Los derechos humanos, la simulación institucionalizada

7 enero, 20208:49 pmAutor: Francisco Parra BarbosaColaboradores Opinion

Emilio Álvarez Icaza, hoy senador de la república por el PAN y luego, según él, independiente, fue presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, hoy Ciudad de México. Jorge Carpizo Mcgregor, Procurador General de la República y posterior Secretario de Gobernación en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, fue el primer presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Jorge Madrazo Cuellar, procurador general de la República con Ernesto Zedillo, antes fungió como presidente de la CNDH. Directores, subdirectores de área, amigos, compadres, amantes de gobernadores o secretarios de estado y de despacho, ocupan desde hace décadas, las presidencias de las Comisiones Nacional y Estatales de Derechos Humanos en México.

El 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, no hubo nada que celebrar, deberíamos avergonzarnos por lo que ha sucedido con la figura del ombudsman. Se ha convertido en una marioneta, que representa la simulación institucionalizada de los derechos humanos en el país. Es lo que conviene a los políticos, usar ahora, el lenguaje de la inclusión, la no discriminación y el respeto a la dignidad humana, pero cuando se trata de entrarle en serio, se echa para atrás el sistema económico y político y acaba imponiendo a cobardes que jamás serán empáticos con las víctimas de las violaciones a sus derechos humanos.

Ejemplos, sobran. El asunto no es muy diferente a nivel internacional, sólo baste recordar a Sergio García Ramírez, que llegó a ser presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero justificó y defendió el fraude electoral con que Televisa impuso a Enrique Peña Nieto en el poder, con la evidencia de la compra de votos y millonaria repartición de tarjetas de Soriana en 2012. Es decir, el ombudsman interamericano aquí y en corto, fue un antidemócrata mapache, violador de los derechos político electorales. México, candil de la calle y oscuridad de su casa en materia de Tratados Internacionales de Derechos Humanos, los ha firmado todos, pero casi no cumple ninguno, se lo escuché a un cínico funcionario de la Secretaria de Gobernación en el sexenio de Vicente Fox. Es ridículo cómo se designa a los y las presidentes/as de Derechos Humanos, los oscuros y grises personajes que se pavonean entregando premios a sus amigas e incondicionales adeptos en el Día de los Derechos Humanos

¿Quién los pone, de qué méritos presumen y qué privilegios gozan? Pareciera el mundo al revés pero las y los designados suelen ser desconocidos en el mundo de la promoción y defensa de dichos derechos. En múltiples casos, son lo contrario al respeto y salvaguarda de los derechos humanos. Disolutos ebrios consuetudinarios, cocainómanos perdidos, irresponsables padres con hijos regados a granel con una larga fila de demandas por pensiones alimenticias no pagadas. Amigas íntimas de la esposa del gobernador en turno o novias y hasta queridas de funcionarios de alta vara para lo que se ofrezca. Es el panorama. Y ni que decir sobre su preparación, conocimiento o trayectoria académica. Su lectura apenas llegó al preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos escrita hace 71 años por Eleonor Roosevelt.

En síntesis, al Estado Mexicano no le interesa contar con verdaderos defensores del pueblo y de los derechos humanos, prefiere tener adictos perros falderos y lambiscones que le aplaudan a los corruptos políticos y los poderes fácticos que usan a los cuerpos policiacos, al ejército y los servidores públicos como sus arietes para enriquecerse, extorsionando ciudadanos, imponiendo y vejando a grupos vulnerables, en una palabra, es el Estado el principal violador de los derechos humanos, que los desconoce dónde y cuanto quiere.

Hace unas semanas, se designó a la hija de Rosario Ibarra de Piedra como la nueva presidenta de la CNDH, rapidito muchos se inconformaron y la desconocieron. Ya se imaginan que el teatro se acabó y que probablemente, vayan a ser exhibidos en su inmundicia, sobre todo los panistas contrarios a López Obrador. En muchas entidades del país, la dictadura sigue impune, como en San Luis Potosí, donde instituciones de derechos humanos son cueva de ladrones, de abusadores sexuales, simuladores y compinches de lo peor y contrarios al tema. Veremos qué resulta de las oficinitas institucionalizadas que pregonan una doctrina y actúan al revés.

 

 

 

Comments

comments

Comments

comments