma saña que el mandatario destruyó el arco de entrada a la huasteca, donde se embolsó sin el mínimo esfuerzo, 25 millones de pesos, buscó repetir la misma jugarreta. Para medir el ánimo ciudadano, manejó que iba a destruir la plaza y fuente que se ubica en las calles céntricas de la cabecera. Pero rápido se espantó cuando el coraje colectivo empezó a crecer.

La activista Cecilia Terrones, conminó a la gente a inconformarse. Se puso como meta juntar mil 500 firmas como muestra del rechazo a las acciones arbitrarias y sin consenso de Medina. Expuso que las obras a demoler, son figuras culturales icónicas y emblemáticas. “No debemos permitir que nos las quiten, menos cuando hay tantos inconformes. No toleremos más caprichos políticos, gastos innecesarios para que inflen y se llenen los bolsillos. Hay partes de la ciudad que merecen y necesitan más el apoyo en cuestiones básicas de vivienda, bacheo y luminarias. Valles necesita identidad, pertenencia y políticos preocupados por mejorar su aspecto. No sólo que se vea bonito, debe ser necesario�.

Gallardo alardeó que para antes de terminar el año en curso, tendrá en la bolsa a la mayoría de los 58 alcaldes. Tal vez se le complique dominar al belicoso edil de Rioverde, Arnulfo Urbiola, con el que tiene un paralelismo criminal. Será complicado someta al rebelde munícipe de Santa María del Río, Emanuel Govea, que venció dos a uno al candidato del Verde Ecologista, el cacique en declive, Pedro Reyna. Pero su objetivo más ambicioso es el de la capital, Enrique Galindo Ceballos, el único gran contrapeso que lo aleja de los reflectores. Cuando busque quitarle el presupuesto que supera los 3 mil millones de pesos, entonces el choque será frontal, inevitable. Es lo que sistemático ha buscado Gallardo, para imponer su prepotencia y arrogancia.

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