DecĂ­a mi abuela

20 julio, 20207:50 pmAutor: Cale AgundisCultura

La vida es el infierno mismo, es donde se apechugaba, se sufre, llora y se aprende a puros tablazos en las nalgas. Muchos le tememos a la muerte, pero se sabe que es un eterno descanso, en donde ya no se agoniza. Y pues si vamos a descansar por siempre, vamos a estar “bien chido” allá, mejor que acá. ¿A poco no? Sin preocupaciones, sin enfermedades, sin pagos de predial, hacienda, tenencias, colegiaturas, rentas, agua, luz, teléfonos, gas, gasolina, comida, divorcios, amores fallidos, pleitos, insultos, borrachos, enfrentamientos, multas, abogados, claro, pero sin existir en lo físico. O al menos no lo sabemos. Quiero imaginar que nuestra alma se va al cielo y que seguimos existiendo de una manera diferente. Allá arriba tengo a mi papá Luis, a mi abuela Carmelina, a mi tío Carlos, a mi tío David, mi tío Chuy, mi tío Ricardo, mi tía Rosita, a mi mejor amiga Bárbara, a mi buen amigo Julio y por supuesto a mis abuelos Rafael y Chelito. ¡Y hasta tengo a dos tíos sacerdotes en el cielo, fíjense, fíjense, fíjense! Tengo más gente querida arriba que abajo. La muerte es un cambio, una transición de oruga a mariposa. Los que logran volar al cielo son los que cumplieron ya con su metamorfosis, la mudanza es sencilla: no nos llevamos nada. El otro día hice cuentas y fíjense, si yo viviera otros 50 años, estaríamos hablando de que me faltarían, suponiendo que cocine una vez al día, 16 mil 800 veces de cocinar. Supongamos que lave tres kilos de ropa diario, 12 mil 600 kilos de ropa. Si lavara 4 platos 4 vasos por tres veces al día, me faltan 201 mil 600 piezas. Si manejo diario 6 kilómetros, ya nomás me cuelgan 100 mil 800 kilómetros y gastar 2 millones 640 mil pesos de gasolina. La distancia entre México y China es de 12 mil 825 kilómetros. Hablando que en 50 años, iría a China 7 veces caminando, casi 8. ¡Ay, Jesusito! ¡Ya ni hago cuentas de las veces que me faltan trapear, besar, cantar, bañarme, dormirme, doblar ropa! Eso si todo sale correcto. Si hay dinero, si hay ganas, si hay salud, si hay forma, si hay amor, si hay ilusión, si hay carro, si hay lavadora… jejeje de lo contario, todo se dificultaría. Así que pensar en la muerte no me asusta, ¿eh? Claro, nunca será opción, pero como me dijo mi papi un día: “el ir al cielo es solo otro camino, que algunos, al terminar nuestra transmutación en la tierra, debemos tomar”.

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